Amiguitos, la verdad es que poco suspense hay en una cinta en la que poco después de los trece minutos de metraje ya nos cuentan que una heredera llamada Justine Waters desapareció diecisiete años atrás, nos enseñan que las tazas de Abigail tienen una M labrada –cuando todos sabemos que una M no es más que una W al revés- y mediante rápidos flashback vemos como la joven tiene un pasado en el que sufrió o fue testigo de maltratos. Así, cuando nos enteramos que los vecinos recién mudados tienen una relación tormentosa que hace revivir a Abigail sus fantasmas, enseñándonos su punto flaco, la puerta de entrada a su mundo de reclusión... bueno, eso es lo que nos pone sobre aviso de que quizás no todo sea tan fortuito y nos da pistas sobre los malos de la cinta. En ese sentido, lo que tenía que ser un thriller claustrofóbico –como he leído en alguna de esas críticas tan positivas- enseña demasiado sus cartas como para que las sorpresas nos pillen por sorpresa –valga la redundancia- y lastra una película que no deja de ser –en mi opinión- la versión de calidad de una de esas cintas para la televisión que me temía antes de verla. Así pues, piltrafillas, aun siendo un producto de factura bastante aceptable, Columbus circle me ha defraudado por culpa de su guion demasiado previsible. Mi veredicto: recomendada para los que disfrutan con las películas de misterio de Antena 3 del domingo por la tarde y quieran algo –no mucho- más. Yo me perdí una siesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario