ZEPPELIN ROCK: LAS MEJORES PELÍCULAS DE AVENTURAS DE LOS AÑOS 40

domingo, 20 de diciembre de 2020

LAS MEJORES PELÍCULAS DE AVENTURAS DE LOS AÑOS 40

 

El tesoro de sierra Madre.

por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC



Fue gloria bendita en los 30, un género perfecto para toda la familia, reto de puestas en escena para los directores, puro espectáculo y evasión. En los 40 no hay ya tantos títulos brillantes, pero sí apreciables, donde vuelven a destacar los héroes de una pieza, los duelos a espada en tierra y en mar, las persecuciones y los sacrificios… si bien en un tono menos vigoroso, en general, que en la década anterior, de la que remedan conceptos y propuestas. En cualquier caso, es un cine divertido, lúdico, en la mayor parte de los casos, que también en los 40 dejó clásicos que siguen siendo recordados con fascinación y sonrisas gracias a su encanto.


Las aventuras del barón Munchausen.

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Las mejores películas de aventuras 

de los años 40


DESTINO TOKIO (1943), de Delmer Daves. 

Una bélica y con submarinos protagonizada por Cary Grant. Correcta y entretenida obra de Delmer Daves, que si bien no es nada del otro mundo, hace pasar un buen rato.

EL CAPITÁN DE CASTILLA (1947), de Henry King. 

King y Power, buen dúo en el género, esta con aliento muy español, si bien no es la única.

EL CAPITÁN KIDD (1945), de Rowland V. Lee. 

Una de aventuras y piratas con todos los ingredientes, pero es Charles Laughton el que marca la diferencia.



EL CISNE NEGRO (1942), de Henry King. 

Otra con Tyrone Power, icono aventurero. Espadachines, piratas, acción, mares… Aventuras clásicas para goce y disfrute.

EL DEMONIO DEL MAR (1949), de Henry Hathaway. 

De gran reparto, una bella historia de aventuras sobre el aprendizaje y la maduración. Widmark y Barrymore excelentes. Hathaway, como siempre, impecable.

EL HALCÓN DEL MAR (1940), de Michael Curtiz. 

Un clásico de las aventuras marinas que no nos deja muy bien a los españoles, pero que si obviamos ese detalle y esa propaganda, se disfruta de principio a fin. Errol Flynn y Michael Curtiz, una pareja casi infalible. Una joya.

EL LADRÓN DE BAGDAD (1940), de Ludwig Berger, Michael Powell, Tim Whelan, William Cameron Menzies. 

No son pocas las versiones, no. A la de Walsh del 24 le sigue esta que también es espléndida. Puro cine fantástico y de aventuras. Un referente de la mano de Alexander Korda en su vertiente productora.



EL LOBO DE MAR (1940), de Michael Curtiz. 

Maravillosa película de aventuras marinas que centra sus miras de forma especial en los personajes, su desarrollo y su psicología, adaptando la novela de Jack London con guión de Robert Rossen y dirección del gran Michael Curtiz. Soberbia técnicamente. Profunda y con enjundia.

EL SIGNO DEL ZORRO (1940), de Rouben Mamoulian. 

Clásico de capa y espada con un icono del género. El Zorro. Tyron Powell, súper galán de la época y estupendo actor, inmortalizó al héroe enmascarado logrando estar a la altura del recuerdo de Douglas Fairbanks en un título que está entre los grandes del género aventurero.


EL TESORO DE SIERRA MADRE (1948), de John Huston. 

Una de las grandes películas de todos los tiempos. Quizá la mejor obra de su autor. Pocas veces se ha retratado así la avaricia, y mira que hay títulos de prestigio impresionante sobre el tema… Interpretaciones excepcionales, con un Bogart que pocas veces ha estado mejor. Asombrosa, indispensable.

HOMBRES INTRÉPIDOS (1940), de John Ford. 

No está entre las más valoradas del director, entre otras cosas porque tiene auténticos gigantes del Séptimo Arte en su creación, pero es un título espléndido y a reivindicar, aunque no guste tanto como otros.


LAS AVENTURAS DEL BARÓN MUNCHAUSEN (1943), de Josef von Báky. 

Hito de la cinematografía alemana, de la UFA, productora nazi, que echó el resto para conmemorar su 25 aniversario. Una película espectacular para la que no se escatimaron esfuerzos y millones adaptando la novela de Gottfried August Bürger. Pura imaginería aventurera y fantástica, puro desfase. Terry Gilliam recuperó el personaje en 1988, en la que es la adaptación más conocida.

LOS INCONQUISTABLES (1947), de Cecil B. DeMille. 

Entretenida cinta de aventuras, ambientada en los años previos a la Guerra de la Independencia americana. Nos cuenta la odisea de una mujer deportada a las colonias americanas como esclava. Protagonizada por Paulette Goddard y Gary Cooper, y con la fantástica narración de DeMille.

LOS TRES MOSQUETEROS (1948), de George Sidney. 

Una de las más afamadas adaptaciones de la inmortal novela de Alejandro Dumas. Una de las más enérgicas y vibrantes, que capta a la perfección el espíritu aventurero de la original, pero no el tono tan complejo y matizado. De hecho, es complicado escoger una versión que esté a la altura de la novela. Aún así, esta es mi favorita. Un placer visual, colorista, vitalista y de ritmo incesante.


PASAJE A MARSELLA (1944), de Michael Curtiz. 

Un bélico aventurero con Curtiz y Bogart, pareja invencible. Con sus defectos y baches narrativos, es un título más que estimulante ambientado en la 2ª Guerra Mundial.

PASO AL NOROESTE (1940), de King Vidor. 

Basada en hechos reales y con Spencer Tracy de protagonista, es la primera cinta a color de Vidor. Energía, aventuras, mucha violencia, un poco de Western y un mucho de elogio militar. Una obra más que interesante.

PIRATAS DEL MAR CARIBE (1942), de Cecil B. DeMille. 

Otra de aventuras marinas con piratas, ambientes exóticos y el ritmo de DeMille gobernándolo todo. Otro pequeño clásico del género.


POLICÍA MONTADA DEL CANADÁ (1940), de Cecil B. DeMille. 

No es una obra maestra, pero es citada como ejemplo de western fuera de las fronteras típicas del western. Una buena película de aventuras con gran director y con gran reparto para pasar un magnífico rato.

SANSÓN Y DALILA (1949), de Cecil B. DeMille. 

Cine bíblico con Victor Mature y Hedy Lamarr en los papeles protagonistas haciendo un competente trabajo. DeMille demuestra su pulso en estas producciones una vez más. Sin ser una gran obra es muy eficaz, de esos clásicos que se ven con agrado.


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