por Fabián Castillo Molina
Han pasado 26 años desde que este director consiguiera con Cinema Paradiso, el Oscar a la mejor película extranjera y un Globo de Oro. Película de referencia, querida y alabada por millones de espectadores de gran parte del mundo. En estos años ha dirigido trece largometrajes, dos de ellos documentales, pero sin lograr ya en ningún caso superar o estar a la altura de la obra citada. Ahora, con la última hasta el momento, La mejor oferta, estrenada en 2013 y vista ahora, con unos meses de retraso, me parece necesario escribir algo sobre la película y agradecer a su autor y al equipo haberla realizado por el disfrute de puro cine que supone.
La mejor oferta es una película para recomendar a todo el que desee pasar dos horas frente a la pantalla disfrutando con cine de primera línea, siempre que le guste la intriga y la sorpresa llevada hasta el final, con numerosos alicientes que recorren todo el metraje de principio a fin. Esta película en los Premios David de Donatello, que anualmente entrega el cine italiano, ha conseguido el premio a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor banda sonora, Mejor escenografía (Maurizio Sabatini y Raffaella Giovannetti), Mejor diseño de vestuario (Maurizio Millenotti) y el Premio del público joven en 2013.
El guión, equipo de actores, los decorados, la acción, la banda sonora... funcionan a toda máquina. Si visteis La huella, de Mankiewicz, o La invención de Hugo, de Scorsese, y os gustaron, esta no os defraudará. Un cine construido con la precisión de un mecanismo de relojería. La pasión por el arte y las antigüedades es la excusa y mostrar al timador timado, el objetivo. Los automatismos y los ingenios construidos a partir de diferentes ruedas dentadas y engranajes son un símil del funcionamiento de la mente y el ser humano. Verdad y mentira mezclados convenientemente con personajes perfectamente construidos y encarnados por actores verosímiles, creíbles y dignos de admirar por su trabajo.
©Fabián Castillo Molina
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