ZEPPELIN ROCK: Slayer - Reign In Blood (1986): Crítica del disco Review

martes, 7 de enero de 2014

Slayer - Reign In Blood (1986): Crítica del disco Review



por Blue Monday (@BlueMonday1971)


Show No Mercy, el debut de Slayer en 1983, había acercado el thrash extremo a las masas, creando la música más rápida y demoledora que se había hecho hasta ese momento. Un álbum que comenzaba a dar muestras del talento compositivo de la banda pero en el que aún se percibía ciertas carencias. Hell Awaits, publicado en 1985, ofrecía las mismas virtudes y defectos que su predecesor. Sin embargo los miembros de la banda seguramente hicieron un pacto con Satanás, porque lo que vendría después sería absolutamente memorable.


Reign In Blood, publicado en octubre de 1986, es una obra maestra inalterable que ha resistido el paso del tiempo en la que se aúnan rabia, pureza y simplicidad en poco menos de media hora furiosamente rápida y extremadamente oscura. El thrash metal evolucionaba en temas largos y complejos con predominio de los solos de guitarra, hasta que Slayer apareció con su crudeza y su simplicidad, despojándose de todos los artificios y consolidando un género que hasta ese momento estaba en pañales.

Reign In Blood demolió y reconstruyó los estándares del metal combinando riffs demoledores con solos poco ortodoxos y los expuso a un público que quedó en principio desconcertado ante semejante propuesta para inmediatamente rendirse a uno de los discos más brutales que se puedan escuchar, y esa brutalidad es la que le convirtió en un álbum épico, sin duda el mejor de la discografía de los californianos.




Rick Rubin produce por primera vez un álbum de Slayer, y a diferencia del trabajo que Brian Slagel había hecho en los dos primeros trabajos de la banda, Rubin supo convertir ese prometedor sonido en una especie de furia maníaca, colocándolo todo delante y al centro, de manera clara y despejada. Su único problema fue posiblemente no dar al bajo todo el protagonismo que requería, o tal vez no era necesario.

Ritmos y tempos muy rápidos y explosivos, riffs demoledores, solos abrasadores, batería alocada y misteriosa y gritos desgarradores conforman las líneas maestras de Reign In Blood. Entrega, composición y riffs casi perfectos para un álbum corto en su duración pero no en su intensidad, con temas cargados de conexión que facilitan su escucha como un todo.

Efectivamente, los solos de guitarra de Jeff Hanneman y Kerry King no son fáciles de discernir, puede que sus riffs tampoco, pero es posible que se encuentren entre los más agresivos de la historia del thrash. Su infernal ritmo continúa hoy en día sin ser superado, a pesar de la inmensa pléyade de fabulosos guitarristas que pueblan el mundo del metal. Seguramente no sean los más virtuosos, pero Hanneman y King son de los más precisos cuando de tocar a gran velocidad se trata.




El vocalista Tom Araya realmente no se dedica a cantar en Reign In Blood, pero su berrido se ajusta a la perfección a la propuesta musical de Slayer. La verdad es que el tipo nunca sonó mejor, maldiciendo, gritando y disparando a la religión, al canibalismo, a los nazis o a los asesinos en serie, letras demenciales salidas de las mentes de Hanneman y King. Lamentablemente el bajo de Araya permanece casi inaudible mientras persigue a los dos guitarristas.

Dave Lombardo es otro de los protagonistas de Reign In Blood, y su batería rápida, fuerte y agresiva no da lugar a la tregua a lo largo de todo el álbum, artefacto al que dota de su arrebatadora personalidad. Un trabajo lleno de talento de uno de los principales precursores de la técnica del doble bombo, técnica que evidentemente mejoraría en álbumes posteriores.

Ningún tema proporciona descanso al oyente, en un endemoniado ataque de guitarras duales y doble bombo demoledor en el que a veces es complicado averiguar dónde termina un tema y comienza el siguiente.



"Angel of Death", un tema infame y endiabladamente rápido pone sobre la pista de en que va a consistir el resto del álbum. El grito demoníaco de Araya, un riff descomunal que permanece durante todo el tema, unos solos marca de la casa y una asombrosa ruptura de doble bombo de Lombardo guían unas letras tremendas sobre Auschwitz y las atrocidades cometidas por Mengele.

Después "Piece by Piece", un abrasador tema que finaliza casi sin haber empezado y "Necrophobic", con el inicio más rápido del disco, una velocidad que disminuye gradualmente antes de dos solos increíblemente salvajes. Un tema tremendo en el que un demencial Araya verdaderamente escupe las letras.

"Altar of Sacrifice" es una bomba en la que Hanneman y King hacen un uso espectacular de la palanca de vibrato antes de llegar a un puente lento y pesado. Luego "Jesus Saves" proporciona un pequeño descanso en el inicio, para después ponerse tan rápido y brutal que incluso escuece.

"Criminally Insane" es una excelente muestra de los gustos de Slayer en cuanto a sus letras. Un temazo algo lento si se le compara con el resto que se llega a convertir realmente en heavy. A continuación "Reborn", un tema que podría incluso catalogarse como moderno, "Epidemic" y uno de esos redobles marca de la casa, y "Postmortem”, un tema adelantado a su tiempo. El álbum cierra con “Raining Blood”, uno de los cortes más humildes y crudos sobre destrucción y violencia que jamás creó Slayer, desde la intro hasta el asesino riff principal.


Probablemente la escena del metal en la actualidad sería bien diferente si Slayer no hubiesen publicado Reign In Blood, un álbum épico de grandísima influencia en el thrash y en el metal. ¿Estamos ante el álbum de metal más extremo jamás creado? Da igual, Reign In Blood es una leyenda justificada, aterradora y perfecta. Slayer no fue la primera banda de thrash metal, pero no sería descabellado considerarlos como sus padrinos, popularizando el género casi en solitario y firmando los estándares de cómo debería ser, llegando a su cima con Reign In Blood, un álbum tan influyente o innovador como pudieron ser el Masters Of Puppets de Metallica o el Vulgar Display Of Power de Pantera.

©Blue Monday

1 comentario:

  1. Un post (casi)perfecto para un álbum (casi)perfecto. Caña al mono...

    ResponderEliminar