por Addison de Witt (@Addisondewitt70)
del blog Rock and More By Addison de Witt
Amigos, os tengo que hacer una revelación: durante muchos años mantuve con Barricada una relación extraña, ambigua, un relación de amor/odio que se prolongó durante años, en especial en la segunda mitad de los ochenta. Y lo cierto es que conocía sus discos, incluso asistí a alguno de los conciertos que la banda ofrecía entonces por los pueblos de Bizkaia con cierta asiduidad.
Además aquel directo con el que se cerraban los ochenta y se inauguraban los noventa no paraba de sonar en un célebre garito de la calle Barrencalle del casco viejo bilbaíno, (garito que aún hoy existe), haciendo de banda sonora a la caliente actividad de las bocas sedientas de sensaciones de una pareja que sentada en la esquina del banco corrido junto a la ventana buscaba con sus lenguas lo que las neuronas aún sin domesticar por la edad les exigían, los riffs de Boni y Alfredo Piedrafita daban valor a unas temblorosas manos que exploraban cual novato arqueólogo la femenina piel adolescente que se estremecía bajo una, hoy desfasada, blusa con las inefables hombreras de la época.
Y aquellos textos del Drogas que incendiaban las conciencias, excitadas por los porros y el kalimotxo, juveniles y sugestionables de una cuadrilla de jóvenes de barrio, de un barrio como Chantrea, por ejemplo.
En cambio había algo, no se qué, que evitaba que otorgase a los navarros el mismo respeto que sentía por Leño, Rosendo, Baron Rojo o Los Suaves... Algo que ponía un freno en la aceptación de que los pamplonicas se habían ganado un puesto mas que respetable y por supuesto propio en el escalafón de bandas rockeras patrias.
Los noventa pasaron por carreteras paralelas entre Barricada y un servidor, hasta que ambos senderos se bifurcan y encuentran en una intersección y todo cambia, vuelta atrás al rodillo de la memoria y repaso a los discos mas representativos de la banda y caída en la cuenta del error, o medio error cometido durante años, re-escucha de discos y respeto que llega tarde pero llega y aún hoy esta, como y donde siempre debió estar.
Y de todos los trabajos de Barricada me apetece hablar de este de 1988: "Rojo", disco en el que da la sensación de que los componentes de la banda se han hecho mayores, que no viejos, pero si que son mas sabios, que saben lo que quieren, musical e intelectualmente y lo consiguen transmitir de forma directa y mucho mas diáfana sónicamente, mucho mas elaborada melódicamente y de forma mas madura e inteligente, pero sin perder las señas de identidad de la formación y sin variar sus principios musicales basados en un rock como siempre, urbano, sucio en las guitarras que atruenan con distorsión de asfalto y cristal, excesivo y árido en la voz del drogas que sigue emitiendo verdad con aliento de brea y contundente en la base rítmica, incisiva como el despertador que con su alarido rompe la madrugada y el sueño de los condenados a vivir de su trabajo en la ciudad, machacón como el traqueteo posterior del metro que les ha de llevar a la servidumbre de sus empresas.
En este álbum se oficia un cambio destacable, Rosendo, cuya producción en pretéritos trabajos del grupo resulta decisiva para la formación sónica de la banda deja su labor en manos de Dennis J. Herman que insufla al sonido del disco un aire mas moderno, menos a local y mas a espacio abierto, mas europeo.
No obstante la gran diferencia entre "Rojo" y sus predecesores se oficia en los temas, mejor construidos melódicamente, de líneas mas suaves pero no menos contundentes en fondos, dotados de textos mas definitivos, y sin embargo mejor contados, mas elegantes, y sin embargo mas afilados y mordaces.
El track-list es una sucesión de clásicos de la banda, empezando por la nerviosa y rápida "Rojo", con luminosas guitarras y vocalidad de agresivo tono, un comienzo que va derecho al grano.
En "¿Quién Es?" aún se detectan las decisivas enseñanzas del Sr. Mercado en el discurrir de las guitarras y en los coros, cortos y secos del estribillo. Tendencias rockeras mas amables en los primeros sones de la famosa "Obsesión", nuevamente vocalidad de clara intencionalidad dramática en el fraseo del Drogas y estribillo contagiosos y oxidado, un gran tema que da paso a la contaminada y envolvente atmósfera guitarrera de la violencia melódica de "En el Suelo", tema de evidente influencia punk.
Sucia y pegajosa resulta "Abrir y Cerrar", texto de actitud peleona y de aguerrido tono social y justa rebeldía, tema que pierde el freno melódico y se lanza cuesta abajo en un torrente de distorsión y ritmo que termina con un excelente solo guitarrero.
Acordes de rock mas tradicional en "Bajo Control" que alcanza su cenit con un adictivo y protestón estribillo, de fuerte carga emocional y pesimismo léxico social, otro hit del grupo.
Insinuante melodía y guitarras de agresividad esquiva en la sugerente "La Hora del Carnaval", coros y riffs marca de la casa para "El Último Vagón", tema de atmósfera mas madrileña que norteña, Burning y Leño escondidos en los oscuros rincones de este espeso y nebuloso corte.
"Tiempos que Arden" es la encargada de lanzar el sprint final del disco, fuerte y desbocado ritmo, angulosa vocalidad en viscosa letra, funciona perfcctamente como lanzadera de lo que esta por venir, a pesar de un estribillo demasiado fácil y un tanto insípido.
Lo que esta por venir empieza con la lasciva y erótica "Animal Caliente", tema total de romanticismo rockero, evocador de sexo sucio de vaqueros desgastados y minifaldas de cuero mezclándose en el sucio suelo del asiento de atrás del coche heredado de los viejos, todo al amparo de una melodía de indestructible estribillo, temazo!!!.
Agresivo, amenazador y cortante todo lo que tiene que ver con la violencia intrínseca que destila "Cuidado Con El Perro", otro tema con ínfulas punk y arrastrada vocalidad, característica y febril su linea de bajo que parece predecir el peligro, y extremo y desesperado su solo de guitarra, un clásico más de los de Chantrea.
Y final de fiesta, coros que invitan a ser entonados en etílica camaradería cuando la madrugada se muestra dispuesta a prolongarse hasta que la fiesta acabe en un ahogarse de vivir con la juventud por bandera, estribillo coral de pegadizo y eufórico efecto, nos vamos de fiesta al son de "Esta Noche".
Auténtico discazo de Barrricada con los que, en parte, saldo mi deuda de indiferencia injusta e inexcusable por parte del que suscribe, que hoy se rinde a los discos de este mítico y definitivo grupo de la historia del rock facturado en la lengua de Cervantes.
Addison de Witt
[Si quieres saber cuáles son sus mejores discos, el compi Rockología nos lo dice por AQUÍ].
No hay comentarios:
Publicar un comentario