MANNEQUIN PUSSY: crónica completa de una furia que abraza la ternura
Introducción: entre la rabia y el cuidado
Cuando Mannequin Pussy irrumpió en la escena DIY de Filadelfia a comienzos de la década de 2010, pocos podían prever que, en apenas unos años, aquel cuarteto sería uno de los nombres esenciales para entender la revitalización del punk norteamericano. Liderada por la carismática Marisa “Missy” Dabice (voz y guitarra), la banda ha sabido combinar estallidos de guitarra hardcore, melodías pop y letras que oscilan entre la vulnerabilidad extrema y un empoderamiento sin concesiones. A lo largo de cuatro álbumes de estudio —Mannequin Pussy (2014), Romantic (2016), Patience (2019) y I Got Heaven (2024)— y un EP crucial, Perfect (2021), el grupo ha pulido un lenguaje propio donde la euforia colectiva convive con la confesión íntima.
Orígenes (2010-2014): de NYC a Filadelfia
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Missy Dabice |
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Thanasi Paul |
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Colins “Bear” Regisford |
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Kaleen Reading |
Discografía comentada
1. Mannequin Pussy (2014) — el rugido inicial
Originalmente titulado Gypsy Pervert, el debut fue reeditado con el nombre de la banda tras la polémica por el uso de un término considerado despectivo. El disco es un torbellino de doce cortes en apenas 17 minutos. Canciones como “Sneaky Nips” o “Clit Eastwood” combinan guitarras abrasivas y voces desgarradas, mientras que piezas más largas como “Meat Slave 2” dejan entrever un gusto por la distorsión grunge. La crudeza lo impregnaba todo: producción lo-fi, compresión al límite y una sensación de inmediatez peligrosa, casi como si el álbum fuera a desmoronarse si alguien bajaba el volumen. La prensa underground aplaudió esa honestidad sucia, señalando el descaro lírico sobre sexualidad y cuerpos como un soplo de aire fresco en el punk de la época.
2. Romantic (2016) — coraje y (anti)-romanticismo
Para el segundo trabajo, la banda fichó por el desaparecido sello Tiny Engines y registró once temas que, aun durando sólo 17 minutos, ampliaban el espectro dinámico: aquí conviven el ruido hardcore de “Kiss” con la ternura melancólica de “Denial”. Romantic explora el amor en todas sus contradicciones; Dabice canta sobre el deseo, la toxicidad y la autoestima con una franqueza demoledora. El álbum recibió elogios de NPR y Pitchfork por su capacidad de pasar “de la calma a la tormenta en décimas de segundo”, y consolidó a Mannequin Pussy como una de las propuestas más excitantes de la costa Este.
A nivel sonoro, el disco refina la paleta: guitarras con afinaciones más gruesas, coros que bordean el dream-pop y un trabajo rítmico que remite a Fugazi. Es la primera vez que la banda parece cómoda jugando con el silencio tanto como con el ruido, anticipando la madurez que vendría.
3. Patience (2019) — la catarsis de la templanza
Grabado en los Studio 4 de Will Yip, referente de la escena emo-post-hardcore, Patience supera por primera vez la barrera de los 20 minutos y se siente como la coronación de todo lo sembrado. Temas como “Drunk II” —una oda a la resaca emocional— o “Who You Are” mezclan pop incendiario y riffs dinosaurios. La crítica habló de un equilibrio “entre el caos y la vulnerabilidad silenciosa” y destacó la producción cristalina, capaz de capturar al detalle cada latigazo de batería y cada gemido de feedback. A nivel lírico, Dabice se adentra en relatos de codependencia y autoafirmación, mientras que Regisford aporta colchones vocales que diversifican el timbre global. La gira posterior vio a la banda tocar en festivales como Pitchfork Music Festival y Riot Fest, ganando adeptos fuera del circuito punk.
4. Perfect (EP, 2021) — creatividad en confinamiento
Con la pandemia paralizando giras, el grupo se encerró en el estudio y emergió con un EP de cinco cortes que refleja tanto ansiedad como resiliencia. La canción titular, “Perfect”, retoma la ferocidad de Romantic pero con producción high-gain, mientras que “To Lose You” explora texturas de synth-punk y “Darling” cierra en tono acústico y confesional. Por primera vez, Regisford canta como solista en “Pigs Is Pigs”, un dardo contra la brutalidad policial. Pitchfork subrayó la dualidad “tan tierna como despiadada” del lanzamiento, y varios medios celebraron la manera en que la banda convertía la incertidumbre pandémica en arte urgente.
5. I Got Heaven (2024) — expansión y libertad total
Cuarto álbum de estudio y primero con la guitarrista-sintetista Maxine Steen como miembro permanente, I Got Heaven es el disco más ambicioso. Producido de nuevo por Will Yip pero con un enfoque más luminoso, el repertorio integra synth-pop, post-punk y power-pop sin renunciar a la furia. El tema homónimo abre con un riff que parece devorar el cielo y una letra que conjuga imaginería bíblica con sexualidad explícita: “What if Jesus himself ate my f— snatch?”. Canciones como “Loud Bark” muestran la faceta más dance-punk, mientras que “I Don’t Know You” se apoya en coros casi britpop.
