
Sola contigo es un thriller dramático del que hay que intentar no explicar mucho porque el engaño del guion guarda un equilibrio tan frágil –de hecho, se intuye tan solo comenzar la película- que cualquier pista puede daros las claves de su desarrollo. A lo mejor era lo que pretendía Lecchi, no sé. Es por eso por lo que yo os recomiendo que la veáis sin intentar obtener respuestas, disfrutando –es un decir, porque mira que es triste la mujer- de la interpretación de Gil y de la lúgubre fotografía de Federico Rivares. De esa forma, quizás, solo quizás, os sorprenda el final. No me malinterpretéis, amiguitos; a mí me ha gustado. Está bien hecha en lo estético, la historia en la que se basa es interesante, pero en mi opinión necesitaba de menos obviedad en el planteamiento. Vamos, que se la ve venir tanto que ni la última escena es necesaria a no ser que estés pasmado y hayas visto la película pensando en las vacaciones. Aun así, recomendada.
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