por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC
No somos conscientes de la influencia que podemos representar para los demás, de cómo influimos. No somos conscientes de la cantidad de cosas que podemos llegar a compartir o vivir de la misma forma con otra gente, fijándonos en lo accesorio. Muchos somos capaces de increíbles sutilezas y de no percatarnos de las más claras evidencias. Esto hace a menudo muy frustrante que, congeniando perfectamente con otros, las diferencias de ritmos o el momento inadecuado acabe separándonos de ellos. Otras veces sí lo sabemos (conscientes) y hay que tomar esa posible influencia como una responsabilidad gigantesca.
Las ventajas de ser un marginado habla de estas cosas, y otras muchas, de la influencia en el prójimo, de la que ejercen ellos en nosotros, de ese influjo positivo o negativo, de las dificultades para discernirlo, para elegir con acierto. Casi todas las relaciones y motivaciones en la película vienen definidas por la influencia: la de un profesor, la de una familia, la de un pasado, la de la música, la de los amigos… Y está muy bien tratado, aunque esa insinuación rousseliana no sea del todo concluyente. Funcionaría mejor como una reflexión sobre la alienación juvenil de nuestro tiempo, en cambio se vincula la vida de esos seres inadaptados a pasados perturbadores u oscuros secretos que modifican o hacen depender sus comportamientos…
Sí, el pasado en los personajes principales acaba siendo definitorio de ese carácter inadaptado que los une… La dura época del instituto, bien mostrada por Chbosky, pierde algo de fuelle en ese genérico sobre el pasado. Un mal menor para esta estupenda obra de gran sensibilidad que fusiona a la perfección drama, comedia, retrato iniciático y generacional.
Stephen Chbosky adapta su exitosa novela epistolar para ejecutar una estupenda película de culto en la que también se encarga de la dirección. En ella nos cuenta la historia del marginado y tímido Charlie, un espíritu sensible al que le gusta escribir y que saca su mundo interior a las indiscretas hojas mecanografiadas en forma de cartas a un amigo invisible. La dura vida en soledad en el instituto tendrá recompensa cuando conozca a un grupo de personas con las que parece podría encajar. Un grupo de inadaptados…
Todo el universo cruel y selectivo, ecléctico, del instituto, está bien mostrado en el inicio de la película por su director, a través de la voz over del protagonista, Charlie, interpretado por Logan Lerman. Esa etapa donde se definen tantas cosas…
Desde la marginación del protagonista se reflexiona sobre aspectos muy interesantes, algunos ya mencionados, otros que iré desarrollando ahora, pero siempre con una profundidad que trasciende las típicas películas de instituto que tanto proliferan y han proliferado.
La comprensión del prójimo, el entendimiento del otro. Desde esa marginación parece potenciarse la sensibilidad, la intuición o la inteligencia emocional. Esa marginación observadora, huidiza, que busca otras soledades para hacerse compañía… Ese conocimiento del otro resulta una de las piezas clave de la película, a la vez que la enriquece en sus inevitables contradicciones provocadas por la propia inseguridad de esa marginación, por la falta de experiencia, por la necesidad de gestionar todas las emociones nuevas que se van consumiendo.
Así, el profesor comprende y se fija inmediatamente en Charlie (él fue otro marginado), Charlie entiende a la perfección a Patrick (Ezra Miller) al verle bromear en clase; Sam (una excelente Emma Watson) al oír a Charlie…
Tanto Sam como Patrick como Charlie tienen secretos ocultos o un pasado doloroso. Como he explicado, este aspecto deja puntos interesantes, pero también expone o sugiere la idea de que la inadaptación procede de eso, lo que resulta superficial.
La amistad también resulta ambigua en algunos momentos, como en el enfado del grupo con Charlie, marcando una interesante diferencia y reflexión. Amistad cruel.
La dirección es muy sobria y no tiene especiales rasgos llamativos, más allá de algunas escenas visualmente particulares u oníricas para retratar “colocones”.
Con todo, sí hay dos aspectos llamativos que merecen la pena destacarse. El uso de los travellings de retroceso y algunos otros recursos visuales (encuadres), que retratan a la perfección la soledad del protagonista y su posterior evolución. Estos travellings dejarán inicialmente solo a Charlie, haciendo agobiante y patente esa soledad al escenificarla y mostrarla alejándose de él sin que haya nadie cerca. Esto cambiará posteriormente, el recurso será el mismo, un travelling de alejamiento, pero el encuadre nos mostrará a su compañía, en unos casos amigos, en otros la familia e incluso su máquina de escribir…
El otro rasgo estilístico a destacar lo tenemos con los montajes paralelos que vinculan el pasado de Charlie con su presente, su secreta historia con su tía con sus inseguridades, dificultades y traumas presentes…
Además hay algunos elementos simbólicos o alegóricos (además de alguna escena concreta), muy interesantes y bellos. Por ejemplo, el círculo, que siempre estará vinculado a la protección, la camaradería y la complicidad, y que veremos representado de varias maneras.
El otro es el túnel que el grupo de amigos cruzan en coche. El túnel y la incertidumbre, el presente, el tránsito continuo. Despierta una interesante reflexión. Tempus fugit. ¿Es en el presente, en el eterno presente, cuando somos infinitos? ¿Sólo se es infinito en el presente si este es feliz? El infinito, al fin y al cabo, es pura incertidumbre… o sea, pura vida.
En la adolescencia todo se vive a flor de piel, todo se siente de una manera muy intensa, especial o traumática… romántica. Son bellos los detalles de los regalos personales, los paralelismos con “el amigo invisible” y las cintas recopilatorias que sugieren mensajes encubiertos… y que muchos hemos hecho…
Una edad muy tendente a la autocompasión, donde creemos que el mundo se confabula contra nosotros, pero no deberíamos hacerlo, nunca, porque nosotros podemos ser, a su vez, causa de la misma situación de la que nos lamentamos, en otras personas…
Uno de los grandes alicientes de la película (aún más del libro), son las referencias literarias y musicales (en el libro además hay muchas cinéfilas): Dickens, Harper Lee y Matar a un ruiseñor; Thoreau, Salinger, Scott Fitzgerald, Shakespeare, Camus, Ayn Rand… David Bowie, Beatles, The Smiths, Sonic Youth, Nirvana, Mr. Mister, Genesis, U2, Smashing Pumpkins…
No sé a vosotros, pero estas cosas me hacen gozar. Además, la buena colección de música Pop-Rock podría emparentar esta película y libro (que es una novela epistolar) con Alta fidelidad de Nick Hornby, por ejemplo.
Las ventajas de ser un marginado es un relato iniciático y de madurez, sobre la redención, los secretos, la aceptación y el sentimiento de culpa… Una bella película.
Jorge García
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