ZEPPELIN ROCK: GRITANDO EN SILENCIO - Material inflamable (2018): CRÍTICA Review

jueves, 13 de julio de 2023

GRITANDO EN SILENCIO - Material inflamable (2018): CRÍTICA Review

por Dani Matute (@dmatuteb)



Este Material inflamable es el último trabajo que publicaron los sevillanos Gritando en Silencio. Voy a sincerarme. Los Gritando pasaron a ser mi grupo preferido de rock español, al menos de los de este siglo. Por encima de Los Zigarros. Muchos preferiréis Marea. Pero a mí me llega mucho más el estilo de Los Gritando (o Zigarros). Así que no esperéis ecuanimidad ni mesura en esta crítica porque no va a ser así.


La portada de Material inflamable representa un vinilo rojo con el nombre de la banda arriba, el título del disco abajo y, en medio, un corazón en llamas. Es obra de Ángel Bernabéu. He buscado en la web y es un fotógrafo sevillano especializado en música. Hubiese sido un punto que el vinilo que viene dentro del cartón también hubiese sido rojo. Oportunidad perdida. Se agradecen las letras en la funda. Así debería ser en cualquier vinilo que se precie.

Me llama la atención que en los créditos desglosados por instrumentos y los agradecimientos no aparece el nombre del guitarrista, Miguel Ángel Santos. Sí aparecen Marcos Molina (voz, guitarras y letras), Alberto Curtido (bajo y coros) y Jorge Correa (batería y coros). Eso sí, escriben muy clarito que Gritando en Silencio son ellos cuatro,  además del quinto miembro, Carlos El Quinto (¿de eso de lo que llaman cerveza por aquellos lares?).



Tras pasarle una gamuza limpiagafas (oye, que nadie me dice si es mejor el cepillo de terciopelo o los de fibra de carbono y, mientras, uso lo que tengo a mano) y bajar la aguja, suena “Mi último cartucho” puro tema rock and roll de Los Gritando, que podría estar en cualquiera de sus trabajos pasados, totalmente “old school”. Habla de una ruptura cuando desaparece la pasión. Bueno, eso creo yo. Oye, pues un trallazo para romper el hielo. Y termina en plan a capella, algo en lo que me fijo últimamente, no sé por qué…

“Sácame de aquí” también sobre relaciones amorosas, pero en plan “no eres tú sino yo” y dejar volar a la pareja por ser perjudicial (“estás hecha para un mundo mucho mayor, no mires atrás tan sólo vete”). Me recuerda un montón a los QOTSA de Josh Homme, un sonido muy stoner y que es su único videosingle, que yo sepa. En otras épocas donde la radio mimaba más esta música, hubiese tenido bastante repercusión.



Y en el tercer corte nos arrolla una locomotora a punto de descarrilar. En “Rumbo de colisión” se critica cómo estamos destrozando el mundo y no vamos a dejar nada a las generaciones venideras. Muy coreable en directo. Muy hard. A mí me suena totalmente stoner, pero un amiguete que sabe mucho de esto me dice que es un estilo Fuzz Rock. Ni idea. El caso es que suena como un cañón.

“Ya debió cambiar” es un himno antitaurino. Y si al principio se te hace raro, con un par de escuchas le coges el tranquillo y te das cuenta de que suena muy bien y la letra crítica no pierde fuerza. Hay un break en medio de la canción que me sorprende. Muy chulo.

La canción más puramente Gritando en Silencio, quizás sea esta “Días grises”, que entronca perfectamente con temas pasados, como “Nota de un suicida”, por su letra sobre perdedores y desencanto de la vida. Es un medio tiempo que, a pesar de ese pesimismo al que apesta, consigue animarme. Ya sabéis, eso de la psicología inversa.

Y terminamos la primera cara con una canción desenfadada, aunque la letra no lo sea tanto. No sabría decir si es un rock sureño o un country, con ese silbido estilo western. Lo cierto es que la calidad de las letras sigue sin bajar un ápice. Y su mensaje de “estamos muertos en el momento que dejamos de soñar” se te clava en la cabeza. Me parece una manera genial de cerrar el lado A con esta "Estamos muertos".



Y el lado B comienza con una de las joyas de la corona. Inevitablemente me viene a la cabeza el “Wanted dead or alive” de Bon Jovi. Pero tampoco es igual del todo, porque las guitarras son más pesadas. “Volviendo a casa” comienza muy acústica con el sonido del dobro de Marcos Molina pero evoluciona y sube de intensidad. Quizás se haya convertido en mi preferida de álbum con ese “para ser uno más, mejor ser salvaje”.

“En los ojos del huracán” nos hablan sobre esa chica de armas tomar. Reminiscencias garage sound. Y entra tan bien como una buena caña de Mahou fresquita a medio día en una terraza al sol.

Retomamos la crítica social con “Lágrimas de un paria”, introducida por varias personas contándonos en primera persona lo más duro de la inmigración. Y Marcos nos cuenta también con esa figura literaria la locura y la inhumanidad de esta sociedad en relación con los inmigrantes. Una temática totalmente necesaria tocar en los días que corren.

“Como si no hubiera nada más” es perfecta para tocar en directo. La más stoniana del disco, sin duda. La más macarra y desenfadada. Para cantar a pleno pulmón y vivir la vida, que sólo son dos curvas y lo único que no debes perder en la vida es el tiempo.

Se cierra el disco con un blues, “Atrapado en tu mundo”. Imposible no pensar en Jimi Hendrix. Más que nada porque los propios integrantes de la banda cuentan que era su intención.


En definitiva, Gritando en Silencio siguieron haciendo lo que mejor saben, un disco de rock. Pero quisieron sonar más americanos, introduciendo toques que no son muy corrientes en el rock patrio. Quizás una evolución, una madurez. Lo mejor de todo es que suenan en Material inflamable más personales y su actitud rock and roll, como diría Loquillo, creció haciéndonos disfrutar.

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