The Hunter
Más o menos así. Agarrarte más fuerte o soltarte la mano; emprender una huida hacia delante o parapetarse en la retaguardia construyendo un nuevo fuerte; seguir los dictados del corazón o los mandatos de la cabeza. Cuitas vitales y sentimentales que vibran y se agitan en el interior de las once composiciones que dan forma a Heart Vs. Mind (2013), este disco de Bryan Estepa. Un Bryan Estepa que podría haber nacido en California, pero lo hizo en Australia. Un Bryan Estepa que podría ser Jeff Tweedy, pero prefirió ser Bryan Estepa. Un amante de la música cuyo corazón late al ritmo de las canciones de Brian Wilson, Alex Chilton, Paul Westerberg, Simon & Garfunkel o Gram Parsons.
Un orfebre, un cantante de voz dulce como la caricia de una madre a su bebé, un compositor cuyas canciones traen la promesa de un reconfortante rayo de sol, de una brisa refrescante sobre nuestra castigada piel. El sincero ofrecimiento de un hombro sobre el que reposar. Unas melodías que se mecen entre guitarras expansivas ("She Vs. Him"), pildorazos power-pop ("Overnight"), íntimas nanas al piano ("Nobody Has To Know"), gemas que tienen el mismo efecto que abrir la ventana para dejar que entre por primera vez la añorada primavera ("Arms Reach", "Seachange") o canciones simplemente para quedarse a vivir en ellas como "(If You Follow) We Just Might Get Near" y "Nothing At All". Todas ellas arropadas por la calidez que desprende la orgánica -"sincera", si se puede aplicar tal adjetivo- producción de su mano derecha, Adrian Deutsch. Y es que pareciera que nada malo puede pasar mientras suena cualquiera de aquellas canciones. ¿Mera ilusión? Seguro. Aunque descorramos la cortina y abramos de nuevo esa ventana. Entornemos los ojos mientras estos se acostumbran de nuevo a la luz del día y respiremos hondo. Una vez más. Egoístas. Así. ¿Lo notas? Pura vida.
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