ZEPPELIN ROCK: CRÍTICA de la película SUKEBAN BOY (Noboru Iguchi, 2006): Review

viernes, 31 de julio de 2020

CRÍTICA de la película SUKEBAN BOY (Noboru Iguchi, 2006): Review


by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)




Preparaos, amiguitos, para un viaje especial cuyo destino es el extraño mundo de Noburo Iguchi. Ya os comenté The Machine Girl, otra pasada de vueltas de este tipo. Pues bien, poco antes de aquella, Iguchi dirigió Sukeban Boy, una impresionante cinta basada en un personaje de manga del dibujante Go Nagai. Sí, piltrafillas, el creador de Mazinger Z.




En esta película extrema –en todos los sentidos- nos encontramos a Sukeban, un joven adolescente con facciones de chica y modales de arrabalero. Su comportamiento le acarrea la expulsión de los colegios por los que pasa, por lo que su padre –un motero con bajo cociente intelectual y unos amigos de lo más friki- decide matricularle en una escuela para chicas. Allí Sukeban conocerá a Mochiko, una chica sensible y apocada que lo/la elige como amiga, deslumbrada por su carácter tosco y rudo, tan alejado del que caracteriza al resto de sus compañeras. Pero esto solo es el principio de una historia que –hasta aquí- podría parecer incluso original porque, piltrafillas míos, no os podéis ni imaginar el grado de surrealismo al que llega esta cinta en sus minutos posteriores. Solo os diré que hay una pandilla de chicas que se hacen llamar Alianza de los Panties que se dedica a humillar a las alumnas de cursos inferiores obligándolas a quitarse la ropa en público. Sukeban no puede permitir que le vean desnudo para que no se descubra su engaño por lo que se pelea con ellas derrotándolas. Evidentemente se convierte en el/la más popular de la clase y un montón de chicas –incluyendo a sus nuevas amigas de la Alianza- quieren ser sus amigas. Pero Mochiko está celosa porque está enamorada de Sukeban y lo/la quiere para ella sola. Entonces aparece en escena una integrante de la Liga Zen Su –una escuela de terroristas- que ataca a Kanko, miembro de la Alianza de los Panties, luchando contra ella y cortándole las piernas. Cuando Annie –hermana de Kanko y jefa de la Liga sin Sostén, una friki que dispara balas con la boca- se encara con Sukeban creyendo que es el/la culpable de las heridas de su hermana, nuestro amigo tendrá que correr para salvar su vida. Sin embargo caerá alcanzado por una de las balas de Annie, por lo que su enamorada Mochiko le tendrá que defender con una pala de ping-pong de acero (ahí es nada).




Entonces la película –que hasta el momento no era más que una divertidísima y alucinógena estupidez llena de adolescentes enseñando sus tetas- se convierte en la misma estupidez, pero salpicada de sangre y escenas de gore pasado de vueltas con muñones ametralladora y pezones reventados en los que aparecen cañones. Pero, amiguitos, si a estas alturas ya os habéis dado cuenta de que esto no tiene ni pies ni cabeza, en cuanto os diga que Mochiko le inyecta a Sukeban hormonas para que le crezca el pecho y que en realidad ella –que resulta que siempre había sabido que Sukeban es un chico pero que su lesbianismo hace que sólo pueda amarle si es una chica real- es la jefa de la sanguinaria Liga Zen Su y que al final... bueno, lo del final no os lo cuento porque tendría que quedar para siempre escrito a fuego en los anales del cine friki. Servíos unos cacahuetes, bebeos unos cuantos gintónics y disfrutad sin complejos de esta inclasificable obra ideada sin duda por un Noburo Iguchi emporrao o intoxicado por wasabi en mal estado, una mezcla de sensuales jovencitas en un argumento bizarro a tope. Recomendada sin paliativos, piltrafillas.

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