ZEPPELIN ROCK: TANK y BLITZKRIEG o el metal extremo de la NWOBHM: Biografía y discografía comentadas

jueves, 8 de mayo de 2025

TANK y BLITZKRIEG o el metal extremo de la NWOBHM: Biografía y discografía comentadas

 

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TANK y BLITZKRIEG: HISTORIA, ESTILO E IMPACTO EN EL METAL EXTREMO


TANK – Historia y Evolución



La banda británica Tank se formó en 1980 en Londres por el bajista/vocalista Algy Ward, exmiembro del grupo punk The Damned. Ward reclutó a los hermanos Peter y Mark Brabbs en guitarra y batería respectivamente, conformando un power trío. Desde sus inicios, Tank se integró a la Nueva Ola del Heavy Metal Británico (NWOBHM, por sus siglas en inglés) y se destacó por un estilo que combinaba el heavy metal tradicional con una actitud heredada del punk: voz ruda, energía cruda y velocidad en la ejecución, reflejando la influencia directa de Motörhead. Esta fusión de metal y punk hizo a Tank atractivo tanto para fanáticos del metal como del punk, conectando con un público amplio dentro de la emergente escena metalera británica de los años ochenta.


El primer hito en la evolución de Tank fue su álbum debut “Filth Hounds of Hades” lanzado en 1982 bajo el sello independiente Kamaflage Records. El disco, producido nada menos que por “Fast” Eddie Clarke (guitarrista de Motörhead), capturó un sonido crudo pero potente que fue recibido con entusiasmo por la crítica y los fanáticos. La prensa lo consideró de inmediato uno de los mejores álbumes de la NWOBHM, y el crítico Eduardo Rivadavia lo describió como “el mejor álbum de Tank” y esencial para cualquier coleccionista del metal ochentero. Impulsado por canciones como “Shellshock” y “He Fell in Love with a Stormtrooper” (que evidenciaban su fijación temática con la guerra), el disco logró atraer tanto a seguidores del metal tradicional como a punks, cimentando la reputación de Tank como una de las propuestas más prometedoras de la nueva ola británica. Tras el éxito del debut, la banda se embarcó en giras por el Reino Unido y Europa, incluyendo presentaciones junto a Girlschool y sus mentores Motörhead, e incluso actuando en el prestigioso festival de Reading en 1982.

Sin embargo, mantener ese impulso probó ser un desafío. En el mismo año 1982 Tank apresuró el lanzamiento de su segundo álbum, “Power of the Hunter”, nuevamente con Kamaflage. Este álbum, grabado en poco tiempo entre giras, mostró un enfoque más orientado al hard rock “blue-collar” (de clase obrera) y resultó menos contundente y agresivo que el debut. La crítica notó que carecía de la fuerza e inspiración de Filth Hounds of Hades, y las ventas fueron modestas en comparación. Aun así, la banda continuó activa y a inicios de 1983 realizó una gira por Reino Unido junto a Diamond Head, otro peso pesado de la NWOBHM. En ese periodo su sello Kamaflage quebró, dejando a Tank sin casa discográfica. Por fortuna, el reputado sello Music for Nations (que distribuía en Europa a bandas emergentes como Metallica) los contrató poco después.

Bajo Music for Nations, Tank incorporó un segundo guitarrista, Mick Tucker (exmiembro de White Spirit), buscando enriquecer su sonido con una formación de cuarteto. Con esta alineación grabaron su tercer álbum, “This Means War” (1983). Para sorpresa de sus seguidores, Tank experimentó con composiciones más largas y complejas en este disco: temas épicos con solos de guitarra extensos e incluso arreglos de sintetizador – un contraste marcado con el estilo directo y desenfadado de sus inicios. La buena noticia es que, a pesar de estas experimentaciones, Tank recuperó en “This Means War” la pesadez y agresividad que habían mermado en el segundo álbum. El álbum tiene un tono más serio y bélico (como sugiere su título), con himnos metaleros cargados de temática de guerra. La recepción fue moderadamente positiva; aunque algunos fans extrañaban la sencillez feroz de Filth Hounds, otros apreciaron la evolución técnica de la banda.

En 1984 Tank lanzaría “Honour & Blood”, su cuarto LP, que profundizó en la temática militar y épica. Este disco –que incluye una versión del clásico “When the Saints Go Marching In” adaptada al estilo metal guerrero– presentaba un sonido todavía más pesado y marcial, consolidando la imagen de Tank como “banda de batalla”. No obstante, a nivel comercial fue un fracaso, y la crítica señaló que aunque poderoso, el álbum era irregular en la calidad de sus composiciones. Tras Honour & Blood, Music for Nations decidió dar por terminado el contrato, dejando nuevamente al grupo en la incertidumbre. Pese a los obstáculos, Tank siguió adelante: se mudaron temporalmente a Estados Unidos e integraron un nuevo baterista (Gary Taylor) en reemplazo de Mark Brabbs.

En 1987, el sello GWR (fundado por personas allegadas a Motörhead) les dio una última oportunidad de grabar en esa década, resultando en un álbum homónimo “Tank” (1987). Lamentablemente este quinto álbum de estudio resultó poco memorable –un trabajo olvidable según los historiadores del género– y ni siquiera se publicó en EEUU de inmediato. Para cuando el disco Tank vio la luz en América en 1989, la banda ya estaba al borde de la disolución definitiva. Agotados por los cambios de formación y la menguante atención del público (el panorama metalero de fines de los 80 estaba dominado por el thrash y el glam, eclipsando a muchos grupos NWOBHM), los miembros restantes decidieron separarse. Tank se disolvió en 1989, cerrando así su primera etapa de actividad continua.

Tras casi una década inactivo, Algy Ward resucitó el nombre de Tank en 1997, aprovechando el renovado interés nostálgico por la NWOBHM. Ward reunió a Mick Tucker y Cliff Evans (guitarristas de la última etapa) para algunas giras europeas y japonesas, que incluso produjeron un álbum en vivo (The Return of the Filth Hounds – Live, 1998). La banda reformada lanzó material de archivo como War of Attrition (Live ’81) en 2001, y finalmente regresó al estudio para grabar “Still At War” en 2002 con el sello Zoom Club. Este álbum mostró a un Tank fiel a sus raíces, con Ward al frente y un sonido a medio camino entre la crudeza ochentera y una producción más moderna. A partir de entonces, la trayectoria de Tank tomó un rumbo inusual: a finales de la década de 2000 surgieron dos versiones paralelas de la banda. En 2008, Tucker y Evans anunciaron una nueva formación (con Doogie White, ex-Rainbow, en voces, y Mark Brabbs brevemente de retorno en la batería) para girar y grabar bajo el nombre Tank. Algy Ward, compositor principal y alma histórica del grupo, decidió no participar y retuvo los derechos legales del nombre, optando por continuar él mismo con su propia versión de Tank en paralelo. Así, durante los 2010 coexistieron “Tucker/Evans’ Tank” –que lanzó los álbumes War Machine (2010), War Nation (2012) y Valley of Tears (2015) con buen recibimiento en el circuito del heavy tradicional– y “Algy Ward’s Tank”, con el disco Breath of the Pit (2013) y material posterior grabado íntegramente por Ward.

Ambas encarnaciones mantuvieron vivo el legado de Tank, aunque con enfoques distintos: la de Tucker/Evans sumó vocalistas de alto nivel (tras Doogie White pasaron ZP Theart y David Readman, entre otros) y giró internacionalmente, mientras Ward en solitario preservó el estilo clásico combativo en estudio. El capítulo final llegó en mayo de 2023 con el fallecimiento de Algy Ward a los 63 años. Su muerte marcó el fin de una era para Tank. Aún así, la banda (en la versión de Tucker/Evans) continúa activa, honrando en los escenarios la memoria de Ward y el arsenal de canciones con las que Tank dejó su huella en la historia del heavy metal.

Cronología resumida de TANK

  • 1980: Algy Ward forma Tank en Londres junto a Peter y Mark Brabbs.
  • 1981: Lanzamiento del sencillo debut “Don’t Walk Away”.
  • 1982: Álbum debut Filth Hounds of Hades (Kamaflage), aclamado como uno de los mejores de la NWOBH M. Ese mismo año publican el 2.º álbum Power of the Hunter (Kamaflage).
  • 1983: 3er álbum This Means War (Music for Nations), con nueva formación de cuarteto.
  • 1984: 4.º álbum Honour & Blood (Music for Nations). Tras su baja recepción, el sello los despide.
  • 1987: 5.º álbum Tank (GWR Records). La banda se separa poco después (1989).
  • 1997: Algy Ward reactiva Tank con Tucker y Evans; gira de reunión y live The Return of the Filth Hounds.
  • 2002: Álbum de regreso Still At War (Zoom Club) con material nuevo .
  • 2008: Surge una nueva formación de Tank liderada por Mick Tucker y Cliff Evans (con Doogie White en voz), separada de Algy War .
  • 2010: Álbum War Machine (Tank de Tucker/Evans).
  • 2012: Álbum War Nation (Tank de Tucker/Evans ).
  • 2013: Algy Ward lanza Breath of the Pit (como “Algy Ward’s Tank” ).
  • 2018: Sturmpanzer (Algy Ward’s Tank) finalmente ve la lu z.
  • 2023: Fallece Algy Ward, bajista, cantante y fundador de Tank.

TANK – Estilo musical, estructuras y potencia sonora

El estilo musical de Tank se forjó bajo la influencia de Motörhead y la urgencia del punk, resultando en un heavy metal de alto octanaje y sin pulir. Desde sus primeras grabaciones, Tank mostró riffs rápidos y directos, base rítmica contundente y una voz rasposa que le otorgaba identidad propia dentro de la NWOBHM. Algy Ward, como vocalista, no tenía el registro agudo típico de otros cantantes de heavy metal de la época; en cambio aportaba un tono áspero y agresivo, más cercano al de Lemmy Kilmister (de Motörhead). Esa voz ruda se convirtió en sello distintivo de Tank, ideal para las temáticas belicosas y callejeras de sus canciones. En cuanto a estructuras, la mayoría de sus temas se construyen de forma sencilla y eficaz: versos y estribillos pegadizos sostenidos por poderosos riffs de guitarra, con solos breves pero enérgicos. Canciones como “Turn Your Head Around” o “Blood, Guts and Beer” evidencian su predilección por esquemas rock ’n’ roll acelerados y coros coreables, heredados del pub rock y el punk rock británico pero llevados a un volumen y velocidad propios del metal.

