ZEPPELIN ROCK: HATEBREED - Weight of the False Self (2020): CRÍTICA Review

lunes, 1 de febrero de 2021

HATEBREED - Weight of the False Self (2020): CRÍTICA Review

 


Por Esteban Martínez (@EMartineC)




Este del que hoy os voy a hablar es el noveno álbum de Hatebreed, una de esas bandas que pese al paso de los años han decidido (ya sea por opción o falta de recursos) el mantenerse fieles a una línea y estilo. El caso es que desde Perseverance (2002) les venimos oyendo un metal rabioso, juvenil, cargado al hardcore y que desde Supremacy (2006) comenzó a incorporar con fuerza elementos groove. De ahí en adelante la verdad es que la fuerza siempre ha estado pero también la monotonía, encontrando altos y bajos durante estos quince años en idénticas proporciones. Ahí, un álbum como The concrete confessional (2016) aparece como lo mejor que han grabado en dicho período. Cuatro años atrás sonaron tan furiosos as usual pero particularmente inspirados, publicando un álbum tan sólido que incluso a día de hoy sigue sonando como el trabajo definitivo de Hatebreed. Tras alcanzar dichas cotas, en esa dirección solo se podía bajar el nivel, que es lo que ha ocurrido con este Weight of the false self, un disco que sin ser malo de plano inevitablemente trae a la mente el cliché del "más de lo mismo" y deja la sensación de que todo lo que oímos en el lo podemos encontrar en otros trabajos de la banda trabajado de igual o mejor forma. 



Los condimentos están todos, un Jamey Jasta que vocalmente se deja una vez más la garganta y una banda que acelera a fondo desde su partida a cargo de 'Instinctive (Slaughterlust)', metiendo mucha fuerza, velocidad y pesados riffs que van marcando las estructuras, el problema es que desde ahí se van sucediendo fórmulas muy similares y que a instantes suenan demasiado simples, como ocurre en 'Let them all rot' o en 'Weight of the false self' (la canción), las cuales sostienen su peso en la repetición insistente de un coro. En la primera, por ejemplo, se insiste en un "Give them what they want / New ways to die / Pile all the heads / Pile them hight" mientras que en la segunda se machaca con la contagiosa "If you wan to make a difference in the world it means / You have to be different from the world you see / Free your self from burdens that you know exist / Don't carry the curse of the fatalist...". Otro conflicto aparece con la similitud de los fraseos (nada nuevo por cierto en Hatebreed, que otros álbumes también han pecado en lo mismo), donde una canción como 'Set it right (start with yourself)' suena tan genérica que carece totalmente de identidad, y ni hablar de las temáticas, muchas en torno al tema de mirarse al espejo a eso de que "el cambio empieza por uno" pero abordado con letras demasiado básicas y obvias. 



Se agradece la aceleración que regalan en el cierre de 'A stroke of red' seguida de la hardcore 'Dig your way out', que te sacan del letargo en el que el álbum venía cayendo tema tras tema, también los solos melódicos que incorpora 'Cling to life'  sin embargo, es poco esto para 35 minutos en general bastante monótonos, pese a que, insisto, la fuerza en las ejecuciones está. 

El álbum sabe a poco, sobre todo considerando desde donde venían (quienes no lo han oído, les recomiendo vayan por ese The concrete confessional), dejando la sensación de que aquel gran paso de 2016 fue más bien una excepción a la regla para una banda que a día de hoy continúa sin asentar definitivamente su nivel. Buenísima portada eso si.

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