by Don Críspulo
Neil Young lleva fabricando música desde hace casi 40 años, ya sea con The Bluenotes, The Straygators, Crosby, Stills, Nash & Young, Buffalo Springfield la maravillosa Crazy Horse, totalmente en solitario o con cualquiera de sus múltiples aventuras, Pearl Jam incluidos, y por lo visto no tiene visos de parar. Mejor así para los que amamos su sencillez y la compleja simplicidad de su trabajo. Si Mr. Young ha sobrevivido tantos años en este negocio, ha sido sin duda por su honestidad y por saber transmitir a todas sus coplas su propia personalidad, dotándolas de su sello inconfundible.
Lo primero que se te viene a la cabeza es que es un disco tranquilo, casi delicado, intimista, romántico como el mismo nombre indica, donde, como siempre, la voz y la guitarra de Neil Young, que mantiene esa característica distorsión marca de la casa, son las protagonistas a lo largo y ancho del disco.
Aunque no hay ninguna canción destacable ya que aquí prima más el resultado global del disco que la búsqueda de algún hit single, como no podía ser de otra forma tratándose de quien se trata, yo personalmente me quedaría con la cadencia triste de “Goin´Home”, la mismísima “Are You Passionate?”, la que más me recuerda a Ragged Glory y que destila intimismo por todos los poros o “Two Old Friends” que quizás es la más movidita, que no mucho, del disco. Un dato que no quería dejar pasar por alto son algunos coros femeninos a cargo de las damas Pegi Young y Astrid Young, familia del propio Neil y que, aunque aparezcan en pocas ocasiones, en todas ellas es para mejorar, dando algo más de color a los temas.
Las melodías de la América profunda, folklórica y hasta pueblerina se nos muestran aquí pasadas por el lado romántico de un Neil Young, que hasta se permite la aparición de corazones en el libreto interior. También, ¿cómo no?, al igual que ha hecho Bruce Springsteen, hay algunas referencias al 11 de septiembre.
En fin, un disco más en una interminable carrera. No será un disco definitivo, pero sí es un poco diferente a lo que estábamos acostumbrados. Está claro que a esta altura de la partida este señor mueve las fichas como quiere y siempre termina haciendo una buena jugada.
©Don Críspulo
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