Camuflaje
TODAS las noches de luna llena me convierto en hombre lobo, pero llego a controlar los instintos más básicos, esos que poco a poco intentan socavar mi integridad con un ímpetu casi insoportable. Me defiendo en una lucha ingobernable contra una sangre que va transformándose en cobre líquido dentro de mí. Mientras esto acontece, acudo al baño, me recorto los pelos como leznas, me depilo sufriendo lo indecible, me afeito... hasta dejarme impecable. Tiro todo ese pelo de otro mundo por el sumidero del váter. Y salgo a dar una vuelta por los bares, ya cuando mi última célula defensora ha caído en la batalla, camuflado en mí mismo en busca de una presa.
©Ángel Carrasco Sotos
Jajajaja, pelos como leznas, ¡qué asco! Espero en que no fueran de las orejas o de la nariz.
ResponderEliminarJó, ¡qué artista eres! Tan incansable, tan creativo... Felicidades, pedroñero.
Un abrazo.