Del libro duodécimo
XXVI
Si te ves incomodado por alguna cosa, es que has olvidado que todo acontece según el orden de la naturaleza; que la falta cometida proviene de otro; además, que todo lo que ahora sucede y ha pasado antes, pasará siempre así y pasa lo mismo por todos los sitios en el propio instante. Has olvidado el estrecho lazo de parentesco que une a cada hombre con el género humano, no por la sangre y el origen, sino por la participación común en la misma inteligencia. Has olvidado que el espíritu de cada uno de nosotros es un Dios, una emanación de la divinidad; que nadie posee nada por su propias fuerzas, así como nuestros hijos, nuestro cuerpo y hasta nuestra respiración provienen de este origen divino; que todo es opinión; y, por último, que la vida de cada uno se reduce al goce del momento y que no se puede perder sino este momento.
XXVII
[...] porque la ostentación de la modestia es, de todos los orgullos, el más insoportable.
XXXIV
No hay nada más natural para inspirar desprecio a la muerte que pensar que también la han despreciado aquellos que han considerado el deleite como un bien y el dolor un mal.
ÁCS
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