Críticos como Arielle Gordon destacaron la “odisea provocativa que transgrede el tabú de la expresión femenina” y el portal THEM calificó el álbum de “género-eléctrico y maduro”. El resultado es un disco hedonista y político a la vez, que sitúa a Mannequin Pussy en la conversación global sobre los límites del punk en la era del streaming.
Temáticas recurrentes: cuerpo, poder y redención
Otra constante es la vulnerabilidad: temas como “Drunk II” o “Darling” desmitifican la fortaleza punk mostrando el dolor de la soledad post-ruptura. Esa honestidad genera comunidad; en vivo el público no sólo grita, también llora y se abraza. Como ha declarado Dabice, “hacer algo hermoso en tiempos crueles es un acto radical”.
Evolución sonora: de la distorsión lo-fi al pop maximalista
Comparar el hormiguero caótico de Gypsy Pervert con la producción expansiva de I Got Heaven permite trazar una línea de crecimiento notable:
Evolución de las formaciones de Mannequin Pussy
2010-2012 · Dúo fundador
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La banda nace en octubre de 2010 como un proyecto de dormitorio con Marisa “Missy” Dabice (voz, guitarra) y Athanasios “Thanasi” Paul (batería). Bajo este formato publican sus dos primeras maquetas, Bonerjamz! y Meatslave (2011), y empiezan a girar por la costa Este.
2013-2014 · Primer trío
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A principios de 2013 entra el batería Drew Adler; Paul pasa a la guitarra y el grupo graba su debut Gypsy Pervert (rebautizado después simplemente Mannequin Pussy). Esta etapa consolida el sonido punk-noise inicial.
2015 · Llegada de Kaleen Reading
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Adler se marcha y la veterana Kaleen Reading ocupa la batería, dotando al directo de una pegada más precisa. El grupo intensifica las giras nacionales antes de entrar de lleno al estudio.
2016-2020 · Cuarteto “clásico
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Se incorpora el bajista Colins “Bear” Regisford (2016) y Mannequin Pussy se convierte en cuarteto estable. Con Dabice, Paul, Reading y Regisford publican Romantic (2016) y Patience (2019), discos que les dan proyección internacional y el salto al sello Epitaph.
2021 · Trío provisional tras la salida de Thanasi Paul
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En marzo de 2021 el guitarrista fundador anuncia su partida. Durante la grabación del EP Perfect (mayo 2021) Dabice se encarga también del bajo y Bear empieza a alternar voces principales, dejando a la banda como trío en directo.
2023-presente · Cuarteto renovado
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Maxine Steen, que venía tocando como músico de gira, se convierte en guitarrista y teclista de pleno derecho en 2023. Con el regreso al formato de cuatro integrantes (Dabice, Reading, Regisford y Steen) editan su álbum más ambicioso, I Got Heaven (1 de marzo de 2024), y emprenden extensas giras por EE. UU. y Europa.
Músicos de apoyo y otros datos recientes
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Carolyn Haynes acompaña desde 2021 en directo con teclados, guitarra y coros.
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La formación actual (junio 2025) se mantiene como Dabice / Reading / Regisford / Steen.
En resumen, Mannequin Pussy ha pasado de un ruidoso dúo casero a un cuarteto bien engrasado, sumando y restando miembros en momentos clave que han hecho evolucionar su mezcla de punk abrasivo y melodía pop hacia territorios cada vez más ambiciosos.
Cinco temas clave de Mannequin Pussy (y por qué son tan importantes)
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“Romantic” (2016)
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Publicada como single y tema título de su segundo álbum, fue el primer gran “boom” mediático del cuarteto. Pitchfork la señaló como prueba de que la banda podía equilibrar ferocidad y melodía sin perder filo , y “Romantic” apareció en el nº 14 de la influyente lista Top 50 Songs of 2016 de Rolling Stone. Con más de 14 millones de reproducciones en Spotify —todavía su corte más popular— la canción sigue introduciendo nuevos oyentes al punk emocional de Philly. Su empuje sirvió de modelo a muchas bandas DIY que, a partir de 2017, empezaron a alternar blast-beats con estribillos casi pop.
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“Drunk II” (2019)
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El single central de Patience se convirtió en himno de ruptura instantáneo: Pitchfork lo metió en su lista de las 100 mejores canciones del año (#16) y Stereogum lo elevó al nº 5 de su propio ranking . La crítica celebró la interpretación “entre el susurro y el bramido” de Marisa Dabice, mientras el público respondió haciendo del tema un momento catártico fijo en sus directos. El éxito abrió a la banda puertas fuera del circuito punk y normalizó, dentro del indie, letras que combinan vulnerabilidad cruda con humor negro.
