ZEPPELIN ROCK: FOO FIGHTERS - Medicine at Midnight (2021): CRÍTICA Review

lunes, 8 de marzo de 2021

FOO FIGHTERS - Medicine at Midnight (2021): CRÍTICA Review

 


Por Esteban Martínez (@EMartineC)




Como suele decirse, bastante agua ha pasado bajo el puente entre el notable debut de 1995 y este reciente Medicine at midnight. Veinticinco años en donde Foo fighters a paso lento supieron encontrar espacio y nombre dentro de la industria, primero en un tono muy juguetón/liviano con álbumes (notables en lo suyo) como The colour and the shape (1997) y There is nothing left to lose (1999), luego haciéndose grandes y tomándose más en serio mediante la dupla One by one (2002) + In your honor (2005). Tras esta pasada claramente Dave Grohl sintió que podía ir por más, insinuándolo primero en Echoes, silence, patience & grace (2009) y luego dando el salto comercial definitivo con Wasting light (2011). Mirado a una década de distancia, aquel álbum definitivamente marcó un antes y un después para la banda, quienes desde entonces han intentado romper sus límites y fórmulas aunque, la verdad sea dicha, los resultados no les han acompañado: Sonic highways (2014) no pasó de ser un experimento fallido y si Concrete and gold (2017) obtuvo mejor recepción fue únicamente gracias a la presencia de dos o tres canciones potentes/gancheras ('Run', tremendo single) en su lista. El caso es que con Medicine at midnight una vez más han intentado dar el salto, y bueno, regalándonos así el nuevo "quiero pero no puedo" de Foo fighters. Y ya van...


Nueve canciones en treinta y seis minutos nos entregan en esta ocasión mediante un álbum en general dinámico, pero falto de esa chispa necesaria que permita creerles el cuento. Dicho en simple: las intenciones vuelven a estar, más no las canciones. Esto se aprecia de inmediato en el rock de 'Making on a fire' o más adelante en 'Cloudpotter', que sin estar del todo mal, se quedan a medio camino entre el gancho y la exploración (en Chile diríamos: "ni chicha ni limoná"). De igual forma, cuando en 'Medicine at midnight' (la canción) las guitarras pretenden tener algo de sabor (en algo que suena similar a lo que Josh Homme intentó realizar en Villains de Queens of the stone age) acaban por ir a ninguna parte, en 'Shame shame' derechamente aburren al repetir la misma estructura una y otra vez hasta la saciedad mientras que en 'Holding poison' (con bonito tributo en sus primeros veinte segundos a 'T.N.T' de ACDC) entregan una canción bastante simplona (aunque entretenida) donde lo único realmente destacado llega en su recta final (a partir del 2:57) cuando se desatan las guitarras, aunque con el maldito problema de siempre: enciendes la canción, la elevas durante un minuto para volver a donde mismo y cerrar con el coro. 



Cabe mencionar que si el disco funciona en dos contados momentos estos son donde Foo fighters hacen lo que saben hacer: recurrir a la fórmula, ya sea en formato AOR (a.k.a "rock adulto") en 'Waiting on a war' o lanzándose al rock desatado en 'No son of mine', pero en todos los momentos donde han intentado ir más allá han sucumbido, evidenciando una vez más el que por más que lo sigan intentando, vestirse de otras ropas no les queda bien. 

Foo fighters siempre lucieron por haber encontrado un exquisito equilibrio entre canciones gancheras/frescas/joviales/contagiosas ('Monkey wrench', Learn to fly', 'Breakout', 'The pretender', 'Run'), y desde ahí un pequeño radio les permitió en ocasiones ir hacia la crudeza ('One by one', 'In your honor') y en otras a la madurez ('Everlong', 'Best of you', 'Times like these'), pero eso. Sería bueno que alguien se lo expliquase a Dave.

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