La velocidad es un factor clave en el sonido de Tank, especialmente en sus dos primeros álbumes. Temas como “Shellshock” corren a ritmo vertiginoso para los estándares de 1982, anticipando en cierta forma el speed metal que florecería más adelante. Sin llegar a la ferocidad caótica de bandas contemporáneas como Venom, Tank ofrecía una agresividad más controlada pero igualmente intensa. La sección rítmica de los hermanos Brabbs aportaba una base sólida: Mark Brabbs tocaba con pegada dura y patrones simples pero efectivos (muchos de sus ritmos son marchas marciales de cuatro cuartos, reforzando la imaginería militar), y Peter Brabbs entregaba riffs robustos, a menudo repetitivos y gancheros, más cercanos al hard rock que al heavy metal técnico. Esta mezcla daba a las canciones un aire contundente y “machacón”, pensado para el directo y para mover cabezas (headbanging).

En términos de potencia sonora, Tank siempre privilegió un sonido crudo antes que la pulcritud. La producción de sus primeros discos dejó captura de esa crudeza: las guitarras suenan rasposas, el bajo de Ward es distorsionado y prominente (siguiendo la escuela de Motörhead donde el bajo también hace de guitarra rítmica) y la batería suena seca, casi amateur, lo cual paradójicamente encaja con el ethos callejero de la banda. Conforme avanzaron en su carrera, especialmente a partir de This Means War (1983), incorporaron mayor complejidad instrumental: la inclusión de un segundo guitarrista permitió armonías duales y solos entrelazados al estilo de Thin Lizzy o Judas Priest. Canciones de este período, como “This Means War” o “Honour and Blood”, extienden su duración para incluir secciones instrumentales más desarrolladas que en sus inicios. Incluso emplearon sintetizadores de fondo en algunos cortes de This Means War, añadiendo atmósfera a su habitual muro de guitarra. Pese a estos experimentos, no perdieron su esencia: la “potencia sonora” de Tank siguió residiendo en la combinación de riffs pesados, ritmo machacante y la voz de Ward, que para mediados de los 80 había adquirido un tono aún más grave y aguerrido.

Técnicamente, Tank no destacó por virtuosismo sino por eficacia rockera. Sus canciones suelen apegarse a estructuras de verso-coro-puente, con puentes instrumentales breves. Los solos de guitarra, ya sea a cargo de Peter Brabbs en la etapa inicial o de Mick Tucker/Cliff Evans posteriormente, se mantenían dentro de la escala pentatónica blues típica del metal clásico, sin excesivas florituras neoclásicas. Esta sencillez técnica no resta mérito: más bien contribuyó a que el sonido de Tank fuera directo y sin complejos, privilegió la energía sobre la fineza. Un rasgo particular era la afinidad por ritmos medios y marchosos alternados con estallidos rápidos. Por ejemplo, “(He Fell in Love with a) Stormtrooper” tiene un groove medio tiempo casi hard rock, mientras que “Running Like Hell” acelera con doble bombo en estribillos. Esa dinámica hacía sus álbumes variados dentro de su estilo, oscilando entre cortes rápidos tipo speed metal y otros de medio tiempo pesados cercanos al rock duro.

En resumen, el estilo de Tank se puede caracterizar como heavy metal británico de la vieja escuela, mezclado con actitud punk, donde prima la fuerza bruta, la velocidad moderada pero sostenida, y una ejecución sencilla que resalta la potencia por encima del virtuosismo. Su propuesta sonora sentó base para que fanáticos del metal y grupos posteriores identificaran en Tank a unos pioneros del lado más rudo y acelerado del metal clásico.

TANK – Letras y temáticas recurrentes

Las letras de Tank complementan perfectamente su estilo belicoso: a lo largo de su discografía clásica, la banda desarrolló una marcada temática de guerra, combate y rebelión. Desde el nombre mismo (“Tanque”) y la portada de Filth Hounds of Hades (que muestra perros de guerra saliendo del infierno), queda claro que la imaginería militar es central. Muchas canciones describen experiencias de batalla o emplean la guerra como metáfora de la vida rockera. Por ejemplo, “Shellshock” alude al trauma de combate de un soldado, mientras que “This Means War” es un himno desafiante que convierte el escenario en un campo de batalla. Títulos como “Honor and Blood” evocan códigos de honor marcial y derramamiento de sangre en lucha, y efectivamente la letra de la canción homónima habla de lealtad y gloria en la guerra. Incluso sus canciones fiesteras o de temática más ligera vienen envueltas en lenguaje combativo: “Blood, Guts and Beer” combina imágenes de sangre y agallas con la celebración del alcohol, proyectando la idea de que el rock es tan intenso como una batalla, donde corren cerveza y sudor en lugar de sangre.

Otra veta temática notable es la de la irreverencia y rebeldía propia del rock. Algy Ward y compañía, con su trasfondo punk, se permitían no tomarse demasiado en serio en ciertas letras. “Who Needs Love Songs?” (¿Quién necesita canciones de amor?) es un tema que denosta las baladas románticas, prefiriendo la rudeza y la diversión descontrolada del rock. “Too Tired to Wait for Love” en Power of the Hunter sigue esa línea desenfadada. De esta forma, Tank se posicionaba líricamente contra la sensibilidad pop, proclamando un espíritu rudo y masculino, más interesado en la camaradería de bar y la adrenalina que en el amor sentimental. No obstante, la mayoría de sus letras evitaban la vulgaridad; más bien usaban humor negro y cinismo. Un buen ejemplo es “(He Fell in Love with a) Stormtrooper”, cuya letra cuenta la historia sarcástica de alguien que “se enamora de una mujer soldado de asalto”, mezclando romance y militarismo de forma jocosa.

La guerra y lo militar constituyen, pues, el núcleo temático. Tanques, soldados, batallas, honor marcial, y expresiones como “arma pesada” o “artillería” abundan en su lírica (de hecho, otra canción se titula “Heavy Artillery”). Estas temáticas conectaron con la juventud de la época, especialmente en Reino Unido a inicios de los 80, aún marcada por la sombra de conflictos (Guerra Fría, Malvinas, etc.) y por una cultura juvenil que buscaba agresividad catártica en la música. Tank ofreció justamente eso: letras que, sin llegar a ser políticas, dibujaban un panorama combativo y áspero donde el oyente podía canalizar su energía.

Cabe señalar que, a diferencia de otros grupos NWOBHM contemporáneos, Tank no incursionó en temáticas satánicas u ocultistas. Mientras bandas como Venom centraban sus letras en demonios e infierno, Tank mantuvo sus pies en la tierra: sus relatos eran más mundanos (guerra real, peleas urbanas, exceso de alcohol). Tampoco desarrollaron narrativas fantásticas o de espada y brujería como Iron Maiden o Saxon; en lugar de dragones o castillos, en las letras de Tank encontramos trincheras, motocicletas, bares y campos de batalla. Esa preferencia por lo bélico-realista les dio una personalidad lírica específica dentro del movimiento NWOBHM.

En la etapa posterior (álbum Still At War de 2002 y siguientes), Tank incluso hizo de la temática bélica una reflexión meta: Still At War (“Aún en guerra”) parece aludir tanto a conflictos armados como a su propia perseverancia en la lucha dentro de la escena musical. Canciones de ese disco como “Light the Fire (Watch ’em Burn)” mantienen la agresión en las letras, demostrando que décadas después Tank seguía escribiendo sobre luchar y resistir, ya fuese contra enemigos tangibles o contra las adversidades del medio. En resumen, las letras de Tank presentan un universo combativo, rudo y sin concesiones, coherente con su sonido: glorifican la lucha (literal o figurada), exaltan la camaradería guerrera del rock y evitan la dulzura o la fantasía, prefiriendo la crudeza de la realidad callejera y de trinchera.

“Los Sabuesos de la Inmundicia”: 37 años de guerra, acero y gasolina.

A lo largo de casi cuatro décadas, Tank — los iconoclastas británicos salidos del vendaval de la New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM) — han esculpido un legado tan ruidoso como resistente. Su discografía refleja altibajos, cambios de formación y hasta escisiones paralelas, pero siempre mantiene intacto ese tufo crudo de Motörhead mezclado con melodías épicas al estilo Maiden. A continuación repasamos, uno a uno, los diez discos clave que el usuario ha señalado, describiendo su contexto y su impacto.


1. Filth Hounds of Hades (1982, Repertoire)


Debut febril producido por “Fast” Eddie Clarke (Motörhead). Aquí se gesta la identidad de Tank: riffs sencillos, bajos con overdrive y la voz áspera de Algy Ward. Canciones como “Shellshock” y “Turn Your HeadAround” son himnos de garaje pasado por napalm. Pese a su presupuesto mínimo, el álbum rebosa carisma callejero y es considerado, junto al “Ace of Spades”, una biblia motorizada para el speed metal primigenio.


2. Power of the Hunter (1982, Repertoire)

Editado solo siete meses después, conserva la urgencia punk pero añade producción algo más pulida. El single “Crazy Horses” (versión de The Osmonds) muestra sentido del humor mientras “Walking Barefoot Over Glass” eleva el peso del bajo. No alcanzó el impacto del debut, pero cimentó su reputación de banda trabajadora: tocaban donde les dejaran, desde pubs londinenses hasta polvorines del ejército británico.


3. This Means War (1983, Metal Mind / Roadrunner)


La tríada clásica culmina con un sonido más metálico y arreglos gemelos de guitarra a lo Thin Lizzy. El tema título y “Echoes of a Distant Battle” combinan ganchos melódicos con letras antibelicistas. Muchos fans lo ven como su obra más equilibrada: agresión sin perder gancho. También marca la última colaboración del trío Ward – Brabbs – Brabbs.





