ZEPPELIN ROCK: CRÍTICA de la película LA MEUTE (The Pack) (Franck Richard, 2010): Reseña

viernes, 19 de noviembre de 2021

CRÍTICA de la película LA MEUTE (The Pack) (Franck Richard, 2010): Reseña

 


by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)




Os presento hoy a la franco-belga La Meute, una cinta de horror a la que tenía ganas y de la que he leído críticas contradictorias. La Meute se inicia con una joven conduciendo un vetusto coche –una ranchera típicamente americana- por una carretera secundaria en la que recoge a un autostopista. La joven resulta llamarse Charlotte y tiene una pinta de rebelde –escucha thrash metal y lleva en los nudillos un tatuaje en el que se puede leer HATE, todo un homenaje al Harry Powell de La noche del cazador- de lo más estereotipado. Entonces la pareja se detiene en un sucio bar de carretera –que en realidad no está en la carretera, sino en medio del bosque- en el que nadie en su sano juicio se detendría. Allí, unos moteros intentan violarlos a ambos, pero la dueña del establecimiento consigue detener la agresión. Cuando el autoestopista desaparece tras ir a mear, Charlotte se lo explica a un desaliñado policía de pueblo con edad próxima a la jubilación que viste una camiseta del todo inadecuada con la frase yo follo en la primera cita. Sin embargo, como el hombre no puede ayudarla, Charlotte decide esperar a la noche y entra en el local para buscar a su compañero de viaje. Pero lo que consigue es que la dueña del bar la ataque y encierre en una jaula.





Y hasta aquí os puedo contar, amiguitos, más que nada para no desvelaros la única sorpresa de una trama que pese a tener cierta originalidad tampoco es que aporte demasiado al género. Está bien rodada –quizás abusa de escenas en oscuridad en algunos momentos- y la interpretación es –en mi opinión- más que aceptable. Sin embargo, algunas situaciones y partes del guion se aguantan con pinzas, por no decir que no se sostienen. Aun así, os diré que a mí me ha gustado La Meute. Cierto, no es un hito en la historia del cine de terror y a estas alturas resulta difícil impactar con escenas habitualmente vistas por muy truculentas que intenten ser, pero eso no le resta que resulte amena y acertada para una noche de pizza y cerveza o una tarde de sábado después del café y la copa.

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