ZEPPELIN ROCK: Los MONOSÍLABOS: casos que se escapan a la regla de la tilde diacrítica

viernes, 1 de mayo de 2020

Los MONOSÍLABOS: casos que se escapan a la regla de la tilde diacrítica



Ángel Carrasco Sotos 
(profesor de Lengua Castellana y Literatura)


En un artículo anterior de hace ya unos años, os hablábamos de los monosílabos que excepcionalmente llevaban tilde. Es una lista muy breve que siempre hay que tener en cuenta si queremos escribir con la rectitud adecuada. En el enlace os remito a ella y conviene leer las aclaraciones previas que en la entrada se vierten a ese respecto.


Decíamos en aquella publicación algo que no era del todo cierto. Aclarábamos allí que la razón de la tilde diacrítica (diferenciadora) en los monosílabos solamente se utilizaba con las parejas de monosílabos en las que una de las voces era átona y la otra tónica (que era la que recibía la tilde). En los casos de monosílabos con tilde, efectivamente, siempre sucede así: una de las formas es átona y la otra tónica (sí/si; él/el; tú/tu...). De ahí que palabras como sal (del verbo salir) y sal (sustantivo) no se acentuasen ni una ni otra puesto que ambas son tónicas (reciben acento prosódico).

Pero se da el caso de parejas de monosílabos en los que también efectivamente una de las voces es átona y la otra tónica... y, sin embargo, la voz tónica no lleva tilde. ¿Por qué? Pues la respuesta de la Academia es porque no hay tradición gráfica en ponérsela. Por ejemplo, la forma don, funciona como tónica cuando es un nombre ("Juan es que tiene un don") y como átona cuando funciona como tratamiento de cortesía ("Ha pedido don Juan que le sirvan el desayuno"). Lo mismo ocurre, por ejemplo, con la forma la, que es átona cuando funciona como determinante artículo y tónica cuando hace referencia la nota musica. O en los nombres de letras: a, e, u, de o te, que no por ser tónicos llevan tilde diacrítica para diferenciarlas de sus otros usos átonos. Es curioso en este sentido el caso de te y de, que sí llevan tilde para diferenciarse cuando son sustantivo (infusión) y verbo (de dar) y no cuando se refieren a las letras con este nombre.

Es evidente que habrá otros ejemplos que se podrían considerar.


Arcaísmos y formas anticuadas

Otro caso es el de ciertas formas antiguas o anticuadas que en ediciones modernas se utilizan con tilde para desambiguar y hacer más clara su interpretación en la lectura. A este uso, apuntado por la Academia, la institución no parece ponerle reparo alguno pues lo apunta sin censurarlo.

Nos referimos a casos como nos cuando equivale a nosotros: "Si nós pudiéramos evitarlo, sin duda lo haríamos". O la forma a del antiguo verbo aver: "Non á duelo de nós, que sofrymos ta vyda" ('No tiene duelo de nosotros, que sufrimos tal vida'), ejemplo del Fernán González (siglo XIII) muy bien traído pues recoge las dos formas referidas: á y nós. También se apunta la forma ý ('allí'): "os levaré ý" ('os llevaré allí"). Y también, por último, la forma ('soy'), del verbo ser: "Tuyo ".

Vuestro.




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