ZEPPELIN ROCK: THE JAYHAWKS - Sound of Lies (1997): CRÍTICA Review

martes, 11 de julio de 2023

THE JAYHAWKS - Sound of Lies (1997): CRÍTICA Review

 

The Hunter



Aunque posteriormente Mark Olson reconociese que de encontrarse de nuevo en una situación semejante actuaría de forma diferente, el hecho es que en 1996 tomaba la decisión de abandonar la hasta entonces banda de su vida, The Jayhawks, y aunque seguro que muchos fans hubieran preferido que la aventura se acabase ahí, Gary Louris tomó la decisión de seguir adelante. Así, un año después veía la luz Sound Of Lies, el cual, ¡menuda sorpresa!, no satisfizo a gran parte de los seguidores de los de Minneapolis (los fans son/somos egoístas y pensamos que los artistas deben responder a la imagen que de ellos nos formamos en la cabeza, imagen que por supuesto creemos "definitiva").



Sin Olson a su lado Louris se conveirte en el motor creativo (con la puntual -y capital- aportación de Marc Perlman que coescribe varios temas, así como del por aquella nuevo batería Tim O'Reagan, quien firma en solitario "Bottomless Cup") entregando un trabajo que por fuerza tenía que sonar distinto. Melancólico e introspectivo, a veces incluso oscuro, Sound Of Lies, digámoslo ya, es una obra maestra, el trabajo más ambicioso y sofisticado que jamás hubieran entregado. Canciones que se retuercen y doblan sobre sí mismas alargándose hasta el infinito ("Haywire", "Dying OnThe Vine") conviven con frágiles miniaturas como el tema homónimo; con la ayuda del coproductor Brian Paulson no temen experimentar en el estudio ("Poor Little Fish") mientras abigarrados arreglos de mellotron y cuerdas (esos violines sobre los que se mece "Stick In The Mud") zozobran entre la energía de unas abrasadoras guitarras ("Big Star").


Sí, Sound Of Lies, sonaba distinto... era distinto, pero lo que no cambiaba eran esas melodías deslizándose por un tobogán ("Think About It") y la belleza insondable, cojamos al azar "Trouble" o "It's Up To You", atravesando unas canciones llenas de sueños rotos y paraísos perdidos, de amargas súplicas y apuestas que salieron mal.

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