Leif Garrett – Memorize Your Number

Lo reconozco: me gustaba; así, sin anestesia. Yo tenía 11 o 12 años entonces y este Leif Garrett se puso de moda entre las jovencitas. Y a fuerza de convivir con ellas y con sus casetes pues al final a mí también terminaron por gustarme algunas canciones de este rubio guaperas, pijito, de melena aleonada y labios carnosos. Se puso de moda. Su careto estaba por todas partes, en pósters, en la tele (series, spots), o en las pegatinas que venían con la Super Pop (no sé si sigue existiendo esta revista para adolescentes) que luego servían para ilustrar carpetas, mochilas, escuches y demás objetos escolares.

No me compré la cinta de moda entonces porque creo que costaba 500 o 600 pesetas y un chico como yo en aquella época no contaba con ese dinero; era un lujo para mis desnutridas y famélicas arcas. Así que me tuve que conformar con ese disco flexible publicitario que regalaban cuando comprabas unas zapatillas Paredes (aun lo conservo): “Súbete por las paredes con Leif Garrett”, decía el anuncio. El chico hablaba en un español pedestre en ese anuncio, cantaba mi canción favorita, “Memorize Your Number” (con castañuelas a la española incluidas) y terminaba en un “Te quiego, muah; te quiego, muah; te quiego, muah…” interminable. A mí no me hacía ninguna gracia que me quisiese Leif Garrett, os lo dejo claro, y menos que me diera un beso dulzarrón y pegajoso, que imagino que a las chicas las volvería locas.

La voz de ese ídolo fue apagándose y sus flirteos con las drogas, que le valieron algunos arrestos y días a la sombra, lo volvieron a poner de moda hace unos años. Casi nadie lo reconocía ya en esas fotos en las que aparecía con un rostro demacrado y con una calvicie galopante. ¿Qué se había hecho de aquel jovencito tan atractivo?, se preguntaba el personal. Había empezado con las drogas y el alcohol a los 14 años, según declaraciones propias. Luego vinieron los días de rehabilitación con éxito relativo. En fin.

Yo me quedo con ese jovencito de los años en que uno comenzaba a descubrir el amor y escuchaba ese “Memorize Your Number” como si se tratase de un maná llovido del cielo.


Memorize Your Number



I Was Made For Dancing

Ángel Carrasco Sotos