ZEPPELIN ROCK: Crítica de Ramones "Rocket To Russia" (1977) Review

viernes, 8 de julio de 2016

Crítica de Ramones "Rocket To Russia" (1977) Review



por TheOutlaw76 (@TheOutlaw76)
del blog THE OUTLAW





Ya sabéis que hablar de Ramones es hablar de un estilo de vida. Los Ramones, los eternos adolescentes, siempre cabreados con sus contestatarios "I Don't Wanna, I don't Care, I Can't..." . Rabietas tan efímeras como la duración de sus temas.



Corría el año 1977 y el movimiento Punk estaba a punto de eclosionar. Ramones, desde América, fueron unos de los detonantes de dicho movimiento, por mucho que le pesase al malcarado Johnny Ramone. Este siempre renegó del movimiento Punk e intentó, en vano, que no metieran a Ramones en el mismo saco que a los Sex Pistols. Muy a su pesar, esa actitud enfadosa de los Ramones, su look callejero con las eternas chupas de cuero y los tejanos rotos quedarán para siempre asociados al movimiento punk-rock.

Para Johnny el rock tenía que ser crudo, directo, sin arreglos artificiales, había que despojarlo del envoltorio y quedarse con la esencia. En esos años el rock sinfónico estaba en auge y las grandes bandas de rock, como Led Zeppelin o Deep Purple, reinaban por todo lo alto pero para muchos jóvenes eran grupos endiosados y anquilosados que poco tenían que ver con la rebeldía del rock'n'roll. Johnny y el resto de la familia Ramone estaban hartos de tanta opulencia en el rock; querían demostrar que con actitud y cuatro acordes también se podía triunfar. Ellos eran el perfecto ejemplo de que cualquier chico de la calle podía coger una guitarra y expresar su rabia, sin necesidad de explayarse durante 20 minutos con solos sesudos y onanistas.





Para la portada eligieron una foto en poderoso blanco y negro donde los cuatro Ramones, con sus pintas de inadaptados totales, miran desafiantes desde un callejón cerca del mítico local CBGB que les vio nacer.

Para este tercer disco contaron con un presupuesto más elevado y, por lo tanto, con un sonido más pulido. El disco está repleto de composiciones sencillas, pero con mucha fuerza, que se convirtieron en himnos perennes como Cretin' Hop, Rockaway Beach, Sheena Is A Punk Rocker, We're A Happy Family o Teenage Lobotomy.

A lo largo de todo el disco hay una clara influencia de la música surf y el rock de los años 50s, que tanto le gustaba al bueno de Joey Ramone. Buena muestra de ello son las divertidas versiones de Surfin' Bird de The Trashmen o Do You Wanna Dance? de Bobby Freeman (que también habían versionado posteriormente sus adorados Beach Boys y Cliff Richards).

Es difícil quedarse con un solo disco de los Ramones pero, desde luego, este es uno de los más influyentes y recomendables...Gabba, Gabba, Hey!!



Bonus:

El verano de 2013 tuve la oportunidad de pasar unos días de vacaciones en Berlín. Allí visité el Ramones Museum, un lugar de peregrinaje obligado para todo amante de la música en general y de los Ramones en particular. Un pub-museo hecho con toda la pasión y cariño de un fan, Florian Hayler, que ha llegado a acumular más de 300 objetos relacionados con los Ramones como carteles, camisetas, flyers, púas, fotografías firmadas e incluso pantalones originales de los miembros de los Ramones.

Allí adquirí el libro Commando, The Autobiography Of Johnny Ramone, un libro imprescindible para todos aquellos amantes del grupo.

Así que ya sabéis, si tenéis la oportunidad de pasar unos días por Berlín buscad el Ramones Museum, vale la pena la visita.

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