ZEPPELIN ROCK: Crítica de "Múltiple" (M. Night Shyamalan, 2016): film review

domingo, 9 de abril de 2017

Crítica de "Múltiple" (M. Night Shyamalan, 2016): film review


por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC




La recuperación del bueno de M. Night Shyamalan se anuncia casi con cada estreno, sin que termine por confirmarse, pero es cierto que con su vuelta a los géneros que le vieron triunfar, el terror, el suspense, el director hindú parece haber recobrado nuevas fuerzas. Tanto su anterior “La visita” (2015) como esta “Múltiple” han dado algo de vigor a una carrera que vagaba errática sin saber muy bien dónde caer.

Sigue pecando de muchos de los defectos que han asolado su cine, especialmente desde el guión, pero con el acierto en el planteamiento, historias de marcado componente claustrofóbico, esos defectos se digieren mejor gracias al poderío visual que siempre ha tenido Shyamalan.




La naturaleza, unas veces positiva, otras amenazante (El incidente, El bosque, After Earth…), con el agua como elemento esencial; la idea de la muerte, en este caso de su amenaza (El sexto sentido, El bosque…), sobrevolándolo todo; los mundos que coexisten, aquí integrados en el personaje protagonista, incluso en su particular universo, oculto en otro más visible (After Earth, La joven del agua, Airbender…); lo desconocido y su dignidad; el trauma como germen evolutivo (La visita, Señales, El Protegido…); la infancia y los niños como contenedores de todo lo bueno o malo, que aquí se muestra en breves flashbacks (El sexto sentido, El Bosque, La visita…)… temas clásicos en la filmografía del director también presentes aquí.




Esa presencia constante de la infancia, que en casi todos los relatos es acompañada de mentores o son los propios niños los que guían a los desorientados adultos en su camino, liga el cine de Shyamalan con el cuento clásico en casi todos los títulos. De hecho, esta “Múltiple” es una versión particular de “Caperucita roja”. En “La visita”, por ejemplo, vimos referencias a Caperucita, pero sobre todo a “Hansel y Gretel”.

Siempre ha integrado lo real, lo cotidiano, con lo extraordinario, en una reflexión tétrica que muestra que lo más truculento, violento y amenazante, convive día a día con nosotros, sin necesidad de recurrir a lo fantástico.




Shyamalan siempre ha sido muy Hitchcock, aquí especialmente evidente con esos guiños a “Psicosis” (1960) en su misma trama, especialmente simpático el de la conversación consigo mismo de McAvoy vestido de mujer sin que lo veamos claramente desde el hueco de una puerta. No se limita a homenajes ajenos, Shyamalan gusta del autobombo. Son reconocibles un buen número de sus películas en pequeños homenajes durante la narración.

Su dirección es lo más brillante, como siempre mucho más lograda que sus guiones. El uso de los planos subjetivos y del plano frontal fijo son la columna vertebral de estilo en esta ocasión, valiéndose de ello para sublimar un magnífico tratamiento del fuera de campo, siempre sugerente, siniestro y amenazante.




Porque “Múltiple” es una película sobre la amenaza, sugerida durante todo el metraje, aunque casi no pase nada. Aquí se vincula al azar, ese que condena a la joven protagonista a vivir su pesadilla.

Esos pasillos siniestros, sucios, incluso decrépitos, por los que transitan los personajes, esos cables y tuberías en los que Shyamalan centra varias veces su mirada, escenifican la perturbación, las diversas líneas de personalidad del protagonista en su cerrado entorno, como una recreación de su trastornada cabeza.

Entre otras muchas cosas, “Múltiple” encierra una interesante reflexión sobre la identidad, en qué radica la misma, dónde se forja, dónde está en realidad…




Todo esto que explico puede sugerir una película muy oscura. Lo es, pero en realidad también resulta sumamente pausada, con giros medidos (y artificiosos), indagando en sus personajes, conteniendo un equilibrio difícil de conseguir, ya visto en su anterior película, “La visita”, entre ese terror psicológico y el humor.

Como suele ocurrir con los guiones del director hay muchos trucos o recursos forzados para dar continuidad a la historia, trucos que son demasiado evidentes y restan fuerza al conjunto. Comportamientos ingenuos, absurdos, ilógicos, coincidencias afortunadas…




Aparte de la dirección, lo más destacado de la película es el épico trabajo de James McAvoy. Si bien puede estar algo excesivo en ocasiones, logra un portentoso tour de force donde da luz a una gran variedad de personalidades, algo que consigue con una sola mirada y en cuestión de segundos, expresando con asombrosa claridad qué personaje le “ha poseído” en ese momento. Una gran exhibición del actor.

Sin ser excepcional, merece la pena si te gustan estas películas y el estilo Shyamalan. Por cierto, no se pierdan la última escena.

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1 comentario:

  1. Me pareció bastante interesante la película.
    A fin de cuentas, todos tenemos un poquito de Kevin Crumb, sólo que no las exteriorizamos como lo hace el.
    Me gustó el trabajo de James McAvoy. Sobre todo en la penúltima escena.

    Saludos,

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