ZEPPELIN ROCK: VINILO O VINILO, ESA ES LA CUESTIÓN: ¿Por qué compramos discos de vinilo?

jueves, 12 de marzo de 2020

VINILO O VINILO, ESA ES LA CUESTIÓN: ¿Por qué compramos discos de vinilo?


por Alberto Iniesta (@Radiorock70)
del blog Discos




En realidad, este artículo no tiene sentido. Cómo explicar por qué compramos música en la era de Spotify supone intentar detallar sentimientos y emociones que, para una gran mayoría, no tienen ninguna lógica. Es como intentar argumentar por qué eres del Atleti, si se me permite la comparación. Se trata de algo que siempre ha huido con éxito de las garras de la razón, y así seguirá siendo. ¿Qué motivación hay en gastarse dinero en el formato físico viviendo en plena era digital?


Como digo, es absurdo definir utilizando términos técnicos el porqué unos cuantos locos de la música seguimos removiendo entre discos y discos hasta encontrar ese que nos vuela la cabeza. A la mierda los tecnicismos: simplemente, se trata de una necesidad vital más. El sonido importa, probablemente lo que más, y evidentemente es una de las razones de mayor peso para apostar por las 33 pulgadas, aunque ándense con ojo con el tema de las ediciones; pero es mucho más que eso. Frente a la imposibilidad de dialogar con Deezer, ahí quedan esos momentos en esos almacenes de felicidad que constituyen las tiendas de discos para charlar con los dueños sobre este o aquel disco, de llevarte a casa un nuevo LP que añadir a tu estantería, o de tener un puñado de discos desconocidos que escuchar gracias a unas recomendaciones que, de otro modo, quizá no habrían llegado a producirse.

Comprar discos es un estilo de vida. No me refiero a esos coleccionistas que desembolsan miles de euros por una edición única de un single de David Bowie como quien compra una barra de pan; esto tiene mucho más que ver con la ilusión por llevarte a tu casa el último LP de Rival Sons o el primero del Boss que con adquirir discos carísimos en subastas por y para coleccionistas. Porque, al final, la clave de todo esto la encontramos, precisamente, en lo que no se puede explicar. Yo podría no haber preguntado aquella tarde en Bajoelvolcán por ese grupazo llamado the Zeros, y seguiría sin saber quiénes son.

Conclusión: eviten buscarle el sentido a esta bendita locura del formato físico cuando carece de toda lógica. Esto va de emociones y sentimientos que aporten unas capas de color en un mundo que nos quieren vender, cada vez más, con el blanco o negro como únicas alternativas. Las tiendas de discos han sido, son y serán esos templos maravillosos donde las emociones y la música se unen, formando una ecuación que se completa con la presencia de los que abrazamos la melomanía como forma de ser, de existir… y de vivir. No traten de entenderlo. Larga vida a las tiendas de discos, y todo lo que las rodea.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, esto va de sensaciones físicas, de emociones producidas al tocar el material, sopesarlo, mirar la portada en toda su extensión, leer los créditos, cambiar la cara en el plato, pasar la gamuza para limpiarlos, es pura y simplemente el gozo de la posesión verdadera, material, nada que ver con lo pasajero de las nuevas tecnologías, su antíyesis total. Y lo las tiendas de discos, templos, debían estar subvencionadas.
    Saludos,

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    1. Me alegra ver que compartes mi punto de vista. Ojalá subvencionasen las tiendas de discos, yo marcaba la x a favor de ellas gustosamente.
      Saludos!

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