Por Esteban Martínez (@EMartineC)

A nadie puede escapar que el genio de Steven Wilson compone obras como quien respira, y lo más increíble es que muchas de ellas van en direcciones opuestas. Incluso, confusas. Sin ir muy lejos, en estos cinco años lo hemos tenido explorando en aquel fallido The futures bites (2021), retomando lugares comunes junto a Porcupine tree en Closure/Continuation (2022) y expandiendo ideas nuevamente en The harmony codex (2023), todo un viaje lleno de idas y vueltas que no hacen si no confirmar el espíritu inquieto de un artista ansioso por sacar de si todo lo que tiene, asunto que guarda directa relación con su forma de pensar. "En términos de existencia en la tierra, llevamos aquí unos segundos en un día de 24 horas.
Nos propone entonces el guitarrista un viaje cargado al pop espacial con momentos atmosféricos, algunas narraciones más una que otra fluctuación de intensidad, digamos, un trabajo que lo conecta con su arista más progresiva aunque en ningún caso buscando el lucimiento técnico si no más bien desarrollando texturas suaves que se dejen oír y donde el mensaje críptico del concepto es siempre protagonista. De hecho, salvo un par de breves momentos que aparecen en 'Objects outlive us' (la Cara A del disco, y ciertamente la mejor de las dos) son escasos los pasajes en donde Wilson busca algún tipo de explosión, siendo todo más bien calmo y reflexivo, digamos, un viaje de cuarenta minutos que para bien y para mal no molesta pero tampoco emociona demasiado.
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