De agujas y camellos
AQUELLA aguja perdida en un pajar poseía la extraña cualidad de permitir el paso a los camellos a través de su ojo diminuto, siempre y cuando el camello fuera cabalgado por un rico. El problema es que nadie nunca lo supo –habría sido, sin duda, algo digno de presenciarse–, pues las agujas perdidas en pajares lo están para siempre (si no, no recibirían tal nombre), de modo que los camellos (y los ricos, en consecuencia) que alberguen ese sueño quimérico tendrán que esperar eternamente.
©Ángel Carrasco Sotos
Sublime!
ResponderEliminarJajaja, ¿y ya?
EliminarPedante también. (juas juas)
Eliminar¡Q c!
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