por Addison de Witt (@Addisondewitt70)
del blog Rock and More By Addison de Witt
Para un adolescente de aquellos primeros años ochenta en un país como España, no era fácil escurrirse de una influencia muy determinada en lo que a materia musical se refiere, sugestionados por los últimos coletazos de agotados pioneros rockandrolleros patrios que resistieron heroicamente las presiones del anterior régimen y la incomprensión de una sociedad defraudada y acomodada bajo la bota militar que hizo de la censura el valium de unos habitantes que veían en el 600 y en la televisión en blanco y negro del 1,2,3... y Cronicas de un pueblo una dulce y despreocupada rutina.
La juventud reaccionó tras la muerte del genocida dictador, contestó con cultura, la pop, y con proclamas basadas en los colores en el vestir, la escultura en los peinados y la vanguardia en las pinturas, tomando musicalmente patrones setenteros como el glam de Bowie o T-Rex combinado con ritmos eléctricos y mecanizados del tecno que entraba a saco espoleado por los nuevos y artificiales sonidos de los sintetizadores, que empezaban a convertirse en la montura sobre la que hacer cabalgar las nuevas proposiciones sónicas, todo esto sin olvidar y dejando su rastro el casposo sabor sonoro a verbena de pueblo ramplona tan típico de la música popular española de verano y feria al auspicio de la virgen local, unas gotas de rock de colorido brit y ganas de hacerse notar, dibujando las calles y sobre todo los corazones con edificantes y sugerentes formas de los mas chillones colores, esto sumado a las ganas, la juventud y una vocación comprensible de escandalizar a la colonia triste y mortecina de cadáveres fascistas y andantes que habían dejado tras de si los últimos cuarenta años de rojo y negro, de sangre y oscuridad, todo esto hacía un coctel imposible de no querer beberse de un trago en aquellos años de esperanza, un coctel que se llamó: La Movida.
La movida, ellos también imponían su ley, colorida, divertida y con el tu por delante, con todos los ingredientes para atrapar, una salida a tanta melancolía de cabeza gacha, una salida marcada con luces de neón de los mas inverosímiles colores...
La movida, todo lo envolvía, la música, el cine y la estética juvenil, era otra dictadura, una dictadura hacia algo mejor, hacia una libertad que entraba a raudales en nuestra sociedad, pero lo hacia de forma desordenada aunque feliz, despreocupada por el futuro y deseando olvidar el pasado.
En este ambiente era difícil fijarse en lo que había detrás de este telón de hedonismo y vanguardia, de provocación y desafío al carca, que empezaba a contar su desaparición en una justa y merecida cuenta atrás, en este ambiente era difícil conocer música facturada fuera de la piel de toro y su ruidosa e hilarante movida madrileña.
A mi me costo lo suyo y fue a finales del 83 y a rebufo del éxito del tema "Everybreath you Take" del disco Synchronicity de The Police que empecé a fijarme en música extranjera.
El disco postrero de los de Sting me atrapó en un principio, durante años me pareció lo más de los londinenses. Después conocí sus dos primeras entregas y este quedo relegado a un segundo plano, para finalmente durante años desaparecer de mi imaginario musical, el disco, The Police, y también Sting.
Fue hace algo mas de un año que recupere al terceto de oro tras conseguir sus vinilos y volver a pincharlos, y volvieron a conquistarme, y volví a pensar en ellos, y empecé a recordar otros tiempos, a recordar la ruptura del grupo, firmada y sentenciada con la publicación del primer disco de su líder carismático en solitario, con la publicación por parte de Sting del disco The Dream of The Blue Turtles.
Fue una pequeña conmoción para la legión de fans de la formación, pero el daño estaba hecho, The Police desaparecía y había que concentrarse en Sting, que se presentaba con un disco valiente, retando a todos los fans que decidiesen que los discos de Gordon Summer debían ser una continuación de la propuesta musical de su anterior proyecto, que Sting tenía que ser The Police II.
No fue así, el debut del rubiales fue sorprendente, el sonido se alejaba del rock brit que practicaba la banda y se desentendía de los acentos pop en las melodías que tildaban sus últimos singles y se adentraba en sonidos mucho mas oscuros, mucho mas americanos, sonidos que olían al humo estancado en la bóveda del más salvaje local de jazz de Nueva Orleans, humo que se mezclaba con los sonidos de vientos y contrabajos creando una suerte de jazz-pop cantado con sugerente entrega y lirismo vocal, así lo percibimos en "Moon Over Bourbon Street", auténtica joya de nocturno alegato sónico y apetitosa propuesta melódica.
Con un ritmo mas vivo pero con el jazz merodeando en la estructura sonica de la estupenda "Shadows in The Rain", la cual sin perder de vista el pop se deja llevar por vientos y metales de sugerente intención, tema que invita a bailar con el demonio.
Similar comentario pero ubicada en un lugar mas cercano al pop del "Synchronicity" despliega su bonita melodía "Children's Crusade".
Sigue el acercamiento al jazz y a la sinuosa y pantanosa brisa de Nueva Orleans en "Consider Me Gone" y mucho mas ortodoxo el ritmo puro y de maderas nobles de la instrumental y breve "The Dream of The Blue Turtles".
Sonido negro pero de otra connotación en el que fue primer single, la fantástica "If You Love Somebody Set Then Free", salsa y sonidos africanos mezclándose en un bailable corte que obtuvo una repercusión mediática inferior a la esperada y merecida.
También el reggae hace su aparición en la magnifica "Love is The Seventh Wave", y un sentimiento de calor desértico invade al oyente en la aburrida "We Work The Black Seam" que a quien escribe estas lineas le recuerda a la también aburrida "Walking in your Footsteps" del mendionado ultimo disco de The Police.
Y para terminar este comentario dos auténticas explosiones de diferente fuego, por un lado la fuerza y rockera actitud del debastador estribillo de la extraordinaria despedida del disco que es "Fortress Around Your Heart", apegada al estilo de The Police como una especie de mirada de reojo a un pasado reciente y glorioso para el ahora solista Sting.
Y el tema que hizo que el disco funcionase en las radiofórmulas de medio mundo, una brillante pieza, un sonido y un transito melódico que crean un tema pop de libro, hermosa y épica, con letra protesta algo desfasada tras la caída del muro de Berlin cuatro años después, entonces el tema guerra fría estaba de rabiosa actualidad y Sting tomo partido por los niños en la adorable "Russians", una canción perfecta.
Pasaron los años y la trayectoria de Sting ha sido zigzagueante, su último disco esta pasando desapercibido y no esta nada mal, vueltas en directo con sus ex-compañeros para interpretar sin demasiada gloria los viejos éxitos de la banda, discos menores y otros mayores no entendidos del todo. Este fue el primero y francamente entiendo que el mejor, tal vez, lo mejor que en mi modesta opinión ha facturado jamás Gordon Summer, Sting.
©Addison de Witt
No hay comentarios:
Publicar un comentario