por Alberto Iniesta (@Radiorock70)
del blog Discos
“I won’t apologize, the light shone from in your eyes. It isn’t gone, and it will soon come back again”. Con esos preciosos versos da comienzo Homegrown, el disco que debería haber salido entre los gozosos On the Beach y Zuma. Musicalmente, este LP está más cerca de navegar por las tranquilas aguas del After the Gold Rush o el Harvest Moon que de surfear las olas salvajes del Mirror Ball, aunque eso no significa que no haya electricidad. En cualquier caso, digámoslo desde ya: es una auténtica gozada de disco. Probablemente, de haber sido lanzado en 1975, hoy sería considerado otro clásico del viejo Neil. Nunca lo sabremos, pero está claro que una obra tan monumental como la suya, donde solo la cifra de discos de estudio entre todas sus etapas ronda los cincuenta LPs, solo podrá ser valorada en su justa medida por el más imparcial de todos los jueces: el tiempo.
Separate Ways es el doloroso comienzo del disco, con esa letra que habita a mitad de camino entre la pérdida y la esperanza del regreso. La voz de Neil suena terriblemente triste entre gloriosos sonidos de pedal steel, un instrumento que desprende un pedacito de cielo en cada nota. Try es algo más positiva, con un mensaje (“We got lots of time to get together if we try”) que abre tímidamente una puerta al futuro. Además, contar con la presencia de Emmylou Harris en los coros es algo que ilumina de manera automática cualquier canción. A partir de este momento, el LP entra en una maravillosa espiral de viajes a través de los surcos: Mexico refleja a la perfección lo que se siente cuando el pasado todavía duele demasiado (“why is it so hard to hang on to your love”?), mientras que en la canción homónima aumentan las revoluciones y la sensación de optimismo (“sun comes up in the morning, and it shines that light around”).
La cara b arranca eléctrica con We Don’t Smoke It No More para dar paso a esa enorme canción que es White Line, que vuelve a viajar entre dos mundos sin decidirse por uno solo: entre lo cálido (“Well, we’ve been down but I’m coming back up again”) y lo gélido (“but the daylight will soon be breaking”) parece que la consigna no es otra que la de huir del término medio. Vacancy quizá sea la canción más débil del disco, en parte por esa sensación de carecer de mayor consistencia y contundencia en lo musical, pero sobre todo porque creo que a un tipo del nivel de Neil Young se le puede exigir más a nivel lírico. No obstante, por contextualizar un poco, si esta canción hubiese formado parte del High Hopes o el Working On A Dream de Springsteen, sin duda se habría situado entre las más destacadas sin dificultad. Volvemos a una nueva reducción de revoluciones en Little Wing para encontrarnos con una de las joyas absolutas de la corona, con una letra tan sencilla como preciosa (“Little Wing, don’t fly away. When the summer turns to fall, don’t you know some people say the winter is the best time of them all”) y el nivel musical excelso, donde la armónica de Neil Young parece llorar de lo triste que suena. Una de esas canciones que hay que escuchar a fuego lento para calentar el alma. Por si eso fuera poco, el LP concluye con Star of Betlehem, la última parada del viaje donde la fusión entre las voces de Neil y Emmylou Harris suena a música de lo que son: dioses. La letra, por supuesto, está a la altura de las circunstancias: “all your dreams and your lovers won’t protect you, they’re only passing through you”. Tan devastadora como el momento que estaba viviendo Neil Young cuando compuso estas canciones. Es cierto que muchas de ellas ya las habíamos escuchado en discos anteriores con otro sonido, algo que también sucedió con aquel maravilloso Hitchhiker de hace unos años, pero cuando las vuelves a escuchar en este nuevo orden vestidas con unas tonalidades sonoras diferentes, algo te hace click por dentro. Es como encontrarse de nuevo con esa persona que fue tan especial después de muchos años. Es, en definitiva, pura vida.
Por una vez coincido contigo el disco es una pasada y si se hubiera publicado en los 70 obra maestra
ResponderEliminarA mí me ha encantado, pero me hacía más gracia cuando no estabas de acuerdo conmigo, tú antes molabas jajajaaj
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