4. Honour & Blood (1984, Metal Mind)


Con nuevos guitarristas (Cliff Evans y Mick Tucker), la banda abraza un metal más épico y técnico. “W.M.L.A.” (“We’re Mad, Loud and Angry”) es casi thrash, mientras la balada “Too Tired to Wait for Love” sorprende por su tono melancólico. Es un disco de transición: menos punk, más heavy tradicional, preludio de cambios mayores.





5. Tank (1987, Metal Mind)


A veces apodado “Tank V”, este trabajo homónimo intenta modernizarse con coros más limpios y teclados atmosféricos. Aunque el single “The War Drags Ever On” tiene garra, el álbum sufrió de poca promoción y el grupo quedó en hibernación. Con el tiempo ha ganado estatus de “joya oculta”, apreciada por su mezcla de AOR y metal británico.





6. The Return of the Filth Hounds Live (1998, Rising Sun)




Tras una década de silencio, Ward reactiva Tank con esta grabación en directo en Alemania. El sonido es crudo, casi bootleg, pero captura la energía de clásicos como “Blood, Guts & Beer”. Es testimonio de su culto europeo: sin grandes medios, llenaban salas gracias a la nostalgia NWOBHM de los 90.




7. Still at War (2003, Zoom Club / Windsor)



Trece canciones nuevas que recuperan la ferocidad ochentera. Destacan “In the Last Hours Before Dawn” y “Conspiracy of Hate”. La producción es austera, casi demo, pero el material convenció a la prensa especializada: Tank seguía siendo genuino, sin retoques digitales ni poses nu metal que dominaban la época.



8. War Machine (2010, Massacre / Metal Mind)



Aquí nace la “doble Tank”: Algy Ward queda en segundo plano por problemas de salud y Evans + Tucker reclutan al vocalista Doogie White (ex-Rainbow, Yngwie). El disco ofrece riffs más pesados, afinaciones graves y coros melódicos (“Judgement Day”, “Phoenix Rising”). Fue bien recibido: demostró que Tank podía evolucionar sin traicionar su ADN.


9. War Nation (2012, Metal Mind)



Secuela directa, con producción superior y una orientación aún más épica. Doogie brilla en “Hammer and Nails” y “Grace of God”. El título evoca tanto la obsesión lírica bélica como la hermandad metalera global. Algunos puristas echaron de menos la aspereza de Ward, pero el álbum expandió el público de la banda en América Latina y Europa del Este.


10. Re-Ignition (2019, Deadline Music)



Tanque sobre ruedas quemando queroseno clásico: once regrabaciones de los primeros cuatro discos más dos cortes nuevos (“Don’t Walk Away”, “(He Fell in Love with a) Stormtrooper”). Idea arriesgada que resultó en un tributo a sí mismos: producción moderna, guitarras nítidas, pero la misma mala leche de 1982. Sirvió para introducir a la Generación Streaming en la era dorada de Tank.



Balance final

Del punk-metal grasiento de Filth Hounds a la artillería renovada de Re-Ignition, Tank mantiene una trayectoria coherente con su nombre: ruidosa, resistente y sin retroceso. Sus discos han inspirado al speed, al thrash e incluso al power metal, y demuestran que, a veces, la honestidad pesa más que la perfección técnica. Mientras haya una carretera polvorienta y una frase antibelicista que gritar, Tank seguirá avanzando con sus cadenas de acero.

TANK – Recepción crítica y legado

En su época de auge (primeros años 80), Tank gozó de una recepción crítica favorable, aunque con matices. Su álbum debut Filth Hounds of Hades fue aclamado inmediatamente por críticos y fanzines, destacando en las listas de lo mejor de 1982 dentro de la NWOBHM. La prensa elogió la energía y autenticidad de la banda, y notó que Tank aportaba un puente entre la crudeza punk y el heavy metal emergente. Sin embargo, tras aquel debut estelar, los lanzamientos posteriores recibieron críticas más divididas. Power of the Hunter (1982) fue considerado una decepción relativa: revistas de la época señalaron que la banda parecía haberse quedado sin fuelle momentáneamente, y aunque el disco tenía buenos momentos, no alcanzaba la intensidad del primero. Esto se reflejó también en las ventas, que fueron modestas.

Con This Means War (1983), Tank recuperó algo de respeto crítico. Muchos reseñistas apreciaron la mayor complejidad y la vuelta a un sonido más pesado; revistas como Kerrang! y Metal Forces notaron la ambición del grupo por evolucionar. Aun así, algunos fans puristas quedaron desconcertados por los teclados y la dirección más “épica” de ciertas canciones. Honour & Blood (1984) obtuvo reseñas tibias – pese a su potencia, se le criticó falta de originalidad, en un momento en que la NWOBHM empezaba a saturar el mercado con numerosas bandas similares. Para mediados de los 80, la atención del público y crítica se desplazaba hacia los nuevos estilos (thrash metal en auge, glam metal en las listas), y Tank quedó algo opacado. Tras su separación en 1989, la banda entró en un hiato largo durante el cual su nombre permaneció de culto, recordado sobre todo por entusiastas del heavy metal underground.

En retrospectiva, la figura de Tank ha crecido en reconocimiento. Muchos historiadores del metal y críticos modernos señalan a Filth Hounds of Hades como obra fundamental de la NWOBHM – incluso más influyente de lo que indicaron sus ventas en su momento. Eduardo Rivadavia (AllMusic) y Martin Popoff (autor de enciclopedias de metal) han reafirmado la importancia de ese álbum en sus revisiones retrospectivas. Asimismo, varias canciones de Tank (por ejemplo “Shellshock” y “The War Drags Ever On”) son consideradas gemas ocultas del metal ochentero que anticiparon la agresividad del speed metal. La crítica actual valora especialmente la autenticidad de Tank: una banda que, si bien no alcanzó el estrellato de Iron Maiden o Def Leppard, encarna el espíritu combativo de la NWOBHM más underground.

El legado de Tank también se ha revalorizado gracias a reediciones y tributos. Los álbumes clásicos han sido reeditados en CD con bonus tracks y remasterizaciones, recibiendo reseñas positivas por parte de blogs y revistas especializadas que los recomiendan a nuevas generaciones de oyentes. La muerte de Algy Ward en 2023 provocó obituarios sentidos en medios metaleros, reconociendo su contribución: portales como Blabbermouth y revistas como Classic Rock publicaron notas ensalzando a Ward como “uno de los héroes no reconocidos de la NWOBHM” y recordando cómo su mezcla de punk y metal influyó a muchos músicos posteriores. En conciertos homenaje y festivales retro, el nombre de Tank suele aparecer junto a otros actos venerados de culto.

Si bien durante su existencia activa Tank no obtuvo grandes premios ni alta rotación en radio, la recepción en retrospectiva es ampliamente favorable. Críticos de la actualidad coinciden en que Tank dejó una marca indeleble en un nicho específico del heavy metal: el del metal británico rudo y sin concesiones. Álbumes como Filth Hounds… figuran frecuentemente en listas de “discos esenciales de la NWOBHM” compiladas décadas después. Incluso sus trabajos menos logrados, como Power of the Hunter, son vistos con simpatía histórica como parte del viaje de una banda honesta y tenaz. En suma, si la crítica de su época fue fluctuante, con el tiempo Tank ha sido reivindicado como una pieza importante del mosaico metalero de los 80, influyendo más de lo que las reseñas originales pudieron vislumbrar.


BLITZKRIEG – Historia y Evolución

La banda Blitzkrieg es otra ilustre representante británica de la NWOBHM, originaria de Leicester (Inglaterra) y fundada en 1980. Su creador y líder permanente es el vocalista Brian Ross, cuya dedicación ha mantenido vivo el nombre de Blitzkrieg a lo largo de más de 40 años. La historia de Blitzkrieg es un tanto atípica, marcada por largos periodos de inactividad y resurrecciones inesperadas. En su formación inicial de 1980, junto a Ross estaban Jim Sirotto y Ian Jones en guitarras, Steve English en bajo y Mick Moore en batería (algunas fuentes varían los nombres, ya que la alineación temprana fue inestable). Esta encarnación grabó una primera demo y empezó a labrarse un nombre en la escena local de heavy metal, adoptando el nombre Blitzkrieg (término alemán para “guerra relámpago”) que ya sugería la temática bélica que explorarían.

En 1981, Blitzkrieg consiguió registrar su primer material oficial: el sencillo “Buried Alive”, con la canción “Blitzkrieg” en el lado B, lanzado por el sello independiente Neat Records. Neat era el epicentro discográfico de la NWOBHM underground (casa de grupos como Venom, Raven o Jaguar), y el sencillo de Blitzkrieg se sumó a ese legado. La grabación de 1981 presentó un sonido crudo, típico de las sesiones en Impulse Studios de Newcastle: producción tosca, mucha energía y reverb natural, lo que le dio un estatus de culto entre coleccionistas. La canción “Blitzkrieg” destacaba por su riff galopante y estribillo pegadizo, y pronto se convirtió en himno de la banda. Sin embargo, a pesar de este prometedor comienzo, Blitzkrieg enfrentó dificultades: la formación se disolvió poco después de la salida del single, en parte por diferencias internas y en parte por las típicas complicaciones financieras que afectaban a las jóvenes bandas. Así, Blitzkrieg se separó en 1981, antes siquiera de lanzar un álbum completo.

Brian Ross, lejos de abandonar la música, pasó los años siguientes colaborando con otros proyectos. En 1983 se unió como cantante a la banda Satan (otro grupo NWOBHM de culto), con quienes grabó el aclamado álbum Court in the Act (1983). También estuvo brevemente en Avenger, otra agrupación heavy de Newcastle. No obstante, Ross mantenía la espina clavada de Blitzkrieg, su proyecto personal. En 1984 decide reformar Blitzkrieg, reclutando a nuevos músicos (entre ellos algunos asociados a la escena Neat Records, como el guitarrista Mick Proctor). El objetivo principal de esta reunión era, por fin, registrar el álbum que la banda no pudo hacer en 1981. Tras meses de ensayos y ajustes, Blitzkrieg entra al estudio a fines de 1984 y logra completar su primer LP.

