ZEPPELIN ROCK: MARILYN MANSON - We Are Chaos (2020): CRÍTICA Review

lunes, 21 de septiembre de 2020

MARILYN MANSON - We Are Chaos (2020): CRÍTICA Review

 


Por Esteban Martínez (@EMartineC)
del blog Benditos Discos




Si analizamos con detalle la carrera musical de Marilyn Manson resultan reconocibles ciertos ciclos, comenzando por una primera (y gloriosa) etapa cuando hubo banda, período comprendido entre el debut Portrait of a american family (1994) y The golden age of grotesque (2003), para luego pasar a un álbum de transición como Eat me, drink me (2007), cuya poca aceptación derivó en la pasada por The high end of low (2009) + Born villain (2012), dos álbumes en donde el vocalista (ya sin banda, pues varios años atrás se creyó eso de que "él era la banda") intentó torcer el destino e imitar a sus viejas glorias. Finalmente, Brian Warner se rindió ante la realidad: ya no era el mismo. Física, emocional y vocalmente era otro al de veinte años atrás por lo que no tenía demasiado sentido el seguir imitando aquello que algún día fue. Como resultado de este proceso han llegado álbumes en donde el vocalista ya no intenta abarcarlo todo mediante quince o dieciséis canciones sino más bien ser concreto en una idea o concepto musical, lo cual le ha permitido el internar reinventarse desde otras aristas. The pale emperor (2015), por ejemplo, fue un álbum donde apostó por guitarras limpias y un sonido menos estridente mientras que Heaven upside down (2017) fue un trabajo más desatado, explosivo y sucio en materia de arreglos y vocalizaciones. We are chaos, su más reciente entrega, no escapa a esta línea de búsqueda e incluso intenta profundizarla mediante un conjunto de temas que colocan las atmósferas y a la reflexión en un primer plano por sobre la agresividad que en otros tiempos el artista ostentó. 




Desde 2015 a la fecha que cada disco de Manson consta sagradamente de diez canciones, siendo estas por lo general (salvo alguna honrosa excepción) composiciones bastante tradicionales que no superan los cuatro minutos de duración. Esta vez el asunto ha vuelto a ir por ahí, con el matiz de mostrar un conjunto cargado a los medios tiempos reflexivos, lo cual se aprecia desde la partida a cargo de 'Red black and blue', que tras un dialogo de un minuto desenfunda una estructura clásica que explotará claramente en los coros. Más adelante, la primera parte del álbum oscilará entre el exquisito pesimismo de 'We are chaos' ("Estamos enfermos, jodidos y complicados...") y el sentimentalismo de 'Don't chase the dead' ("Si esta noche dura por siempre / No importará si no hay un mañana...") seguida de 'Paint you with my love', el tema más meloso del álbum que abrirá de manera acústica para acabar encontrando interesantes explosiones hacia el cierre, y 'Half-way & one step forward', la cual se sostiene por completo sobre una melodía de piano que se repite todo el tiempo. De todas estas canciones, la única que impacta de manera particular es el single 'We are chaos', pero el resto honestamente acaba perdiéndose entre sus intenciones, ya sea por falta de fuerza u osadía en materia de estructuras, pues estas parecen ser una mera excusa para llegar al coro, lo cual vuelve en exceso predecible el asunto (algo que de cierta forma también ocurría en The pale emperor). 






La segunda parte del trabajo, sin embargo, levantará bastante el asunto. Abrirá abrazando la estridencia e internándose en terrenos más oscuros y dinámicos con 'Infinite darkness', donde Manson por primera vez apuesta por la potencia (exquisito ese "Llevas más tiempo muerto que vivo...") aunque lamentablemente a los tres minutos se queda sin ideas y abandona la canción, para luego pasar a 'Perfume' y ese redoble de batería marca de la casa a estas alturas, utilizado en el pasado también en canciones como 'Mutilation is the most sincere form of flattery' (Eat me, drink me, 2007) o 'The mephistopheles of Los Angeles' (The pale emperor, 2015). 

Finalmente, lo mejor del disco llegará en su cierre cuando 'Keep my head together' logre sonar de lo más interesante gracias a la irreverencia genuina que vomita en esa declaración de amor, deseo e ira que tan bien sabe Manson conjugar. Posteriormente el espíritu auto destructivo del vocalista aparecerá en 'Solve coagula' ("No soy especial / Solo estoy roto / Y no quiero ser reparado...") + 'Broken glass' ("¿Estás bien? Porque yo no lo estoy / Todas estas mentiras no han valido la pena..."), que te conecta a la perfección con el dolor que desea transmitir, entregándonos así la gran joya que estábamos esperando en el álbum y temíamos esta vez no llegase... 

We are chaos termina muchísimo mejor de lo que comienza. Aquellos medios tiempos faltos de verdadera visceralidad que rondan en su primera parte son corregidos en la segunda, que es cuando las canciones efectivamente logran ir más allá de lo evidente. Nos quedamos así frente a una nueva entrega por parte de un artista que pareciese continuar (believe it or not) en proceso de construcción y encuentro consigo mismo, un trabajo honesto y personal (nadie podría criticarle aquello) pero que vuelve a dejar durante gran parte de su trayecto en evidencia la necesidad de colaborar con otros músicos de nivel. Retomando la reflexión inicial respecto a la carrera de Marilyn Manson, desde que el proyecto dejó de ser banda y se transformó en la carrera en solitario de Brian Warner, ¿cuál ha sido su mejor álbum? Hasta ahora, The high end of low (2009), y no digamos que aquel fue un disco que estuvo cerca de ser perfecto, pero todo el resto ha estado marcado por excelentes ideas conducidas de manera insuficiente, como si faltasen más mentes sobre las canciones, lo cual en este nuevo álbum ha vuelto a ocurrir...

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