ZEPPELIN ROCK: ARCTIC MONKEYS - Live at the Royal Albert Hall (2020): CRÍTICA Review

jueves, 10 de diciembre de 2020

ARCTIC MONKEYS - Live at the Royal Albert Hall (2020): CRÍTICA Review

 

por Alberto Iniesta (@Radiorock70)
del blog Discos



Contextualicemos: año 2013, los Arctic Monkeys sacan el puto AM y anuncian concierto en Madrid. Evidentemente, conseguí entrada y vi a los Arctic Monkeys en el Palacio de los Deportes de Madrid. Al grano: no me volaron la cabeza. Tampoco lo hicieron los Strypes, pero al menos ellos sí parecían estar vivos a pesar del mal sonido. Mi amigo del alma en clave de rock y yo, aunque disfrutamos, seguimos recordando aquel concierto como lo que pudo ser y no fue. Ya lo dice Bryan Adams, kids wanna rock, y una hora y cuarto más fría que Oslo en diciembre no era lo que estábamos buscando.



No me hago responsable de que, debido al síndrome de abstinencia que estoy pasando por la reducción de mi dosis habitual de conciertos en vena, esta entrada alcance un nivel moñas mayor del que se me permite habitualmente. Yo me abro una Franziskaner y me lavo las manos. Let there be rock! 

Empecé escuchando este disco tirado en la cama con muchas, muchísimas más ganas que expectativas, y lo terminé llegando a la calle Ave María de Lavapiés, a pocos metros de uno de mis templos predilectos: Bajoelvolcán. Solamente diré que el mundo es un lugar mejor gracias a sitios como ese, donde se respira música por todos los rincones. Efectivamente, me tuve que comprar el disco, señorías. Me encantó, y a estas horas de la tarde sigo sin saber explicar del todo por qué con palabras. Hay muchas de mis canciones favoritas que no tocaron en el concierto, incluyendo toda la parte acústica de temas como Reckless Serenade, Love Is A Laserquest, Piledriver Waltz o Mardy Bum, y también más temas del Favourite Worst Nightmare, que en estos momentos parece seguir siendo mi disco favorito de estos tipos. Por si no ha quedado claro ya: amo a estos tipos, y la sonrisa que se me puso desde el arranque con el Four Out Of Five del Tranquility Base Hotel & Casino se mantuvo en todo momento. Buena parte de culpa la tiene Alex Turner, uno de mis artesanos de canciones favoritos. Está claro que elegir veinte canciones de estos tipos es muy complicado, algo que habla muy bien del talento del grupo, y seguramente cada ser humano tendríamos nuestra propia lista de canciones que deberían haber entrado en este directo. No importa: yo echo de menos The Ultracheese, pero Crying Lightning la rompe como el temazo que es, yo puedo echar en falta Teddy Picker, pero ahí está From the Ritz to the Rubble, una de las joyas menos comentadas de la banda. Igual yo me tiro de los pelos porque no han tocado Secret Door, pero Pretty Visitors suena como un cañón para hacer que todo estalle. 




Concluyendo: este es un directo de los que invita a repetir, a volver a pisar una sala de cien personas o un estadio de miles de almas y dejarse la vida canción a canción. Porque, ante todo, consigue hervir tu sangre sedienta de acordes en directo de nuevo. Solo será rock and roll, solo serán canciones, pero se parecen peligrosamente a la felicidad. Tocadla una y mil veces más. La que sea. 

Arabella

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