ZEPPELIN ROCK: Microrrelatos - Cosas en los bolsillos (84): The Retornator cagón

domingo, 14 de junio de 2015

Microrrelatos - Cosas en los bolsillos (84): The Retornator cagón



The Retornator cagón

Mi primera experiencia ejerciendo como retornado no pudo resultar más decepcionante. Involuntariamente y sin entender nada, me presenté de repente en mitad de la batalla, frente a mi amigo Carlos, que se escondía en una trinchera atemorizado y herido. Elevado un palmo del suelo y vestido de etiqueta, con pajarita, mi pelo engominado, bigotito enlutado y con puntas de pincel, le hablé así: "No temas, Carlos, no te pasará nada, confía en mí; avanza hacia las filas enemigas, yo te guiaré. No tengas miedo y sígueme". No busquen una causa, yo no sabría explicarlo, que hablaba yo y no entendía, que un ventrílocuo loco me movía la lengua como mueve sus brazos una marioneta idiota y sin vida. Y Carlos, lívido, con el alma ya abatida, siguió a ese fantoche vestido de pingüino que era yo, yo retornado. A Carlos no lo mataron, pero su suerte fue peor aún que la mía pues perdió las dos piernas debido a una granada que llegó volando de no se sabe dónde. Y entonces, así como llegué, desaparecí para regresar de nuevo a este limbo borroso en el que parezco un imbécil, sin norte y solo. Carlos quedó allí, abandonado, amputado, roto por el dolor, agonizando.

Ahora, entre la niebla, creo verlo sentado en un cutre plató televisivo, frente a un presentador de habla impostada, contando entre suspiros y jadeos su experiencia de hace años con un retornado (así me llaman), y noto en sus palabras la acritud y el rencor, y un triste e infinito desaliento remueve la esencia débil de mi transida y asombradiza alma. Quizá no tenga sentido que lo diga precisamente yo (un muerto y alma en pena, aunque un cagueto a fin de cuentas; eso no me lo cambió la muerte), pero temo por mi vida, fundido en ese recuerdo que se desvanece o se convierte en polvo cósmico.

©Ángel Carrasco Sotos

Ponte en contacto conmigo y llévate los dos libros por 22 euros.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Bueno, piensa -en su descargo- que él no tiene culpa de nada: ni él hace lo que hace "de motu proprio" ni puede su voluntad hacer nada contra su carácter. Él es ansí, como el mundo de Baroja.

      Eliminar
  2. Hola, Ángel.

    Aparte de un cagón era un auténtico cab***cete.
    Vaya historia que te sacas de la chistera. No sabía que los muertos pueden llegar a temer por su vida... La de cosas que aprende una y lo bien que escribes. Te lo lees del tirón, hijodemivida.

    Unos besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Na, este me salió solo regular. Yo no le doy más de un 6, pero ya habrá otros mejores. Ya tardas, Tow, en sacar tu librito, que nos tienes a todos en ascuas. Intenta hacer una recopilación con lo mejor. Besazo.

      Eliminar