ZEPPELIN ROCK: SUPERTRAMP - Crime of the Century (1974): CRÍTICA Review

jueves, 28 de septiembre de 2023

SUPERTRAMP - Crime of the Century (1974): CRÍTICA Review

 

por Dani Matute (@dmatuteb)




He de haceros la confesión de que, en mi adolescencia, no tuve mucha relación con estos británicos. Mis referencias de ellos se debían a los videoclips que veía en los programas musicales. Y por aquella época, los discos que publicaba Supertramp no eran de sus mejores trabajos y ya no contaban con la participación de Roger Hodgson. Conocía a Hodgson, pero ni sabía que había sido integrante de Supertramp. Pero aprendí a amarlos gracias a Dire Straits. Me explico. Los de Knopfler sí me gustaban mucho y los conocía. Y fue el grupo que teníamos en común un grupo de chicos que empezamos a forjar en el instituto nuestra amistad para toda la vida. Luego, cada uno aportaba la música que nos cautivaba y así íbamos aumentando nuestra sapiencia musical. Nada que no sepáis los más viejos de por aquí: los que crecimos sin mp3, Napster, Megaupload, Spotify o Youtube; los que conocíamos la música a través de las cintas que nos grababan nuestros amigos o de los discos que nos pasábamos unos a otros. ¿Cuándo fue la última vez que prestaste o te prestaron un disco? ¿Cuánto tiempo hace que no le decís a un amigo: “Vente a casa a escuchar un disco que te va a flipar”? (no valen las veces que lo habéis usado para ligar). Eran otros tiempos. ¿Mejores? ¿Peores? En todo caso, distintos.



En aquel grupo de amigos del que os hablo, la aportación de mi amigo César fueron los Supertramp. Bueno, en realidad su banda de cabecera eran los Beatles, pero todos conocíamos a los de Liverpool por lo que eso no valía. En aquella época en la que todo era fácil y el destino aún no se había empeñado en ensombrecer parcelas de nuestras vidas, él fue el que me prestó los vinilos de Supertramp que tenía en casa para grabarlos. Y como conocedor de los de Davies y compañía, el primero que me pasó fue este Crime of the Century. Luego vendrían más. Y, poco a poco, los fui incorporando a mi propia colección de vinilos y Cds. 



Además de las puramente musicales, con la chapa que os he metido no hace falta que os narre las otras sensaciones que me transmite la armónica con la que comienza el disco y hacia qué época viajo. A César le tiene que ocurrir algo parecido, porque hizo un dibujo sobre esta canción. Ah sí, mi amigo César es un artista no reconocido que dibujaba todos los días en la bolsa de almuerzo de su hija alguna viñeta. En fin, sigo.



El primer corte, "School", como ya os he dicho comienza la armónica y va increscendo. Cantan las dos primadonas del grupo: Rick Davies y Roger Hodgson. Hacia la mitad del tema entra el piano de Davies. El mismo con el que comienza la siguiente canción, "Bloody well right", en el que se turna con la guitarra de Hogson durante casi dos minutos hasta que empieza la letra. Esta vez solo la voz de Davies. La siguiente, "Hyde in your Shell", la canta Hogdson con protagonismo del saxo y para cerrar la cara A, alternando de nuevo en el micro, toca el turno de Davies con "Asylum".



La cara B comienza con uno de los temas más famosos del grupo, "Dreamer". "Rudy" y "If everyone was listening" nos llevan al gran final: al tema que da título al álbum, "Crime of the Century". Una obra maestra para cerrar otra obra maestra global. Siempre me pareció curioso que el disco terminase como empieza: con el sonido de una armónica, en este caso, que se aleja…


No he querido entrar al detalle de las canciones porque es un álbum tan conocido, tan reseñado, que iba a caer en repeticiones y plagios y no iba a aportar nada nuevo. También podía haberos contado la historia previa al disco, cómo les costó llegar a la aceptación, cómo perdieron a su mecenas, cómo uno de sus integrantes tuvo que cambiarse el apellido para burlar al servicio de inmigración británico. Incluso cómo se retiraron a un caserón de campo para dar rienda suelta a su creatividad. Pero eso lo han hecho ya otros, mejor escrito y mejor explicado de lo que yo pudiera nunca. Me basta con haberos transportado, durante un rato y gracias a la música, a otro tiempo y a otro lugar, como me sucede a mí cada vez que pincho este plástico, edición española del 77 que conseguí de casualidad gracias a un vecino.

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