UNA DAMA POR LA QUE BOSTEZAR
Por Francisco Herrera (@Mikolunita)
Allá por el año 2005 resultó una agradabe sorpresa encontrarse en las salas de cine con un producto tan extraño como transgresor: Sin City. Basado en los comic books del, amado por unos y odiado por otros, Frank Miller.
La verdad es que la primera Sin City la disfruté como un enano. Tendrá los detractores que tendrá, pero hay que reconocerle a Robert Rodríguez su valentía en ese momento para llevar a cabo un producto cinematográfico que, en principio, parecía abocado a los círculos más minoritarios. Para mí fue una de esas apuestas especiales, algo nuevo y no visto, y como conocedor de los cómics homónimos, pude disfrutar mucho más viendo las viñetas en movimiento que había conseguido el Sr. Rodriguez.
Una de cal y otra de arena. Esto es lo que nos dan en Sin City 2: una dama por la que matar. El varapalo que se ha llevado en la taquilla americana esta película no tiene que ver tanto con la factura del nuevo film, como con la tardanza en llevar este proyecto a fin. Reconozcámoslo, si uno o dos años tras Sin City nos hubieran puesto este pastel comiquero ante nuestras narices, habríamos acudido en masa nuevamente al cine. El problema es que, nueve años más tarde, ya no resulta ni tan revolucionario ni novedoso, y que las ganas de volver a ver las aventuras de estas almas oscuras por las tortuosas y oscuras calles de Sin City nos importaban bastante poco, más aún habiendo tenido entre medias propuestas tan atractivas como 300 (curioso que dicho film llegase a buen puerto gracias al buen resultado y el empuje de Sin City).
SIPNOSIS
Retomamos varias historias ocurridas en Sin City: la de Dwight McCarthy (Josh Brolin) quien busca rescatar a su ex novia, Ava Lord (Eva Green) de las manos de un marido violento; la de Nancy Callahan (Jessica Alba) que trata de vengar la muerte del agente John Hartigan (Bruce Willis); y la de Johny (Joseph Gordon-Levitt), que busca irremediablemente ganar al todopoderoso Roark.
Hablando claro, Sin City 2 no es Sin City. Así de claro y así de triste. Ni siquiera parece filmada por el mismo autor, vista la falta de brío y energía que desprenden sus fotogramas. Rodriguez se ha acomodado en un tipo de cine automático y, cual George Lucas de tres al cuarto (ojo, no me meto con George Lucas), usa y abusa de la pantalla verde hasta límites amateurs de vértigo ( sonrojante es toda la parte final del film). Encima tiene como co-director a un prodigio del estropicio: el propio Frank Miller, que demostró su "buen hacer" con The Spirit, film que dejó un poso muy profundo en sus seguidores y los amantes de este personaje (el poso es del tamaño de un cráter de meteorito directamente en el corazón).
El film está estructurado alrededor de tres historias, siendo la principal y más amplia la que da nombre al propio film, y al mismo tiempo siendo la más interesante de las tres. Meter a Bruce Willis es casi anecdótico, de cara a la galería, un cameo de no más de 2 minutos.
Donde Sin City contaba con varias historias entrelazadas que funcionaban como un engranaje de precisión, aquí las piezas se desmoronan a partir de la hora de metraje. El trabajo de edición comienza presentando las diferentes líneas argumentales y recuperando a personajes, nuevos unos y viejos otros, ya conocidos de la anterior entrega.
Aquí se manifiesta uno de los problemas residuales del montaje. Se trata al mismo tiempo de una precuela y una secuela de las historias presentadas en Sin City 1, pero de esto casi nos percatamos llegando casi al final del film.
Y ahora pasamos a sufrir la desidia con la que han tratado este film los Sres. Rodriguez y Miller. Una vez presentadas las líneas argumentales que adornaran nuestro viaje por las calles de la ciudad del pecado, se concentran en el segmento principal exclusivamente. Como ya he dicho, durante este tiempo la película gana bastantes enteros pues estamos ante la típica historia de cine negro con tamiz Miller. Además tenemos como protagonista de la historia a Eva Green y...¿he dicho ya que sale Eva Green? ¿Sí? ¿En serio? Pues qué más queréis que os diga, solo por ella ya es justo y necesario sufrir en nuestras carnes y pupilas las tropelías del Sr. Roberto. (Curioso es que Eva Green haya participado en las dos secuelas de estas traslaciones de Frank Miller, Sin City y 300).
El problema viene cuando asistimos al desenlace de esta línea argumental y nos percatamos de que solo quedan !30 minutos!. ¿Cómo? ¿Todavía? En este tiempo, eterno para mí, vamos a asistir al desarrollo y desenlace de las otras líneas argumentales, pero, en vez de entrelazarlas, vuelven a poner a prueba nuestra capacidad de resistencia mostrando cada historia por separado. La de Gordon-Levitt tiene su aquello, aunque su final es totalmente anticlimático, pero la historia de Jessica Alba, la cual podría haber sido mucho más interesante a la vez que violenta es de una sosez tremenda, siendo en este punto donde el uso de la pantalla verde es de una cutrez indigna.
¿Por qué no han optado desde el principio por seguir entrelazando las diferentes historias? Esto le habría dado mayor dinamismo al conjunto y no caerían en la desidia que durante bastantes minutos se hace patente.
Así que ya sabéis, si os gustó Sin City, tenéis que echarle un vistazo a esta. Pero si no os gustó aquella, entonces ni os molestéis; mejor salir corriendo.
Valoración: 6/10 (y es por Eva Green)
©Francisco Herrera
Lo que me pasa cuando una adaptación al cómic es tan fiel que incluso -como dices- parece que las viñetas hayan cobrado vida en la pantalla, es que no me llama la atención. Vamos, que aplico aquello de "para este viaje no hacían falta alforjas". ¿Para qué escoger el sucedáneo si ya tengo el original en mis estanterías desde el momento en que salió?
ResponderEliminarY eso que la propuesta fue novedosa y estéticamente muy atractiva... pero ni por esas. Si ahora, lejos de dar una vuelta de tuerca, Rodríguez vuelve con más de lo mismo solo me resta afianzarme en mis convicciones y pillar los comics para disfrutar de ellos en el soporte para el que la historia fue creada.