Posiblemente sea la lista más corta hasta la fecha, pero es que en los 30 el Western no era un género predominante ni hegemónico… pero iba a comenzar a serlo. No será hasta el año 39 cuando el género cobre impulso, de hecho, la mitad de las pocas seleccionadas son de ese año, y es que John Ford llegó para cambiarlo todo. “La Diligencia” entregó lo nunca visto, un Western impresionante, técnicamente revolucionario y conceptualmente asombroso, que lograba integrar el estudio de personajes con la épica. También merece mención “Dodge, Ciudad sin ley”, de Curtiz, con una trama que se saquearía hasta la saciedad. Aquí, al final de esta década, está el germen del Western clásico, el género más completo del cine, por lo que aunque haya pocas, es necesario recordarla.
(la mejores películas del Oeste de la década)
ANNIE OAKLEY (1935), de George Stevens.
Entretenido western de un magnífico director. Sin ser ninguna obra maestra, sirve para conocer una famosa figura del western clásico, gran tiradora que participaba junto al mítico Buffalo Bill en sus espectáculos. Además está interpretada por Barbara Stanwyck.
ARIZONA (1939), de George Marshall.
Original y sorprendente. Western atípico y comedia. James Stewart y Marlene Dietrich formando una imposible pareja. Absolutamente deliciosa e imprevisible.
BUFFALO BILL (1936), de Cecil B. DeMille.
Un pequeño clásico con Gary Cooper encarnando a la mítica figura del lejano oeste. Cazador, aventurero y hombre clave en la época. Un biográfico lujoso y vigoroso donde también aparece Calamity Jane, encarnada por Jean Arthur.
CIMARRÓN (1931), de Wesley Ruggles.
Western clásico y épico que se extiende durante 4 generaciones siguiendo a una familia desde su llegada como pioneros a Oklahoma en 1889 hasta los años 20 y sus intereses políticos. Una epopeya que ganó el Oscar a mejor película y tuvo remakes conocidos, como el que hizo Anthony Mann en 1960.
CORAZONES INDOMABLES (1939), de John Ford.
Guerra de la Independencia americana y pioneros. Ford con uno de sus clásicos de la década acompañado de dos tremendas estrellas: Henry Fonda y Claudette Colbert.
DODGE, CIUDAD SIN LEY (1939), de Michael Curtiz.
Errol Flynn y Olivia de Havilland, una de las grandes parejas de la historia del cine, para un clásico de trama imitadísima posteriormente. A los mandos otro grande: Michael Curtiz.
EL CAQUERO Y LA DAMA (1938), de H. C. Potter.
Gary Cooper, una de las más grandes estrellas de todos los tiempos y figura esencial de género, en un Western del montón que se mezcla con una trama romántica.
LA DILIGENCIA (1939), de John Ford.
La película que Orson Welles no paró de ver como inspiración para su “Ciudadano Kane”. La que de verdad enseñó primero los techos al usar iluminación lateral y externa. Obra maestra del western, sin ínfulas ni fingidas trascendencias… Y con un icono imperecedero presentado con un legendario desenfocado. John Wayne. El héroe. Es el Western que lo cambió todo.
LA GRAN JORNADA (1930), de Raoul Walsh.
Western clásico de pioneros protagonizado por John Wayne, el icono del género, y dirigido por Walsh, uno de sus maestros y uno de los mejores narradores de la historia. Una obra sensacional y espectacular.
TIERRA DE AUDACES (1939), de Henry King.
Ejemplar western, de esos clásicos de toda la vida, dirigido con el habitual talento de Henry King. Narrativa vigorosa, esencia aventurera, puesta en escena deslumbrante. Da gusto ver este cine…
UNIÓN PACÍFICO (1939), de Cecil B. DeMille.
La Guerra de Secesión y la construcción del primer ferrocarril transcontinental. Punto de inflexión histórico en otro pequeño clásico del género y de su director.
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