El resultado fue “A Time of Changes”, editado en abril de 1985 por Neat Records. Curiosamente, el material que compone este álbum incluye canciones escritas en la época original de la banda, de ahí el título que alude a que “los tiempos han cambiado” desde aquellas primeras versiones. A Time of Changes se hizo esperar, pero finalmente vio la luz con Brian Ross en voces, acompañado de John Antcliffe (guitarra), Mick Proctor (guitarra), Mick Moore (bajo) y Sean Taylor (batería). El disco contiene la versión de estudio definitiva de “Blitzkrieg” (regrabada, ya que la versión de 1981 sólo había salido en single), junto a otras piezas destacadas como “Inferno”, “Armageddon” o “Vikings”. Pese a la calidad del material y la potente voz de Ross, el momento del lanzamiento fue poco propicio: en 1985 la NWOBHM ya había menguado su popularidad, eclipsada por la oleada del thrash metal y el boom del metal americano. Como indicó un crítico, A Time of Changes apareció en “un mar de metal clásico y thrash” junto a lanzamientos de Anthrax, Megadeth, Exodus, etc., pasando relativamente desapercibido. En efecto, el álbum no obtuvo gran repercusión comercial en su momento, aunque recibió algunas reseñas positivas (la revista alemana Rock Hard le dio 8/10, por ejemplo). Los seguidores del heavy metal tradicional lo apreciaron como un tardío pero sólido exponente de la NWOBHM, mientras que para el público general pudo sonar algo a contracorriente en plena mitad de los 80.

Un elemento que sí aportó A Time of Changes al legado de Blitzkrieg fue exposición internacional indirecta. Metallica, la entonces joven banda californiana de thrash, había descubierto a Blitzkrieg a través del sencillo de 1981 y eran fanáticos de la canción “Blitzkrieg”. Lars Ulrich, baterista de Metallica, citó a Blitzkrieg (junto con Diamond Head) como una de sus mayores influencias juveniles. Tanto es así que Metallica decidió versionar “Blitzkrieg” en 1983/84 para usarla como cara B de su EP Creeping Death. La versión de Metallica, lanzada oficialmente en 1984, dio a conocer el tema a un público masivo. Gracias a ello, cuando A Time of Changes salió en 1985, muchos fans fuera de Reino Unido sabían quiénes eran Blitzkrieg por la conexión Metallica. Si bien esto no se tradujo en grandes ventas, sí cimentó el estatus de culto de la banda. Brian Ross recuerda haber recibido la llamada de Lars Ulrich pidiéndole permiso para hacer el cover, a lo que accedió encantado. Años más tarde, Ross comentaría con humor que la versión de Metallica fue un “arma de doble filo”: una bendición porque atrajo atención hacia Blitzkrieg, pero una maldición porque mucha gente terminó creyendo que Blitzkrieg versionaba una canción de Metallica, y no al revés. En cualquier caso, la asociación con Metallica elevó el perfil de Blitzkrieg en la historia del metal.

Tras la salida de A Time of Changes, Blitzkrieg nuevamente entró en receso. Brian Ross se involucró en otros proyectos y la banda no tuvo actividad constante. No fue hasta 1991 que resurgió con el lanzamiento del EP “Ten Years of Blitzkrieg”, celebración de los diez años del single inicial. Este trabajo incluyó regrabaciones de canciones antiguas (posiblemente “Blitzkrieg” y “Buried Alive”) y algún tema nuevo, sirviendo para mantener viva la llama. La verdadera continuación vino en 1995 con el álbum “Unholy Trinity”. Este segundo LP de estudio –aparecido increíblemente 10 años después del debut– mostró a un Blitzkrieg revitalizado, orgullosamente heavy metal tradicional. Unholy Trinity salió también bajo el paraguas de Neat Records (que seguía activo en los 90) e incluso rindió tributo a la escena extrema: incluye una versión de “Countess Bathory” de Venom, reconociendo el nexo entre la NWOBHM y el black metal pionero. En Unholy Trinity, Ross mantuvo su característico estilo vocal y volvió a rodearse de músicos jóvenes, demostrando que Blitzkrieg podía seguir vigente en plenos años 90, a pesar de que el contexto musical ya era muy diferente (era de groove metal, grunge, etc.). El álbum fue bien recibido en el circuito underground europeo.

A partir de entonces, Blitzkrieg se mantuvo más activo. Brian Ross simultaneó su labor en Blitzkrieg con reuniones de Satan (su otra banda, renacida a fines de los 90 bajo nombres como Pariah, y luego nuevamente como Satan). Blitzkrieg editó “Ten” en 1997 (titulada así por ser su décimo aniversario desde el primer álbum, aunque en realidad era su tercer disco de estudio), seguido de “The Mists of Avalon” en 1998. Estos trabajos consolidaron el estilo de la banda en un heavy metal puro y melódico, con temáticas variadas que iban desde lo histórico-mítico (“The Mists of Avalon” explora la leyenda artúrica) hasta reflexiones personales. En los 2000, Blitzkrieg lanzó “Absolute Power” (2002) y “Sins and Greed” (2005), mostrando una sorprendente productividad. La alineación sufrió numerosos cambios – de hecho, Ross es el único constante en todas las grabaciones – pero logró mantener un nivel compositivo consistente. La década de 2000 también trajo giras por Europa, presencia en festivales y un afianzamiento de Blitzkrieg como banda veterana respetada en la escena del heavy metal clásico.

En 2007 apareció “Theatre of the Damned”, y tras un breve receso, en 2013 publicaron “Back from Hell”, cuyo título “De regreso del infierno” quizá alude a su perseverancia tras tantos años. Más recientemente, entrados los 2010s, Blitzkrieg celebró con orgullo la longevidad de su carrera: “Judge Not!” (2018) fue un álbum aclamado por fans, que los mostró capaces de sonar contemporáneos sin perder su esencia. Ya en 2022, la banda lanzó un álbum homónimo “Blitzkrieg” (su décimo trabajo de estudio regular), reflejando la idea de reafirmar su identidad original después de décadas. Cabe mencionar que durante este período Brian Ross incorporó incluso a su hijo Alan Ross como guitarrista en la banda, manteniendo a Blitzkrieg como un legado familiar y musical. Hasta la fecha (2025), Blitzkrieg continúa activo, editando nuevo material (se ha mencionado un álbum titulado “Blitzkrieg 2024” en planificación y actuando en vivo para viejos y nuevos fans del metal.

La trayectoria de Blitzkrieg, por tanto, es la de una banda de larga vida pero ritmos intermitentes. Pasó de ser un proyecto fugaz de la NWOBHM a consolidarse años después como un referente de culto, gracias en parte al espaldarazo de Metallica y a la perseverancia de Brian Ross. Su evolución muestra altibajos: irrumpió con fuerza en el underground, desapareció prematuramente, retornó contra todo pronóstico para entregar un clásico tardío en 1985, y luego se reinventó en los 90 y 2000 para continuar aportando heavy metal tradicional de calidad. Blitzkrieg es hoy sinónimo de resiliencia en el metal británico.

Cronología resumida de BLITZKRIEG

  • 1980: Brian Ross funda Blitzkrieg en Leicester.
  • 1981: Sencillo debut “Buried Alive” (lado B: “Blitzkrieg”) con Neat Records; la banda se separa poco después .
  • 1984: Ross reforma Blitzkrieg con nueva alineación.
  • 1985: Álbum debut A Time of Changes (Neat Records), que incluye su clásico “Blitzkrieg” y otros temas escritos años atrás.
  • 1986-1990: Periodo inactivo; Brian Ross colabora con Satan y otros proyectos.
  • 1991: EP Ten Years of Blitzkrieg, marcando 10 años desde el primer single.
  • 1995: Álbum Unholy Trinity (Neat), regreso discográfico con heavy metal tradicional.
  • 1997: Álbum Ten.
  • 1998: Álbum The Mists of Avalon.
  • 2002: Álbum Absolute Power.
  • 2005: Álbum Sins and Greed.
  • 2007: Álbum Theatre of the Damned.
  • 2013: Álbum Back from Hell.
  • 2018: Álbum Judge Not!
  • 2022: Álbum Blitzkrieg (homónimo, décimo de estudio).
  • 2024: Lanzamiento previsto de un nuevo álbum de estudio (por el 40.º aniversario de A Time of Changes).

BLITZKRIEG – Estilo musical y características técnicas

Musicalmente, Blitzkrieg encarna el heavy metal británico tradicional en su forma pura. A diferencia de Tank, que incorporaba influencias punk, Blitzkrieg se alineó más con la vertiente melódica y estructurada de la NWOBHM, tomando inspiración de bandas como Judas Priest, Iron Maiden y su contemporánea Diamond Head. Su estilo se caracteriza por riffs sólidos y melódicos, cambios de ritmo dinámicos y un notable trabajo de guitarras duales que aportan armonías. Brian Ross, como cantante, aporta el elemento técnico más distintivo: su registro vocal es agudo y potente, capaz de alcanzar notas altas al estilo de Rob Halford, pero también de modular tonos medios dramáticos. En la canción “Blitzkrieg” (su tema insignia), Ross pasa de líneas agresivas en la estrofa a agudos sostenidos en el estribillo, mostrando esa dualidad entre lo rasgado y lo melódico que define el sonido de la banda.

En términos de estructura, las composiciones de Blitzkrieg suelen ser más elaboradas que las de Tank. Muchas canciones incorporan introducciones instrumentales o cambios de tempo a mitad del tema. Por ejemplo, “Blitzkrieg” abre con un breve intro atmosférico antes de lanzar el riff principal; “Inferno” tiene un pasaje lento y oscurecido tras el solo, que luego vuelve a acelerar hacia el final. Esto denota una influencia del metal clásico setentero (Black Sabbath, Deep Purple) en la narrativa musical. Aun así, mantienen la esencia NWOBHM de priorizar el riff central y el estribillo pegadizo. Los coros de Blitzkrieg suelen tener gancho, como se aprecia en “Armageddon” o “Pull the Trigger”, este último con un estribillo repetitivo y fácil de corear, cumpliendo la fórmula metalera efectiva.

La velocidad en la música de Blitzkrieg varía: no siempre buscan la máxima aceleración, pero tienen momentos veloces. Canciones como “Blitzkrieg” o “Nocturnal Vision” presentan ritmos rápidos cercanos al speed metal (doble bombo moderado y riffs en semicorcheas), mientras que otras como “Vikings” o “Children of the Night” se mueven en medios tiempos pesados. Esta alternancia dota a sus álbumes de dinamismo. En general, Blitzkrieg no fue tan rápido ni agresivo como Tank en promedio; su aproximación es más equilibrada, combinando potencia sonora con melodía. De hecho, un crítico señaló que en A Time of Changes algunos temas tienden a un tempo medio que puede incluso recordar al hard rock o al glam rock en su cadencia. Esto no implica blandura, sino un enfoque menos frenético que ciertas bandas coetáneas.

Un aspecto técnico notable es el trabajo de las guitarras gemelas. En Blitzkrieg, especialmente desde el álbum debut, las dos guitarras solistas se reparten tareas: riffs al unísono para dar contundencia, y de cuando en cuando se lanzan en armonías dobladas (a la manera de Thin Lizzy o Wishbone Ash). En “Armageddon”, por ejemplo, hay un interludio donde dos guitarras tocan melodías complementarias, añadiendo riqueza al tema. Los solos suelen estar bien construidos, con un pie en la escuela clásica (frases melódicas, licks de blues metal) pero también toques de pirotecnia shred cuando corresponde. Jim Sirotto y Mick Proctor (primeros guitarristas) tenían un estilo robusto, sin excesos, lo que daba a Blitzkrieg un sonido compacto y bien ensayado, más cercano al de Satan (la otra banda de Ross) o Demon, que al caos de Venom o la inmediatez punk de Tank.

La potencia sonora de Blitzkrieg viene en buena medida de la voz de Brian Ross. Su rango vocal y entrega teatral añaden dramatismo a la música. A veces se ha comentado que su estilo vocal puede ser divisivo: hay oyentes que lo consideran excelente y otros no tanto. Algunos críticos señalaron que Ross podía sonar monótono en registros medios y que abusaba del efecto de eco en estudio, haciéndolo parecer distante en la mezcla. Pero también es cierto que sus agudos y su capacidad para contar historias con la voz le dan a Blitzkrieg un carácter único. En directo, Ross se gana al público con su estilo “a la antigua” de frontman, proyectando la voz con potencia operística.

Rítmicamente, Blitzkrieg se apoya en bases sencillas pero eficaces. La batería (ya sea con Sean Taylor en los 80 o los hermanos Steve/Phil Brewis en épocas posteriores) tiende a ritmos de rock clásicos: mucho backbeat, síncopas ligeras en los fills, y doble bombo ocasional en secciones culminantes. El bajo suele seguir al bombo, asegurando un cimiento firme – no destaca por virtuosismo, pero cumple manteniendo el groove. En la mezcla, a menudo las guitarras y la voz son protagonistas, con la sección rítmica en segundo plano pero proporcionando el empuje necesario.

En etapas posteriores, Blitzkrieg integró influencias modernas sutiles. En los 90 y 2000, algunos riffs muestran toques de power metal europeo, con más dobles guitarras melódicas, y la producción realza la pegada de la batería, acercándolos al sonido de bandas como Primal Fear o Saxon en su era reciente. Aun así, nunca se alejaron demasiado del estilo NWOBHM. La banda misma se define como “metal británico tradicional” y evita tendencias contemporáneas pasajeras. Incluso cuando sus nuevos integrantes traían ideas frescas, Ross procuraba que Blitzkrieg sonase a Blitzkrieg: heavy metal clásico con riffs contundentes, buenos solos y su inconfundible voz al frente.

En resumen, el estilo musical de Blitzkrieg es el de un heavy metal ortodoxo pero atemporal. Sus canciones combinan garra y melodía, con estructuras trabajadas y estribillos memorables. Técnicamente, destacan por la voz aguda y las guitarras gemelas, mientras que rítmicamente mantienen un pie en el hard rock. Si Tank representaba la faceta más cruda de la NWOBHM, Blitzkrieg representa la faceta más melódica y épica, aunque sin abandonar la fuerza. Esta dualidad les permitió influir tanto en bandas de thrash (por su canción “Blitzkrieg”) como agradar a fans del metal tradicional que buscan calidad compositiva y ese sabor británico inconfundible de los 80.

BLITZKRIEG – Letras y temáticas recurrentes

Las letras de Blitzkrieg muestran una variedad temática amplia, reflejando los intereses e imaginación de Brian Ross como principal letrista. A diferencia de muchas bandas de metal británico de su época que se enfocaban en un solo motivo (ya sea la fantasía heroica, lo satánico, o la vida en la carretera), Blitzkrieg optó por escribir historias diversas en cada canción, a menudo inspiradas en literatura, cine o eventos históricos. Esta aproximación narrativa le da a sus álbumes un carácter casi antológico: cada tema es un relato con su propio tema central.

En los primeros años, Blitzkrieg sí adoptó algunas temáticas típicas del heavy metal clásico. Su propio nombre y canción insignia, “Blitzkrieg”, aluden a la guerra relámpago de la Segunda Guerra Mundial, con una letra que describe la devastación de un ataque sorpresivo desde el cielo. Hay por tanto una temática bélica en parte de su obra, alineada con el gusto metalero por la imaginería de guerra. “Armageddon” es otra canción temprana que, como su nombre sugiere, habla del fin del mundo en un cataclismo militar o sobrenatural. Sin embargo, incluso en estos temas Blitzkrieg suele adoptar una perspectiva más fantástica o dramática que literal. Por ejemplo, “Vikings” recrea las incursiones vikingas históricas, dotándolas de un tono aventurero y mítico más que violento.

Un tema recurrente en las letras de Ross es lo sobrenatural y misterioso, pero no necesariamente satánico. Aclaremos: pese a llamarse Blitzkrieg, la banda Satan (donde también canta Ross) podría sugerir afinidad con lo satánico, pero en Blitzkrieg las referencias al diablo o cultos oscuros son mínimas. Ross mismo ha señalado que no le interesa escribir “clichés satánicos” y que ni en Satan ni en Blitzkrieg se dedican a exaltar al maligno. En lugar de eso, le atrae más contar historias de terror, ciencia ficción o suspenso. Canciones como “Buried Alive” (enterrado vivo) exploran un terror clásico: la letra pone al oyente en la piel de alguien enterrado en un ataúd, desesperado por escapar. “Hell to Pay” juega con la idea de un concierto en el infierno con público fantasmal (y de hecho la grabación usó ruidos de audiencia de un show de Queen como broma, pues circularon rumores de que Blitzkrieg había falsificado un álbum en vivo con efectos de público). Es decir, hay un guiño lúdico en sus letras de terror. Otra canción, “Night Howl”, habla de un hombre lobo aullando en la noche. Vemos entonces que Blitzkrieg incorpora elementos de horror y mitología en sus textos, pero de forma narrativa, casi cinematográfica, no como profesión de fe oscura.

La temática histórico-fantasiosa también tiene su lugar. En A Time of Changes, la canción homónima y algunas otras tocan el tema de la guerra apocalíptica con tintes épicos, inspiradas posiblemente en la Guerra Fría (era un tema candente en los 80). Más adelante, The Mists of Avalon (1998) claramente se inspira en las leyendas artúricas y la fantasía medieval británica. Unholy Trinity (1995) con su título insinúa una temática trinitaria o mística, aunque sus canciones cubren varias historias. Blitzkrieg no temió mezclar referencias: podían saltar de un tema vikingo a uno de ciencia ficción en el mismo álbum, manteniendo coherencia gracias al estilo musical y la voz unificadora de Ross.

Un aspecto interesante es que Brian Ross declara escribir letras basadas en historias que le interesan personalmente – sean de películas, libros o hechos reales. En una entrevista reciente, mencionó ejemplos concretos: la canción “If I Told You” del álbum Blitzkrieg (2022) aborda teorías conspirativas como el asesinato de JFK, el incidente de Roswell o el asesino del Zodiaco, porque Ross es aficionado a esos misterios históricos. En ella, la letra advierte que “si te lo dijera, tendría que matarte”, jugando con la idea de revelar secretos peligrosos. Otra mención es que comparte con Biff Byford de Saxon el interés en la conspiración JFK, recordando la canción “Dallas 1 PM” de Saxon que trata de ese tema. Esto nos muestra a un letrista que toma inspiración de la cultura popular y la historia, no limitado a tópicos estrictamente metaleros.

También es notable la ausencia de letras de amor o de fiesta en Blitzkrieg. A diferencia de muchas bandas de hard rock/metal, Blitzkrieg prácticamente no tiene canciones románticas ni sobre la vida desenfrenada de rockstar. Ross en lugar de eso prefiere desarrollar pequeñas narrativas de ficción. Él mismo ha dicho: “Podría escribir clichés como muchas bandas, pero no es lo mío. Me gusta escribir historias”. Esa filosofía creativa se refleja en la discografía: cada álbum es temáticamente heterogéneo, pero siempre con letras cuidadas que cuentan algo. Incluso cuando tocan temas personales, suelen vestirlos en metáforas o contextos imaginarios. Por ejemplo, puede que alguna canción trate sobre batallas internas o lucha contra la adversidad, pero Blitzkrieg probablemente la exprese a través de la imagen de una batalla real o un demonio a vencer, en lugar de hablarlo en términos directos.

En resumen, las temáticas recurrentes de Blitzkrieg abarcan guerra histórica, terror clásico, mitología, ciencia ficción, conspiraciones y ocasionalmente fantasía épica. No hay un solo eje monolítico, sino más bien un enfoque creativo donde cada canción es un cuento. Esta variedad es un sello de la banda, que la distingue de otras del movimiento NWOBHM. Donde unos optaban por lo oculto y otros por la crítica social, Blitzkrieg optó por ser un contador de historias en el reino del heavy metal, manteniendo siempre un tono oscuro o serio, acorde a la estética del género, pero sin caer en mensajes simplistas. Sus letras invitan al oyente a sumergirse en pequeñas aventuras o pesadillas, haciendo del aspecto lírico un complemento importante a la música vigorosa.

