ZEPPELIN ROCK: MÖTLEY CRÜE - Shout at the Devil (1983): CRÍTICA Review

sábado, 7 de junio de 2025

MÖTLEY CRÜE - Shout at the Devil (1983): CRÍTICA Review

 

por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia

Shout at the devil es, quizás, el mejor álbum de una de mis bandas preferidas. Fue el cancionero que puso a Mötley Crüe en primera línea, el que le llevó a los festivales multitudinarios, a ser el terror de las nenas, a girar como locos y a ganar un poco de dinero. El segundo de los más viciosos (o casi) de la época. Y uno de mis favoritos de los ochenta, aunque solo sea por la cantidad de horas que les dediqué.



A veces resulta curioso volver la vista atrás. Cuando se editó en septiembre de 1983, la crítica lo vapuleó. Sin contemplaciones: lleno de clichés de Kiss y Aerosmith pasados por el filtro del heavy metal, su punto fuerte es no necesitar mucho esfuerzo para la escucha, flojo incluso para los estándares del heavy metal y lindezas por el estilo. Ahora resulta que es uno de los mejores álbumes de todos los tiempos o de los ochenta o del heavy metal o el hard rock, incluso en listas sin sentido que realizan publicaciones que ya les dieron caña en su época.



Tom Werman se encargó de producir un pequeño puñado de canciones que unos chavales algo pirados y excéntricos le presentaron, mezclando sus vicios y cierta tendencia al falso satanismo de medio pelo, más por imagen y llamar la atención que por convicción (lo que hoy serían unos possers), pues en los textos apenas hay referencias más allá del tema título (que, además, invita a "gritar" y "combatir" al diablo). Ocho canciones compuestas por Nikki Sixx (bajista) a lo que sumaron dos instrumentales breves (apenas sobrepasan el minuto) y una cover de The Beatles. Treinta y cinco minutos escasos de música. 



¡Pero qué música! Tan simple como bestial. Shout at the devil, Looks that kill, Bastard y Helter skelter formaban una cara A bestial, con la pausa de un instrumental breve de Mick Mars (guitarra) titulado God bless the children of the beast. A estas alturas, tanto Tommy Lee (batería) como Vince Neil (cantante) han tomado posesión de nuestro cerebro con el machaqueo repetitivo del primero y la voz aguda y gritona del segundo. 



La cara B deparaba dos clasicazos, Too young to fall in love (quizá la más elaborada) y Ten secons to love (¿puede ser una canción más simple?), que junto a la rápida Red hot y su doble bombo, Danger (algo más imaginativa) y Knock 'em dead, kid completaban un disco que, con los años, ha ganado en leyenda.



Hay varias ediciones ochenteras con diferentes portadas y acabados. La portada negra con un pentagrama (la estrella de David invertida en el círculo), con acabado gatefold y sencillo, la portada con las cuatro fotos de "los Mötley" para evitar el corte de la censura ante la imagen demoníaca, que me compré en casete, y la otra, una insulsa portada en negro sin estrella y sin fotos de los demonios para el mercado español. Esta la editó Wea España en 1987. Ni encartes ni información, todo con poco amor, ¿qué les costaría? Además, alteran el orden de los temas, colocando en la cara A Knock 'em dead, kid y Danger y llevando a la cara B Helter Skelter y God bless the children of the beast. Eso sí, el vinilo suena aún muy bien. Igual tengo un "incunable".

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