Tía
CÓMO no acordarme de la tía, que con sus pocos estudios ayudaba a sus sobrinos amantísimos en sus deberes escolares diarios. Cómo no recordar a esos sobrinos, ahítos de enésimas tostadas de mantequilla o miel o mermelada, cada tarde en casa de la tía. Y seguirlos para ver cómo fueron creciendo, cómo terminaron yéndose del pueblo para cursar estudios superiores, olvidando definitivamente a la tía, a la que incluso a veces visitaban para huir enseguida. Cómo olvidar a la tía muriendo soltera y arrinconada entre prendas de punto y con la cicatriz de tantos silencios.
ÁCS
Guaaaaaaaaaau!
ResponderEliminarSe me ha puesto usted algo tiernecito, quizá influenciado por el otoño.
El espíritu de esa tía me llena de nostalgias. Sospecho que hay muchas tías con igual de tantos sobrinos que son pagadas igual.
Me gusta, Ángel.
Un abrazo fuertote.
Ah, la foto, me gustó muchísimo... Será foto o cuadro???
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