por Antonio Gomariz (@NoneGL14)
El panorama musical actual, especialmente el de géneros musicales que vivieron su apogeo hace ya décadas como es el caso del heavy metal o el hard rock, se encuentra en ocasiones lastrado por opiniones orientadas a afianzar la idea de que lo mejor en dichos géneros ya se ha hecho y, por consiguiente, todo lo que se haga en la actualidad no tiene calidad suficiente. Es prácticamente una evidencia que no volveremos a ver el nacimiento de grupos de la talla de Judas Priest, Led Zeppelin, Rainbow o Black Sabbath, negarlo sería una necedad. Aun así, resulta más negativo negar la calidad de bandas emergentes, a pesar de su menor repercusión, por un pensamiento anclado en el pasado.
No hace falta más que echar un vistazo al panorama musical europeo para comprobar que tanto las bandas clásicas que siguen en activo, como las bandas emergentes se encuentran en un momento de forma excepcional. Un ejemplo todavía más concreto es el de los grupos de heavy metal escandinavos y nórdicos, con una enorme proliferación de bandas y una variada oferta de géneros. Siguiendo la estela de grupos como Sabaton, Nightwish, Sonata Arctica, Enforcer, Ensiferum, Finntroll, Amon Amarth y un larga lista, en 2008 se funda en Finlandia la banda Battle Beast.
Al contrario que gran parte de los grupos del centro y norte de Europa en la actualidad, Battle Beast optó desde un principio por un sonido mucho más cercano al heavy metal clásico, sin obviar las influencias de los sonidos nórdicos tan característicos. De esta manera, los tres trabajos de Battle Beast hasta el momento ofrecen un conglomerado musical que podríamos catalogar como heavy y speed metal, pero con claras influencias del power metal.
Con sus dos primeros trabajos, Steel (2012) y el homónimo Battle Beast (2013) el grupo finlandés logró asentarse en la zona centroeuropea y conseguir un sonido reconocible y una sólida base de seguidores. El cambio de su vocalista, Nitte Valo en su primer trabajo y Noora Louhimo en el segundo, lejos de afectar a la progresión de la banda, no significó otra cosa que un impulso vistas las fantásticas cualidades vocales y de liderazgo de Noora. Con este contexto, el anuncio de la publicación de Unholy Savior para enero de 2015 llegó con una tremenda expectación y la seguridad de que el tercer trabajo de los finlandeses supondría su confirmación definitiva.
A pesar de las diversas innovaciones, Unholy Savior sigue claramente la línea marcada por sus predecesores. Los aspectos más característicos del grupo, como pueden ser algunos como los teclados épicos, los estribillos coreados, los coros a doble voz (femenina - masculina), siguen presentes y vuelven a ser factores predominantes de su música.
El disco se inicia con una verdadera andanada musical. Las cuatro canciones iniciales ("Lionheart", "Unholy Savior", "I Want The World...And Everything In It" y "Madness") son toda una declaración de intenciones y la prueba de que el más puro estilo de Battle Beast es el que sigue presente en el disco. Un arranque de disco en el que vemos cómo juegan a la perfección con las subidas y las bajadas de ritmo marcadas por una incesante batería. La espectacular "I Want The World...And Everything" es el mejor ejemplo del disco de cómo el grupo juega con la doble voz consiguiendo un poderoso efecto y un estribillo sublime. Una pieza orientada claramente hacia la puesta en escena en directo.
Después del trepidante comienzo, el disco llega a un merecido descanso con la balada "Sea Of Dreams". La primera vez que vemos a Noora en una canción de este estilo y la imponente voz de la vocalista se adapta a la perfección. Una prueba de la versatilidad musical de la banda, que logra un gran efecto. La balada no es más que un mero espejismo, pues "Speed And Danger" nos despierta con una atronadora ráfaga de batería. La canción más rápida del disco, como su propio nombre indica, es una gran pieza.
"Touch In The Night" es el primer single con el que la banda sorprendió tras su publicación. Posiblemente una de las canciones cuyo sonido dista en mayor medida del tradicional de la banda y que hizo temer con una cambio de dirección, que fue disipado rápidamente con la publicación del álbum al completo. Una nueva evidencia de la capacidad musical, con un medio tiempo con teclados característicos del pop clásico que acaba convirtiéndose en una canción tremendamente adictiva.
La diversidad musical se hace evidente en la recta final del disco, con la breve "The Black Swordman" para el pleno lucimiento de Noora, que sirve de introducción para la magnífica pieza instrumental "Hero Quest". Una notable combinación. Termina con un tema mucho más clásico como es "Far Far Away", con un marcado riff que escuchamos durante toda la canción y un poderoso estribillo coreado. El cierre definitivo del disco llega con una magnífica balada, "Angel Cry", una canción llena de melancolía y unos teclados melódicos.
©Antonio Gomariz
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