ZEPPELIN ROCK: Crítica de "El conquistador de Mongolia" (Dick Powell, 1956): Review

sábado, 6 de mayo de 2017

Crítica de "El conquistador de Mongolia" (Dick Powell, 1956): Review


por Möbius el Crononauta



Bien podríamos titular este artículo como "The Conqueror, la película asesina".

Todo comenzó tras un encuentro entre John Wayne y el director Dick Powell en la oficina de este. Powell tenía sobre su mesa varios proyectos y guiones para discutir con el actor. En cierto momento, el director salió unos momentos. Cuando volvió, Wayne hojeaba uno de los guiones ya descartados por Powell. El actor afirmó que quería protagonizar aquella película. A pesar de las objeciones del director, Wayne se salió con la suya. Comenzaba así la producción de The Conqueror.





Con Dick Powell tras las cámaras y el excéntrico Howard Hughes como productor (sería su último contacto con el cine), el reparto, además de Wayne como un poco creíble Gengis Khan, se completó con nombres como Susan Hayward, Pedro Armendáriz, Agnes Moorehead o Lee Van Cleef, quien tuvo un pequeño papel.

La localización de los exteriores para la película se fijaron cerca St. George, una pequeña localidad de Utah. No demasiado lejos, en Nevada, se hallaba el campo de pruebas atómicas usado por el ejército estadounidense donde se había detonado bombas atómicas de todas las clases. El polvo contaminado y radiactivo era transportado por el viento del desierto.

Se afirma que el equipo y el reparto conocían lo de las pruebas, y que había una foto de Wayne con un contador Geiger. Sea como fuere, se rodaron las escenas bajo un calor sofocante y se retornó la producción a Los Ángeles. Hasta allí llevó Hughes 60 toneladas de polvo y desperdicios (contaminados también seguramente) para el rodaje en el estudio en mor de la continuidad fílmica.




La película, estrenada en 1956, fue vapuleada por los críticos y la recaudación fue bastante modesta. Hughes se olvidó del cine y volvió a su lucha contra los gérmenes mientras el resto del equipo seguía con sus vidas y trabajos. La cinta de la película fue retenida por el magnate y no vio la luz en televisión hasta 1974. Algunos dicen que Hughes se sintió culpable de lo que pasó a continuación.

Algunos años después del estreno, al director Dick Powell le era detectado un linfoma. Fallecía en enero de 1963. En junio de ese mismo año, Pedro Armendáriz, diagnosticado con un cáncer terminal, se suicidaba. Un año después John Wayne era diagnosticado también de un cáncer. Fue operado y le fue extirpado un pulmón. Cinco años después se había librado de la enfermedad, pero un nuevo cáncer, ésta vez de estómago, se lo llevó en 1979. Algunos años antes, el cáncer también se había llevado a Susan Hayward y a Agnes Moorehead.




Alrededor de 1980, noventa y uno de doscientos veinte miembros del reparto y el equipo habían sido diagnosticadas de cáncer, y aproximadamente la mitad habían muerto. Y los datos no contaban a los indios que habían actuado de extras, ni a visitas, ni a los habitantes de Saint George. Aunque no había forma científica de achacar cada caso de la enfermedad a la radioactividad (Wayne, por ejemplo, creía que sus cuatro cajetillas diarias de tabaco habían sido la causa, mientras que Agnes Moorehead culpaba al rodaje de la película), los expertos aseguraron que el número de casos en un grupo de ese número era muy superior a la media.




Se ha debatido desde entonces si el rodaje influyó realmente o no en la salud de aquellos que trabajaron en The Conqueror, pero lo cierto es que todo parece apuntar a una respuesta afirmativa. Desde luego, la alta mortandad hacen de The Conqueror una película maldita.

Lo cual hace pensar, como apuntaba un redactor de cierta revista rockera, que si el gobierno de los Estados Unidos permitió que se acabara con John Wayne, es que están dispuestos a hacer cualquier cosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario