ZEPPELIN ROCK: Frank - The Mud And The Thirst (2016): Crítica del disco review

miércoles, 18 de mayo de 2016

Frank - The Mud And The Thirst (2016): Crítica del disco review


por Addison de Witt (@Addisondewitt70)






No es un prejuicio ni mucho menos, es simplemente una cosa que me pasa: asimilo peor las voces femeninas que las masculinas, no sé porqué -ya digo-, pero es así. Esto no quiere decir que no haya numerosas damas que provocan en el que esto escribe un sinfín de emociones y sensaciones, en ocasiones pálpitos que ningún señor logra despertar por muy impresionante que sea su vozarrón, y mejor no entramos en más detalles a este respecto...


Sin embargo, es cierto que los cantantes suelen causarme sensación de manera más inminente que ellas. Excepciones ha habido, no muchas, pero sí algunas. La última y una de las más fulminantes, la de Sara Comerón, vocalista de estos chicos de la vecina Donosti: FRANK.





Tras las primeras escuchas del disco la semana pasada, me obsesionó un poco el timbre de Sara... -¿Á quién me recordaba?- finalmente cesé de repetir la cuestión por dos motivos: primero porque no tenía demasiada importancia realmente, y segundo porque enseguida me di cuenta de que Sara era una cantante en si misma, y que a parte de la cualidad física de su voz, tenía una personalidad que la hacía difícilmente comparable con otras, cierto que se me ocurren damas con similitudes tímbricas evidentes, pero he terminado comprendiendo que no es importante el dato.

Pero lo que sí que es importante es lo que rodea al maravilloso arte de Sara, la música de FRANK, que es un folk, indi-folk, folk-rock, o lo que ustedes gusten, de acento americana, pero en el que yo también detecto un frío continental mucho más cercano a nosotros, que barre desde el norte, ése que trae las lluvias a nuestras costas cantábricas, no se si me explico, y sospecho que es lo que me ha ganado de forma definitiva y sobre todo tan inmediata.





Con una acústica que toca la propia Sara, una eléctrica de la que se encarga Íñigo Bailador, un bajo al que hace latir Christian Rodríguez y una batería que corre a cargo de Andoni Etxebeste (extraordinario trabajo), estos cuatro artistas arropan unas melodías de bonitos contornos, susceptibles unas de recibir descargas eléctricas con frenesí de base rítmica, y otras de acariciar emociones con la voz de la chica dominando sobre unos instrumentos más discretos en su parlamento.

Este buen hacer lo han concentrado en un cancionero que me resulta francamente redondo y equilibrado, me plantea dificultades destacar unos cortes sobre otros y entiendo que cada uno forma parte de un trabajo en el que se complementan perfectamente los mismos, ofreciendo atmósferas, recogimientos y descargas emocionales que forman un todo, un todo que no parece que este destinado a caducar en pocas escuchas, de echo tras unas cuantas ya, el álbum sigue creciendo.




Es por ello que les dejo que descubran los temas uno a uno y en conjunto, sorprenderá a muchos, y más lo hará espero, en el interior de nuestra fortaleza de Frías cuando dentro de unos meses en El Último Vals hagan de aquellos muros centenarios su auditorio y estremecido anfitrión, hasta entonces seguiremos disfrutando de este magnífico disco, que por cierto se titula The mud and the thirst.


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