ZEPPELIN ROCK: Crítica de la película "Argo" (Ben Affleck, 2012)

sábado, 18 de octubre de 2014

Crítica de la película "Argo" (Ben Affleck, 2012)


por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC

Fue un gran año el 2012 para el cine, con un buen número de notables películas que hizo que incluso la gala de los Oscars fuese especialmente extraña y repartida, una gala de la que salió victoriosa, precisamente, esta que nos ocupa, Argo, la obra maestra de Ben Affleck, que lo sitúa como uno de los realizadores más prometedores del panorama actual. El bueno de Ben Affleck ha recibido todo tipo de burlas y menosprecios, como casi siempre exagerados, por su labor como actor, pero el chico ha callado millares de bocas con sus soberbias películas dirigidas, hasta que “Argo” le ha confirmado como uno de los grandes talentos actuales de la dirección. Incluso ahora los hay que alaban su faceta interpretativa, tras verle hacer básicamente lo mismo que hacía en estos menesteres en cintas anteriores.







Affleck ya había demostrado su talento en casi todas las facetas cinematográficas, a la actuación y la dirección hay que recordar su labor como guionista, por la que consiguió un Oscar en “El indomable Will Hunting” (Gus Van Sant, 1997), que escribió junto a su amigo Matt Damon.

Affleck parece mostrar un gran interés por el cine negro y el thriller, como demostró en sus anteriores trabajos “Adiós pequeña, adiós” (2007) o “The town” (2010), y que confirma y mantiene en esta “Argo”, que es su tercer largometraje y en el que ha decidido travestirse del mejor Hitchcock.

1979, la embajada estadounidense en Irán ha sido invadida por los partidarios de Jomeini. Seis trabajadores logran huir pero sólo recibirán asilo en la embajada canadiense. La CIA tratará de sacarlos de allí y para ello contratará a Tony Méndez (Ben Affleck), experto en rescates, al que se le ocurre un original y arriesgado plan. Basada en hecho reales.




Observaremos varios tipos de texturas en la película, desde imágenes documentales, a una concepción documental dentro del artificio, más la apuesta decidida por ese artificio, donde deslumbra el uso del montaje. Esa mezcla de imagen documental con imagen de ficción es la base de una de las principales tesis de la película, un juego metalingüístico con el cine, la farsa, la actuación, la mentira y el engaño, como protagonistas. Cine y “realidad” fundiéndose en uno, confundiendo al uno con la otra… La función última del cine, hacer realidad una ficción, convencer de que lo falso es verdadero. Así como Hitchcock, el juego que propone Affleck en su elaborado suspense supone una reflexión sobre el propio cine.

Una declaración de amor de Affleck al cine, al que ve como salvador, como una sensacional escapatoria ante la dura realidad. En las escenas en Hollywood la película adquirirá un tono más frívolo, lindante con la comedia, beneficiándose de las excelentes interpretaciones de John Goodman y, sobre todo, Alan Arkin.

“Argo”, por encima de las reflexiones que pueda suscitar, es, sobre todo, una película de emociones, de sensaciones, de atmósferas. Cine profundo y de entretenimiento en perfecta comunión.




Esto se aprecia a la perfección ya en la primera escena, ese contraste de tumulto exterior y calma tensa en el interior, atmósfera revolucionaria, violenta, suspense medido para crear angustia en el espectador. Es en esa modulación y manejo del tempo donde Affleck parece haberse bañado en Hitchcock.

Los movimientos de cámara son sencillamente extraordinarios y todos con mucho sentido, siempre teniendo como prioridad lo mencionado, el impacto emocional del espectador para sumirle en la tensión de la historia que se cuenta. Travellings, travellings circulares, planos secuencia, panorámicas, barridos, encuadres inestables, cámara en mano… hay de todo.




El travelling será uno de los rasgos distintivos de la película, travellings que siguen a uno o varios personajes mientras andan o hablan, con la intención de transmitir el tumulto, la agitación continua, intranquilidad, que lleve al espectador a una sensación de incertidumbre, nerviosismo y estado de alerta continuo, siempre fusionado con la atmósfera de la situación y propia historia de la película.

En la presentación de la falsa película “Argo”, una especie de “Star wars”, tendremos un gran plano que ejemplifica todas las ideas señaladas con anterioridad. Un plano sin cortes, un travelling que muestra a un camarero que atiende a Affleck en medio de la parafernalia de la presentación del guión ante la prensa, y que lo seguirá, al estilo Scorsese, Tarantino o Paul Thomas Anderson, hasta el interior de la cocina, donde dejará la bandeja frente a una televisión que sigue noticiando el conflicto en Irán y el tema de los rehenes americanos. Affleck vincula de esta forma y en un solo plano el contraste que supone la tapadera exterior con la realidad que esta oculta en el interior. La ficción y el cine vinculándose con la realidad.

Algunos han puesto en el debe de la cinta los aspectos de la vida personal del protagonista, que van salpicando la narración. Nada más lejos de la realidad, porque una de las claves de “Argo” es la familia y la idea de regreso al hogar, la vuelta a casa, incluso con sentido patriótico por extensión. Además el aspecto familiar dota a la cinta de un sostén emocional adecuado que le hacía falta, especialmente con respecto a su protagonista, algo que se logra con estos pequeños retazos. Un hombre destrozando y arriesgando su vida familiar por una causa general, su deber. Confía en poder corregir errores y volver con los suyos definitivamente. Un héroe del que casi nadie sabrá su mérito, un verdadero héroe.

Hay brillantes ideas de guión que vinculan la familia al trabajo de rescate de Méndez, por ejemplo la conversación telefónica del protagonista con su hijo mientras ven “La conquista del planeta de los simios” (J. Lee Thompson, 1973).

La manera de estirar situaciones, modular el suspense y crear una tensión insostenible dejará varias escenas realmente excelsas, por ejemplo la del Bazar, pero sobre todo en el clímax final, una auténtico portento y una de las mejores escenas de suspense del cine moderno. Lo mejor desde Hitchcock. Cerca de 20 minutos sublimes.

Además “Argo” regala una recreación de época ejemplar y un manejo excelente de los objetos, nada esteticista, teléfonos, televisores… con gran sentido narrativo. No falta una magnífica banda sonora con Van Halen, Dire Straits o Led Zeppelin

“Argo” es una joya que sólo se puede despreciar desde el mismo punto de vista que se despreciaban las cintas del maestro Hitchcock, sin entender todo el talento y trasfondo que albergan en su interior, despreciándolas como meros mecanismo narrativos brillantes, juegos de suspense o meros “entretenimientos”. “Argo” es una verdadera joya y su director un talento más que prometedor.

Y es que “hay que argoderse”.

©Mr. Sambo

1 comentario:

  1. La mayoría la consideran una obra magistral, otros tantos que fue entretenida pero en lo personal es un film narrado con inteligencia. La verdad es que este tipo de cintas no son de mis favoritas, decidí ver Argo por el hecho de que el tráiler me pareció atractivo, en cuanto al desarrollo creo que es una película muy amena y con un buen equilibrio en la exposición de sus emociones pero definitivamente me parece una propuesta sobrevaluada pues le falta épica, suspenso y personajes de mayor interés para ampliar su empatía. En cuanto a la banda sonora esa sí me gustó pues nos podemos deleitar con canciones de los Rolling Stones, Van Halen y Led Zeppelin.

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