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“High Horse” (2019)
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También en Patience, pero en el polo opuesto de intensidad: un crescendo lento que culmina en un grito liberador. Pitchfork describió la pista como “el mayor momento de catarsis” del disco, subrayando cómo su estructura slow burn potencia el dramatismo de la letra sobre relaciones tóxicas. Atwood Magazine la cita, junto a “Drunk II”, como prueba de la amplitud emocional del grupo. Su formato “balada que explota al final” se ha convertido desde 2020 en recurso habitual para bandas punk-emo que buscan mayor dinamismo en sus álbumes.
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“Control” (2021)
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Primera canción publicada tras la pandemia y tarjeta de visita del EP Perfect. Pitchfork estrenó el vídeo dirigido por Dabice y destacó su grabación “a quemarropa”, escrita prácticamente en el estudio. La reseña del EP alabó la tensión entre susurros y estallidos, un “diálogo entre ego e id” que resume la dualidad de la banda. Medios como Vanyaland la tildaron de “rager” hecho a medida para desahogarse en tiempos oscuros, y su estructura quiet-loud-quiet ha sido imitada por nuevos grupos punk-pop de 2022-24 que buscan ese mismo efecto devastador en directo.
- “I Got Heaven” (2024)
- La canción que titula su cuarto LP marcó el estreno con el productor John Congleton y recibió la distinción Best New Track en Pitchfork por su mezcla de fuzz-pop noventero y rabia hardcore. En poco más de un año supera ya los 11 millones de escuchas en Spotify y forma parte de las listas de lo mejor de 2024 en Stereogum, que la coloca entre los discos que han redefinido el rock alternativo del año. Su combinación de ganchos melódicos y producción abrasiva ha reavivado el interés por el puente entre punk y power-pop en festivales mainstream.
En síntesis
Cada uno de estos temas señala un salto evolutivo distinto: desde la
rabia melódica de “Romantic” hasta la producción expansiva de “I Got
Heaven”. Juntos muestran cómo Mannequin Pussy ha logrado aunar elogios
críticos, crecimiento de público y un efecto contagio sobre la escena
punk-indie, consolidando un sonido que equilibra vulnerabilidad y
furia con estribillos imposibles de olvidar.
Independencia y comunidad: del sello DIY a Romantic Records
En 2023 el grupo compró los derechos de sus masters a Tiny Engines y fundó su propio sello, Romantic Records, para reeditar su catálogo y apoyar a bandas amigas. La decisión responde a una ética que ha estado presente desde el principio: controlar el arte, cuidar a su audiencia (espacios seguros, merch a precios justos) y compartir recursos.
Además, el cuarteto participa activamente en iniciativas de justicia social —recaudaciones para Black Lives Matter, colectas para centros de salud reproductiva— y defiende, en sus giras, prácticas de “cuidado mutuo”. Después del robo de su furgoneta y equipo en 2021, la escena indie lanzó una campaña que recaudó más de 75.000 dólares, algo que la banda cita como ejemplo de la fuerza comunitaria en tiempos de crisis.
Directo: liturgia de la catarsis
Quienes han asistido a un concierto de Mannequin Pussy saben que la experiencia va más allá de escuchar música: es una liberación catártica donde se grita, se llora y se baila sin miedo al juicio. Dabice, vestida a menudo con atuendos que parodian los convencionalismos de la feminidad (vestidos de lentejuelas, botas altas), se mueve entre el público, abraza a fans y proclama un mensaje de autocompasión radical. Los pogos conviven con “cuddlemoshes”, zonas donde se anima a abrazar a desconocidos. Esa energía, reflejada en festivales de 2024 como All Things Go y sus giras por Australia y Europa, consolida la reputación de la banda como uno de los mejores directos del punk actual.
Perspectivas de futuro
Con I Got Heaven todavía en gira de presentación y la promesa de nuevo material “más rápido y más pop” —según han comentado en entrevistas recientes—, Mannequin Pussy se sitúa en un punto dulce: respetados por la crítica, queridos por un público transversal y dueños de sus propios masters. El salto lógico sería un quinto álbum donde, quizás, ahonden en la electrónica sin abandonar la garra que los define.
Sea cual sea el siguiente paso, la banda ha demostrado que la vulnerabilidad y la rabia pueden coexistir; que la dulzura no resta potencia a un riff homicida; que el punk, en 2025, todavía puede ser un acto de ternura colectiva.
Conclusión
Más que un simple grupo punk, Mannequin Pussy se ha convertido en un altavoz de emociones complejas que van del deseo a la frustración, de la intimidad al grito social. Su discografía —cinco lanzamientos que narran una década de cambios personales y políticos— es testimonio de cómo la música puede servir para sanar, protestar y celebrar.
En la era del algoritmo, donde la música corre el riesgo de volverse desechable, este cuarteto recuerda que los discos siguen siendo espacios donde el corazón se expone sin filtros, donde la distancia entre artista y público se reduce a un coro compartido. Y, sobre todo, que la imperfección —la lágrima que se cuela en el micro, el alarido que se queda ronco— puede ser la forma más pura de belleza.
Si aún no has sentido en tu piel la comunión de un estribillo de Mannequin Pussy, pon cualquiera de sus álbumes a todo volumen y deja que la furia te abrace: puede que dentro descubras, también, un pedacito de cielo.
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