BLITZKRIEG: 40 Años de Trueno Británico Radiografía de sus 10 Álbumes de Estudio

La historia de Blitzkrieg es la de un puñado de irreductibles defensores del New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM) que, lejos de amoldarse a las modas, han seguido cincelando discos cada vez que la inspiración y las alineaciones les han sido propicias. A continuación repasamos, uno a uno, sus diez LPs de estudio, poniendo cada obra en contexto y señalando sus rasgos más distintivos.


1. A Time of Changes (1985)


Grabado tras reactivar la banda que se había disuelto en 1981, este debut captura la furia y la épica propias de la NWOBHM primigenia. Temas como 

“Blitzkrieg” (inmortalizado luego por 

Metallica) y “Pull the Trigger” combinan velocidad, riffs gemelos y la voz dramática de Brian Ross. Su producción austera –a cargo del propio Ross y Martin Smith– potencia el encanto underground del disco y lo ha convertido en pieza de culto. 


2. Unholy Trinity (1995)



Doce años separan este álbum de su predecesor, periodo en el cual Ross militó en varias bandas y acumuló material. El resultado es un trabajo más pulido, con pasajes semi-progresivos y letras teñidas de imaginería religiosa. La batería de Sean Taylor da un extra de pegada, mientras “Hair Trigger Pull” y la extensa “Calming the Savage Beast” muestran ambición compositiva. 


3. Ten (1996)



Titulado así porque incluye regrabaciones del EP Ten Years of Blitzkrieg (1991) más cortes nuevos, actúa como puente entre la vieja escuela y la era moderna del grupo. Produce un sonido algo más limpio y melódico, con “Cavo 6505” y “I’m Not Insane” destacando en directo por sus coros coreables. 



4. The Mists of Avalon (1998)



Su álbum “conceptual” por excelencia: la leyenda artúrica sirve de hilo narrativo y se traduce en atmósferas más envolventes, tempos medios e incluso arreglos de teclado discretos. Sin perder filo metálico, aflora un enfoque épico cercano al power europeo de la época. 




5. Absolute Power (2002)



El milenio nuevo trae sonido más pesado: afinaciones algo más graves y producción robusta reflejan la influencia del metal tradicional actualizado. “Metalizer” y “Dark City” son misiles directos que recuerdan que Blitzkrieg no necesita artificios para sonar contundente. 




6. Sins and Greed (2005)



Quizá su disco más variado: thrash (“Hell Express”), hard rock de medio tiempo (“Red Horizon”) y cortes veloces conviven bajo una lírica que critica la corrupción y la guerra. Destaca el solo de Ken Johnson en “Escape from the Village”. 






7. Theatre of the Damned (2007)



Inspirado en clásicos films de terror, abraza un aura gótica sin perder la seña NWOBHM. La apertura con órgano de iglesia da paso a riffs cortantes y coros teatrales. Brian Ross despliega uno de sus mejores registros agudos en la pista título. 






8. Back from Hell (2013)

El regreso “oficial” tras seis años se siente rejuvenecido: producción moderna pero cruda, con batería muy presente y solos melódicos. Los temas “Return to the Village” y la versión de “Seek and Destroy” (Metallica) subrayan el diálogo intergeneracional con la banda que los reivindicó. 






9. Judge Not! (2018)



Editado por Mighty Music, ofrece una mezcla equilibrada de velocidad clásica (“Heretic”) y medios tiempos hipnóticos (“Reign of Fire”). La crítica lo recibió como el mejor trabajo del grupo desde los noventa; las letras abordan justicia social y fanatismo religioso. 





10. Blitzkrieg (2024)



Autotitulado cuatro décadas después del debut, funciona como celebración y reafirmación. Con la entrada del guitarrista Nick Jennison, los arreglos ganan riqueza armónica; “I Am His Voice” y “The Spider” se han convertido en fijos del setlist. El disco suena fresco, demostrando que la banda aún mira hacia adelante.


Conclusión

A lo largo de estos diez álbumes Blitzkrieg ha pasado de ser un diamante en bruto de la NWOBHM a una institución respetada que sigue lanzando material relevante. Su fórmula –riff poderoso + voz dramática– permanece, pero cada disco refleja el momento vital del grupo: del frenesí juvenil de A Time of Changes al oficio maduro de Blitzkrieg (2024). Para el oyente curioso, este viaje discográfico no solo es una lección de historia del heavy metal británico, sino también la prueba de que la pasión puede mantener el trueno sonando más de cuarenta años.

BLITZKRIEG – Recepción crítica y retrospectiva

La recepción crítica de Blitzkrieg ha sido un relato de reconocimiento diferido. En su momento inicial, Blitzkrieg apenas tuvo oportunidad de ser evaluado: con solo un single publicado en 1981 y la separación inmediata, la prensa musical no llegó a reseñar mucho sobre ellos. Eran conocidos en el circuito NWOBHM underground más por el boca a boca que por cobertura mediática. No obstante, el single “Blitzkrieg” logró cierta fama local, al punto que la BBC Radio 1 (a través del programa de Tommy Vance, The Friday Rock Show) llegó a difundirlo, contribuyendo a que Metallica lo descubriera.

Cuando finalmente apareció el álbum A Time of Changes en 1985, la escena había cambiado. La crítica de la época fue templada: algunas revistas británicas lo recibieron positivamente como un “viaje nostálgico” a la NWOBHM clásica en plena era del thrash, mientras que otras lo ignoraron o lo consideraron un lanzamiento tardío. La revista Kerrang! en esos años estaba más enfocada en las nuevas tendencias, por lo que Blitzkrieg no obtuvo gran destaque en sus páginas. En Alemania, la revista Rock Hard fue más amable, puntuando A Time of Changes con 8/10, lo que indica que en ciertos círculos europeos sí valoraron la calidad del álbum a pesar de su anacronismo. A nivel de ventas, el disco pasó relativamente desapercibido: Neat Records, siendo independiente, no tenía el alcance para colocarlo en listas, y Blitzkrieg para entonces no giró extensamente para promocionarlo (más allá de algunos conciertos en Reino Unido). Así, podríamos decir que en su época Blitzkrieg quedó subvalorado y fue más conocido indirectamente por la versión de Metallica.

Sin embargo, en retrospectiva la crítica y los historiadores del metal han reivindicado a Blitzkrieg. Su nombre aparece continuamente en documentales y libros sobre la NWOBHM como uno de los “tesoros perdidos” del movimiento. Por ejemplo, Lars Ulrich nunca ha escatimado elogios hacia Blitzkrieg, citándolos junto a Diamond Head como influencia clave en los inicios de Metallica. Esta validación de un músico tan influyente ha hecho que muchos descubrieran a Blitzkrieg años después. Críticos modernos suelen señalar que A Time of Changes es un álbum de culto: Eduardo Rivadavia (AllMusic) comenta que aunque Blitzkrieg fue de las bandas menos conocidas de la NWOBHM, su material (especialmente el tema “Blitzkrieg”) tuvo un impacto que excedió su fama. La valoración retrospectiva se centra en la calidad de las composiciones y la figura de Brian Ross como “incansable vocalista obsesionado de por vida con su banda” (según su biografía en AllMusic).

En cuanto a sus discos de los 90 y 2000, la recepción crítica ha sido modesta pero positiva dentro del nicho del metal tradicional. Unholy Trinity (1995) fue bien considerado en la prensa especializada europea como un sólido regreso, aunque lanzado en un mercado adverso (en pleno apogeo del metal alternativo, un disco NWOBHM era más para fans acérrimos). Sus lanzamientos posteriores, ya en la era de Internet, encontraron eco principalmente en webzines y foros de aficionados. La crítica allí suele alabar la consistencia de Blitzkrieg para entregar heavy metal “como los viejos tiempos” sin sonar agotados. Por ejemplo, Theatre of the Damned (2007) y Judge Not! (2018) obtuvieron reseñas decentes por mantener viva la llama NWOBHM con dignidad, aun si no innovan. En general, Blitzkrieg en la crítica actual se ve con simpatía y respeto: se reconoce que nunca buscó tendencias comerciales, y eso le granjea la aprobación de los puristas.

La retrospectiva también es generosa al evaluar el impacto de Blitzkrieg. Aunque la banda no llenó estadios ni llegó al mainstream, su legado se palpa en diversas áreas: desde ser parte fundamental de la gestación del thrash (por influencia en Metallica y otros), hasta ser influencia citada por grupos de power metal y speed metal europeos que los reivindican como antecesores. Bandas más jóvenes han versionado canciones de Blitzkrieg en tributo (por ejemplo, la banda holandesa Attacker versionó “Blitzkrieg” en un compilado). Además, Blitzkrieg logró algo que pocas bandas de su camada hicieron: sobrevivir en el tiempo y seguir produciendo música relevante. Esto la crítica lo valora, señalando que la voz de Brian Ross y la propuesta de la banda han resistido décadas sin perder autenticidad.

En el imaginario del metalero promedio, Blitzkrieg tal vez siempre esté asociada a Metallica (muchos descubrieron el término “Blitzkrieg” por el cover de 1984). Pero gracias a eso, la canción se volvió inmortal y arrastró la reputación de la banda original. Ross menciona que todavía le preguntan en entrevistas sobre el cover de Metallica, décadas después, lo que prueba que dejó huella. Aunque para algunos sea injusto que se les conozca más por un cover que por méritos propios, hoy en día la crítica ve a Blitzkrieg más allá de eso: se les reconoce como creadores de excelentes canciones y como parte integral de la rica escena metalera británica de los 80.

En síntesis, Blitzkrieg no tuvo la aclamación contemporánea que merecía, pero con el paso del tiempo ha sido objeto de una revalorización crítica. De banda “semi-olvidada” pasó a ser referente de culto, con álbumes como A Time of Changes considerados joyas para entendidos. Sus posteriores trabajos han mantenido su reputación intacta, consolidando a Blitzkrieg como un estandarte del heavy metal tradicional cuya perseverancia y calidad han terminado recibiendo el aplauso que inicialmente se les escapó.

