by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)
Tetsuo es ese delirio ciberpunk tan atractivo como difícil de digerir. Pues bien, hoy os hablaré la segunda entrega –en realidad no sigue el hilo argumental de la primera- de la puesta en escena de las particulares obsesiones de ese friki de la pantalla llamado Shinya Tsukamoto. Así es, hoy os hablaré de Tetsuo II: Body Hammer. Amiguitos, en mi opinión esta entrega es mucho más fácil de ver y entender que la anterior. Mientras que en aquella el argumento –al menos para mi- se hacía difícil de entender y más que saber de qué iba la película uno lo intuía o interpretaba, en esta –aún siendo un producto igual de friki- la historia es mucho más accesible.
La cinta nos explica el cambio que experimenta el familiar y aparentemente sereno Taniguchi –un hombre que fue adoptado a los 8 años pero que extrañamente no recuerda nada anterior a esa fecha- cuando unos extraños desconocidos intentan raptar a su hijo. La primera vez no tienen éxito, pero cuando a la segunda oportunidad se hacen con el niño, Taniguchi y los captores del pequeño asistirán a la transformación del sencillo padre de familia en un cyborg violento y poderosamente armado. Este cambio llama la atención del jefe de los delincuentes, el líder de un extraño grupo de mutantes que capturará a Taniguchi y llevará a cabo con él una serie de experimentos que tendrán como resultado la metamorfosis del hombre en una terrible máquina de destrucción, así como la respuesta a nuestras preguntas. Por eso digo que esta Tetsuo II es más asequible que la primera cinta de Tsukamoto, porque al menos en esta se explica la razón de toda la ensalada de tiros, gritos, imágenes industriales, acero, sangre, cristal, hormigón y neón –con un tratamiento del color que me ha gustado bastante- que nos ha servido acompañada de música techno-punk.
Finalizo diciendo que Tetsuo II recibió el premio a Mejor Director en el Fantasporto, el Cuervo de Plata en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas, y una Mención Especial en el Festival de Sitges en su edicion de 1992. Amiguitos, me ha distraído mucho y creo que si os gustó su predecesora, esta os agradará mucho más. Pero si mirar fijamente una pared en blanco os parece más excitante que ver una película de cyborgs futurista y extraña –a no ser que os guste experimentar-, pasad de largo.
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