El mito del robador de libros
PUES nada, simplemente ocurrió que un día lo pilló el dependiente (que a la vez era el dueño de la librería) y se llevó algo muy distinto a lo que había venido a buscar, como suele cantarse. Cuentan las leyendas que el robador de libros no volvió a sustraer ninguno más y el mito se fue por donde llegó, directamente a la m*, para posarse obscenamente en otro jovenzuelo inadvertido y aún algo impúdico y dicharachero, hacia cuya cara imberbe se acerca a través del tiempo, silenciosa, la mano fornida y peluda de un dependiente al que aún no ha conocido.
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