Influencia e impacto en el metal extremo: TANK y BLITZKRIEG

Tanto Tank como Blitzkrieg, cada uno a su manera, dejaron una impronta en la evolución del metal más extremo, sirviendo de puente entre la NWOBHM y subgéneros como el thrash, el speed, el black y el death metal que emergerían a mediados de los 80. Sus influencias pueden rastrearse en bandas posteriores, algunas de las cuales han reconocido explícitamente la deuda con estos pioneros británicos. A continuación, examinamos el impacto específico de cada banda en los subgéneros extremos y mencionamos grupos emblemáticos que llevan su huella.

La influencia de TANK en el thrash, black y death metal

Aunque Tank no alcanzó la fama global, su estilo agresivo y sin pulir fue una pieza del rompecabezas que dio origen al thrash metal. A inicios de los 80, la velocidad y rudeza de Tank, Venom y Raven en Inglaterra inspiraron a músicos jóvenes en lugares tan distantes como la Bay Area de California o la Cuenca del Ruhr en Alemania. La conexión más directa de Tank con el thrash se evidencia en que compartieron escenario con Metallica en 1984: Tank fue banda telonera de los entonces ascendentes Metallica en su gira europea, ambos bajo el sello Music for Nations. James Hetfield y Lars Ulrich eran fans de la NWOBHM, y tener a Tank de acompañante sugiere la estima que les tenían. Si bien Metallica no llegó a versionar ninguna canción de Tank en disco, la influencia está implícita en la actitud. Algy Ward solía enfundarse en chaquetas de cuero y proyectar una imagen dura en tarima, algo que los thrashers americanos también adoptaron, alejándose del glam y conectando más con la estética callejera de bandas como Tank.

En Alemania, la influencia de Tank fue aún más tangible. La banda Sodom, pionera del thrash/black germano, ha demostrado su admiración de forma concreta: en 1989 Sodom grabó un cover de “Don’t Walk Away” de Tank y lo incluyó como bonus en el EP Ausgebombt (edición del álbum Agent Orange). Que Sodom, conocidos por su sonido crudo y temáticas de guerra, eligieran precisamente esa canción no es casualidad. Don’t Walk Away es un tema de Tank de 1981 con riff pegadizo y letra desafiante, que claramente resonó con Tom Angelripper y compañía. Sodom hizo su versión respetando el espíritu original, pero acelerándola un poco y dándole su tono más sucio, mostrando cómo la semilla de Tank germinó en el thrash europeo. Además, Sodom siempre ha citado entre sus influencias a Motörhead y Venom; Tank, siendo estilísticamente cercano a Motörhead, entra en ese linaje que inspiró a Sodom a combinar metal y actitud punk. Incluso en lo visual, Sodom adoptó atuendos militares en ciertas épocas (por ejemplo, en la portada de Agent Orange aparecen entre tanques de guerra), algo que encaja con la iconografía de Tank y su fijación bélica.

Otra banda teutona, Kreator, también absorbió la influencia de la NWOBHM ruda. Mille Petrozza de Kreator creció escuchando Heavy metal británico antes de crear su agresivo sonido thrash. Kreator llegó a versionar a Raven (“Lambs to the Slaughter”) y a Tygers of Pan Tang (“Gangland”) en discos tributo, lo que indica su reverencia por esa escena. Si bien no hay constancia de un cover de Tank por Kreator, es razonable pensar que canciones como “Shellshock” o “This Means War” estuvieran en los casetes que los jóvenes Petrozza y Ventor escuchaban a inicios de los 80 para inspirarse. La influencia de Tank se percibe en los riffs sencillos pero potentes del primer Kreator (Endless Pain, 1985) y en la inyección de punk en su actitud (Kreator incluso tiene un tema llamado “Total Death” que podría recordar a la crudeza de Tank). Destruction, la tercera pata del thrash alemán, también tuvo a Tank/Venom/Motörhead en su dieta musical formativa, reflejado en su velocidad y falta de pulido inicial.

En el ámbito del black metal, Tank influenció de manera indirecta pero importante. Los primeros exponentes del black metal (lo que se conoce como “primera ola” a mediados de los 80) fueron esencialmente bandas de thrash o speed metal extremas que incorporaron imaginería satánica. Bathory, de Suecia, es quizás la banda más influyente de esa oleada junto con Venom y Celtic Frost. Quorthon, líder de Bathory, siempre mencionó a Motörhead, GBH (punk) y Venom como influencias principales, pero también era un ávido oyente de la NWOBHM. Es plausible que material de Tank estuviera entre lo que escuchaba. De hecho, Bathory tomó su nombre de la condesa húngara Erzsébet Báthory, pero es bien sabido que Venom tenía una canción llamada “Countess Bathory” (1982) – aquí vemos entrelazada la influencia británica. ¿Y qué relación tiene esto con Tank? Pues Bathory en sus primeros discos (1984-85) practicó un speed metal crudo y ruidoso que sigue la estela de Venom y, por extensión, del estilo de bandas como Tank: canciones cortas, directas, con voz rasgada (Quorthon no cantaba melódico, más bien gritaba de forma áspera, algo más cercano a Algy Ward que a Bruce Dickinson). Además, la temática de guerra y destrucción presente en canciones de Tank pudo influir en Bathory cuando este viró hacia letras épicas y vikingas (después de la fase satánica inicial). En los agradecimientos de Bathory no se menciona a Tank explícitamente, pero sí se reconoce la deuda con toda la escena NWOBHM que les precedió. Por otro lado, es interesante notar la circularidad: Blitzkrieg en 1995 versionó “Countess Bathory” de Venom, rindiendo tributo a una canción que inspiró el nombre de Bathory (la banda). Esto ilustra cómo las bandas NWOBHM como Blitzkrieg/Tank y las de primera ola black metal compartían influencias e inspiraciones mutuas dentro de la misma esfera.

El death metal de finales de los 80 y principios de los 90, siendo una evolución del thrash, también lleva indirectamente el ADN de Tank. Bandas como Death, Possessed o Morbid Angel crecieron escuchando heavy metal y thrash. Chuck Schuldiner (Death) adoraba a Iron Maiden, Slayer y Venom; no hay mención directa a Tank, pero considerando que Venom y Motörhead fueron influencia, Tank está en esa cadena. Más tangible es el caso de Slayer, uno de los “Big Four” del thrash norteamericano, que fue crucial para el nacimiento del death metal. Slayer se inspiró fuertemente en la NWOBHM en sus inicios: su set list en 1983 incluía covers de Judas Priest y Iron Maiden, y los miembros han citado a Venom y Motörhead regularmente. Slayer adoptó la velocidad de bandas como Exciter (speed metal canadiense) y de NWOBHM veloces. ¿Dónde entra Tank? En la actitud agresiva y riffs simples. Canciones de Slayer tempranas como “Show No Mercy” o “Evil Has No Boundaries” funcionan con riffs concisos muy en la línea de Tank (aunque acelerados al doble de velocidad). Si bien Slayer se inclinó más por lo satánico (influencia de Venom), en lo musical tomaron elementos de toda la NWOBHM rápida, entre ellos la crudeza de Tank. Kerry King una vez mencionó que para componer buscaban la agresión del punk con los riffs del metal británico, prácticamente la descripción del estilo de Tank. Slayer también compartió escenario con Raven y otros NWOBHM en sus inicios, de modo que estaban empapados de esa escuela.

En suma, Tank aportó al metal extremo una dosis de velocidad punk y temática belicosa que caló en el thrash y black metal nacientes. Su herencia se nota en: la adopción de estética militar (Sodom, Slayer en ciertos shows), la elección de hacer covers por parte de bandas thrash (Sodom con “Don’t Walk Away”), la preferencia por riffs directos y gancheros en medio de la velocidad (Kreator tempranero), y la actitud de “ir a la guerra” sobre el escenario que muchos grupos de thrash/black hicieron propia. Tank quizás no innovó técnicamente como otros, pero encarnó un espíritu agresivo y sin refinar que fue modelo a seguir para aquellos que llevaron el metal a cotas de extremidad mayores.

La influencia de BLITZKRIEG en el thrash, speed y otros subgéneros

Blitzkrieg, por su parte, tuvo una influencia más explícita en el thrash metal de la Bay Area y el posterior speed/power metal europeo, principalmente a través de su canción epónima “Blitzkrieg” y del estilo compositivo de Brian Ross. El ejemplo más notorio es Metallica, padrinos del thrash, quienes no sólo reconocieron la influencia sino que difundieron la música de Blitzkrieg a un público masivo. La decisión de Metallica de versionar “Blitzkrieg” en 1984 fue tremendamente influyente: introdujo los riffs y melodías de Blitzkrieg a miles de fans del thrash en todo el mundo. “Blitzkrieg” (la canción) se convirtió en un estándar en conciertos de Metallica en sus primeros años, y fue incluida en lanzamientos oficiales como Garage Inc. en 1998, manteniendo vivo su legado. Muchos seguidores de Metallica rastrearon a la banda Blitzkrieg original por curiosidad, descubriendo así A Time of Changes y otras canciones. Esto significa que Blitzkrieg sirvió de puente entre la NWOBHM y la escena thrash californiana, junto con Diamond Head (recordemos que Metallica también versionó “Am I Evil?” de Diamond Head). Lars Ulrich ha dicho en múltiples ocasiones que sin Blitzkrieg (y Diamond Head) Metallica no sonaría como suena. La influencia se percibe en la estructura de algunos temas tempranos de Metallica: por ejemplo, “Hit the Lights” o “No Remorse” tienen ese aire de heavy metal acelerado con solos melódicos que recuerda a Blitzkrieg más que al hardcore punk. James Hetfield también adoptó ciertas inflexiones vocales “a lo NWOBHM” en los primeros discos, modulando voz melódica con gritos agresivos, técnica que bandas como Blitzkrieg y Raven manejaban.

