ZEPPELIN ROCK: The Allman Brothers Band - Idlewild South (1970): Crítica del disco

lunes, 15 de julio de 2013

The Allman Brothers Band - Idlewild South (1970): Crítica del disco




por Blue Monday (@BlueMonday1971)
del blog Kids Wanna Rock






En 1969 los hermanos Duane y Gregg Allman formaban en Jacksonville el que sería conocido años más tarde como principal arquitecto del southern rock. Eran los Allman Brothers Band, y como la mayoría de las grandes bandas de su época y de su zona, el periplo de sus integrantes hasta saborear el éxito incluyó muchas bandas menores, horas de carretera y multitud de shows en los peores garitos.

Tras firmar con Capricorn, el emblema del southern rock que acababan de fundar Phil y Alan Wulden en Macon, y un rápido vuelo a los estudios de Atlantic en Nueva York, los Allman Brothers Band publicaban su debut en Noviembre de 1969. The Allman Brothers Band no tuvo mucha repercusión más allá de su zona de influencia, pero sentó las bases del estilo jam del grupo y sembró la semilla que los convertiría en banda de culto.



Idlewild South, publicado en septiembre de 1970, es el segundo álbum de los Allman Brothers Band, y no fue una grabación al uso. Mientras la banda giraba como soporte a su debut y cosechaba ya una nutrida base de seguidores, y mientras Duane Allman trabajaba como guitarrista de sesión, apenas había tiempo material para meterse en el estudio. Febrero y julio de 1970 quedaron disponibles para todos los miembros del grupo, así que los Capricorn Sound Studios de Macon y los Criteria Studios de Miami fueron los escenarios donde la banda dio forma a su segundo trabajo.

La producción de Tom Dowd, un tipo que se había movido entre el soul de Ray Charles y el jazz de John Coltrane, y cuyas influencias tienen mucho peso en el disco, es impecable. Un método el de Dowd exigente en busca de la posible perfección. Si lo grabado no era lo suficientemente bueno, el productor enviaba a la banda de nuevo a la carretera para que continuasen perfeccionando el tema hasta que estuviese listo para ser grabado. Esa es una de las causas principales del gran sonido de Idlewild South.

El segundo álbum de los Allman Brothers Band es sin duda una pequeña obra maestra. Una fabulosa combinación de rock, soul, country, blues, góspel y jazz fundamental a la hora de definir ese southern blues rock cuya bandera han enarbolado como nadie. Esa mezcla adquiere en Idlewild South su verdadero formato, y termina por cimentar el verdadero sonido de The Allman Brothers Band.



Idlewild South muestra algo más de estilo sureño que The Allman Brothers Band, y consigue probar mediante esas nuevas texturas que la banda de Gregg y Duane Allman era algo más que técnica y habilidad. El segundo esfuerzo de los Allman Brothers Band es más meritorio aún al tener en cuenta que en la fecha de su grabación la banda era muy joven, a pesar de lo cual muestra el momento en el que estaban adquiriendo una madurez y una confianza que se fraguó perfeccionando los temas en la carretera y grabándolos en el estudio como una auténtica banda al completo.

Idlewild South es también una muestra ejemplar de lo que la formación original de los Allman Brothers podía llegar a hacer. Un banquete de ritmos frescos y controlados sacudido por imposibles duelos de guitarras y de baterías que da como resultado un sonido denso y poderoso.

La rasposa voz de tugurio de Gregg Allman llena de alma el disco, al tiempo que su fantástico órgano Hammond proporciona unas texturas y una atmósfera plagados de sentimiento. Las guitarras de Dickey Betts y Duane Allman son por supuesto parte fundamental del álbum. Talento, técnica y virtuosismo puestos al servicio de la banda. Guitarras gemelas o weavin que imposibilitan apenas intuir quién es quién en cada corte del disco, salvo cuando Duane se hace cargo de una inmensa slide guitar.

Las baterías de aroma jazzy de Butch Trucks y Jai Johnny “Jaimoe” Johanson son otro de los sorprendentes añadidos de Idlewild South y permiten al resto de integrantes de la banda unos matices de improvisación incapaces de perder un ritmo perfectamente secundado por el bajo de Berry Oakley, también estelar y encajado entre las dos baterías como una pieza de orfebrería. Thom “Ace” Doucette aporta su armónica y su tambourine.




Las líneas melódicas de “Revival” abren Idlewild South. Su inicio instrumental de aroma jazzy se transforma en un hosannah de góspel llevado al territorio Allman Brothers por la mestría de Dickey Betts. La banda explora nuevos territorios en una búsqueda incesante de sus raíces musicales.

Después el apabullante blues eléctrico de “Don’t Keep Me Wonderin’”, un tema de Gregg Allman lleno de brutales ganchos, genial armónica e irresistible slide guitar. Una pequeña maravilla que pronto se convertiría en un clásico en directo.

El folky country blues de “Midnight Rider” epitomizó el sonido del southern rock. Un tema seductive, atmosférico y melódico en el que la interacción entre las guitarras de Betts y Duane Allman es impagable. Las armonías vocales de Berry Oakley y el solo del slide de Duane completan la magia.

Luego aparece el opus instrumental de Dickey Betts, uno de los mejores temas instrumentales de la historia del rock, el monumental “In Memory Of Elizabeth Reed”. Cada nota cuenta en su ascendencia jazzy, desde el intenso solo de Duane Allman hasta el más improvisado de Dickey Betts pasando por el corto de batería. Una auténtica joya.



Hoochie Coochie Man”, el tema de Willie Dixon que inmortalizara Muddy Waters se transforma de manos de los Allman Brothers en un potentísimo corte en el que las baterías de Trucks y Jaimoe ponen toda la carne en el asador. Berry Oakley pone una sorprendente voz muy en línea Johnny Winters que contrasta con el inmenso terremoto sonoro que sucede tras él. Duane lo borda de nuevo con su slide y queda muy patente la compenetración de la banda.

A continuación “Please Call Home”, uno de los temas menos conocidos del grupo, tal vez por ello una pequeña joya. Una preciosa balada de amor de Gregg Allman llena de pasión y sentimiento en el que la voz rota del propio Gregg contrasta con la melancólica guitarra de Duane. Una delicia tras la cual “Leave My Blues At Home” cierra el álbum aportando una vez más un muy sólido weaving de guitarras.

Efectivamente es poco más de media hora de álbum, algo que se podría considera como una pega, pero es mejor aceptar que su escasa duración produce en quien lo escucha la necesidad de más y más Allman Brothers Band.

Muchos de los temas del disco han formado parte del set list de los Allman Brothers Band, y buena parte de ellos se incluyeron en el mítico At Fillmore East de 1971, lo que habla de la grandeza de Idlewild South.

Probablemente quedó a la sombra del propio “At Fillmore East” o del “Eat A Peach” de 1972, pero ninguno de ellos podría llegar a comprenderse sin la existencia de “Idlewild South”, el trabajo en el que el country rock y el blues rock van de la mano en busca del mejor southern rock.

©Blue Monday

2 comentarios:

  1. No tuvo mucho éxito (éste llegaría con el doble directo en el Filmore) y Capricorn editó un doble disco con los dos primeros álbunes en 1973 llamado Beginnings. Yo fui poseedor de uno de esos vinilos.
    Muy buena crítica!

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    1. Gracias Don Críspulo. Como bien dices tuvieron que publicar ese doble por el ansia que el Filmore y el Eat A Peach habían provocado en la audiencia que les acababa de descubrir.
      ¿Fuiste?...eso debe ser una joya.
      Abrazos.

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