En el thrash europeo, Blitzkrieg también dejó marca. Sodom y Kreator, ya mencionados, además de la crudeza de Tank también apreciaban la melodía de la NWOBHM. Si Sodom homenajeó a Tank, Kreator homenajeó a Raven; es decir, cada banda thrash rendía pleitesía a sus influencias NWOBHM preferidas. Blitzkrieg no fue cubierta por Kreator, pero Destruction (otro de los grandes de thrash alemán) sí grabó un medley de covers NWOBHM en 2011 donde incluyeron fragmentos de “Blitzkrieg” entre otros clásicos, evidenciando el respeto hacia Ross y cía. Además, la influencia de Blitzkrieg es notoria en bandas de thrash/speed más melódicas: Artillery (Dinamarca) y Agent Steel (EE.UU.) por ejemplo, tenían vocalistas agudos y riffs a la Maiden/Blitzkrieg. Estas bandas emergieron a mediados de los 80 cuando Blitzkrieg ya no estaba activa, pero claramente habían escuchado A Time of Changes o el single del 81.

En el speed metal y power metal europeo de fines de los 80 y 90, Blitzkrieg es casi un precursor natural. Bandas alemanas como Helloween o Running Wild iniciaron sus carreras tocando un speed metal muy deudor de la NWOBHM. Kai Hansen de Helloween ha mencionado su amor por Iron Maiden, Judas Priest, etc., y probablemente conocía Blitzkrieg vía los compilados de NWOBHM. Running Wild en sus primeros demos (cuando aún eran más sucios) se notan influencias de Raven, Blitzkrieg y compañía en los riffs galopantes. Saxon (aunque de la NWOBHM misma, pero tuvo continuidad en los 80 tardíos) incluso invitó a Blitzkrieg a giras ya en la década de 2000, reconociendo su aporte.

Pasando al black metal escandinavo de segunda ola (años 90), la influencia de Blitzkrieg viene mediada por Metallica. Muchos músicos noruegos de black metal admiraban a Metallica y otros thrashers antes de radicalizarse. Probablemente conocieron “Blitzkrieg” gracias al cover de Metallica y, aunque no lo reconozcan abiertamente, esa melodía quedó en su inconsciente. Por ejemplo, Abbath (Immortal) era fan de Hollywood metal y de Metallica en su juventud; puede que la melodía de “Blitzkrieg” haya sonado en su walkman, quién sabe. No obstante, es más directo el rastro en el power/thrash sudamericano.

 TANK y BLITZKRIEG – 12 Temas Esenciales

Los temas seleccionados han sido elegidos basándose en tres factores fundamentales: la recepción crítica, la devoción de los seguidores y la huella perdurable que dejaron en el desarrollo del metal más agresivo.

Ambas bandas, a través de su incursión en territorios más agresivos y veloces, sembraron las semillas de lo que más tarde se convertiría en el thrash, el death y el black metal, géneros que definieron la sonoridad de las décadas posteriores. Esta característica de Tank y Blitzkrieg les permitió no solo dejar su marca en la NWOBHM, sino también en las generaciones de metaleros que posteriormente impulsaron la evolución de la música extrema.


TANK – Seis descargas imprescindibles

A lo largo de su carrera, Tank cultivó una estética sonora que evocaba la guerra, la resistencia y la rebeldía, elementos que definieron su estilo y que, en muchos aspectos, prefiguraron la violencia y la velocidad que dominarían el thrash y el speed metal en los años venideros. A través de estas seis canciones, podemos apreciar no solo la evolución musical de la banda, sino también cómo sus temas siguen siendo relevantes y representativos del metal de la época.

  • 🎼“Shellshock” (1982, Filth Hounds of Hades) — Este tema de apertura, que define el tono del primer álbum de Tank, está marcado por un riff pesado y motörheadiano que no solo establece la sonoridad cruda de la banda, sino que también refleja la influencia del punk en el estilo de Algy Ward. La agresividad de la canción, combinada con su energía incansable, la ha convertido en uno de los himnos más representativos de la banda, siendo ampliamente celebrada por los fans y seguida de manera entusiasta en sus conciertos. Esta pieza encarna el enfoque de Tank hacia la música rápida, feroz y sin concesiones.
  • 🎼“Run Like Hell” (1982, Filth Hounds of Hades) — En este corte, Tank despliega un groove crudo y despojado de adornos, lo que captura la atmósfera de desorden y caos que caracteriza al primer álbum del grupo. A través de un riff directo y una estructura simplificada, Tank logra transmitir la sensación de lucha constante y de resistencia frente a las adversidades. La influencia del proto-thrash es evidente, y la canción anticipa la transición del heavy metal tradicional hacia el speed metal.
  • 🎼“Blood, Guts and Beer” (1982, Filth Hounds of Hades) — Con esta pieza, Tank logra fusionar la energía festiva con la agresividad de su sonido característico. El riff pegajoso y el coro colectivo celebran la camaradería etílica, evocando una sensación de comunidad en medio de la guerra y el caos. El tema es un himno underground que no solo demuestra la capacidad de Tank para crear canciones que conectan con la audiencia, sino que también anticipa la fusión de thrash y hardcore, elementos que dominarían la escena del metal en los años posteriores.
  • 🎼“This Means War” (1983, This Means War) — Este tema destaca por su estructura más compleja, lo que marca una evolución en el sonido de Tank. Con una mezcla de intensidad bélica y momentos de épica, la banda logra transmitir una sensación de lucha interminable, al mismo tiempo que incorpora una estructura musical más ambiciosa. La crítica contemporánea ha señalado la habilidad de Tank para equilibrar la ferocidad con la complejidad, lo que convierte a este tema en una de sus composiciones más aclamadas.
  • 🎼“The War Drags Ever On” (1984, Honour & Blood) — Con esta pieza de ocho minutos, Tank demostró su capacidad para desarrollar canciones largas sin perder su esencia. La canción presenta secciones rápidas y pasajes más solemnes, lo que le da un carácter épico que remite a la guerra sin fin. Este tema es considerado por muchos como uno de los picos creativos de la banda, y es un claro ejemplo de cómo Tank supo ampliar los límites del heavy metal sin sacrificar su intensidad.
  • 🎼“Echoes of a Distant Battle” (1983, sencillo / This Means War) — Este corte destaca por su equilibrio entre la agresión y la melodía, con un ritmo de doble bombo que establece una atmósfera bélica, mientras que las melodías más limpias anticipan el surgimiento del power metal y el thrash melódico en la siguiente década. La combinación de agresividad y técnica hace de este tema uno de los más representativos de Tank en cuanto a su exploración de la melodía dentro de un contexto brutal.

BLITZKRIEG – Seis himnos que incendiaron la escena

Blitzkrieg irrumpió en la escena del metal a principios de los años 80, con una propuesta sonora explosiva que combinaba la velocidad del speed metal con la influencia de la música clásica y el heavy metal tradicional. A pesar de su corta carrera y la falta de un reconocimiento más amplio, la banda logró establecer un legado importante dentro de la escena del thrash europeo. A través de estas seis canciones, se puede apreciar cómo Blitzkrieg fue capaz de fusionar la agresividad con la melodía, creando un sonido que sigue siendo relevante hasta el día de hoy.

  • 🎼“Blitzkrieg” (1981, sencillo) — Este himno, que da nombre a la banda, es considerado uno de los primeros ejemplos de speed metal en su forma más pura. Con un riff abrasador y una velocidad inquebrantable, la canción define el subgénero y establece el tono para todo el catálogo de Blitzkrieg. La versión de Metallica, que a su vez versionó el tema en dos ocasiones, subraya el impacto duradero de este corte en la escena global.
  • 🎼“Inferno” (1985, A Time of Changes) — Como tema de apertura de A Time of ChangesInferno establece de inmediato el tono frenético del álbum. Con su batería vertiginosa y sus riffs incandescentes, la canción define el estilo de Blitzkrieg, que combina la velocidad del speed metal con una estructura musical sólida y ambiciosa. Este tema es una de las piezas más aclamadas de la banda y sigue siendo una referencia crucial en el metal europeo.
  • 🎼“Buried Alive” (1981, sencillo) — Con un groove denso y una atmósfera sombría, este tema de Blitzkrieg anticipa lo que sería el nacimiento del death metal. Con sus guitarras pesadas y su enfoque oscuro, la canción establece una base para la evolución de géneros más extremos, y se considera uno de los momentos más innovadores dentro del repertorio de la banda.
  • 🎼“Armageddon” (1985, A Time of Changes) — Este tema, que presenta una estructura épica, explora los temas de la destrucción y el apocalipsis, características que más tarde definirían muchas composiciones dentro del thrash. Con su mezcla de velocidad y dramatización, la canción es considerada una de las mejores de Blitzkrieg y muestra su habilidad para mezclar agresión con contenido lírico profundo.
  • 🎼“Pull the Trigger” (1985, A Time of Changes) — Originalmente compuesta por Satan, Blitzkrieg la reinterpreta con un enfoque más blusero, lo que otorga a la canción una dimensión distinta dentro del álbum. Aunque mantiene la agresividad característica de la banda, la pieza también incorpora una melancolía que la hace única dentro de la discografía de Blitzkrieg.
  • 🎼“Hell to Pay” (1985, A Time of Changes) — Esta pieza, con su ritmo marcial y su crescendo, se ha convertido en una de las más representativas de Blitzkrieg. Su capacidad para incitar al headbang y su tono de guerra subrayan la importancia de la banda en la creación del metal más agresivo y rápido.

Cierre

La influencia de Tank y Blitzkrieg sigue siendo palpable en la actualidad. Ambos grupos, a través de su enfoque audaz y experimental, cimentaron las bases para la creación del thrash, el speed metal y otros subgéneros del metal extremo. Aunque su fama fue limitada en comparación con otras bandas de la NWOBHM, su legado perdura, con formaciones contemporáneas como Enforcer Savage Master citando a Tank y Blitzkrieg como influencias decisivas. Estas doce canciones no solo representan la importancia de ambos grupos dentro del contexto histórico de la NWOBHM, sino que también aseguran su vigencia en la vanguardia del metal extremo. Su crudeza, su actitud desafiante y su habilidad para combinar velocidad, agresividad y melodía siguen siendo una referencia esencial para cualquier amante del metal en sus diversas formas más extremas.

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