ZEPPELIN ROCK: Megadeth – Killing is my business... and business is good! (Combat-1985): Crítica review

viernes, 22 de abril de 2016

Megadeth – Killing is my business... and business is good! (Combat-1985): Crítica review


by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)




Amigos, en los años del vinilo –los de verdad, no este renacimiento comercial al que asistimos ahora y que nos vende los discos a precio de platino, como en su momento pasó con los cedés– uno se hizo con el Peace sells, el So far o el Rust..., pero fue reticente en primera instancia a comprarse el primer álbum de Megadeth. Y no me decidía porque había leído que la producción era basura. Sin embargo, al final me compre el cedé –edición de Music For Nations de 1987, hecho en Francia– y pude constatar dos cosas: la primera es que sí, que el sonido era una mierda –he intentado utilizar un eufemismo, pero no expresaba con suficiente crudeza la realidad– y la segunda es que, pese a todo, el álbum fue un debut de alto nivel y de lo más reivindicable.


Y es que con el dinero que Combat records dio a Dave Mustaine, este contrató a un productor que acabó convirtiéndose en su camello. Así, no solamente no avanzaban en la grabación del disco, sino que además de estar gran parte del tiempo drogándose, veían cómo pasaban a deberle dinero a quien tenía que ayudarles a presentar a la compañía un disco para poner en las tiendas. Eran los ochenta, amigos, y las discográficas eran los mayores benefactores del P.I.B. de Colombia. Total, que cuando estaban a punto de echar de su apartamento a unos Mustaine y Dave Ellefson llenos de deudas, Karat Faye –un ingeniero de sonido en los Crystal sound labs de Hollywood que también trabajaba en The Record Plant– conoció a Dave y se lo llevó a casa. Allí, Mustaine se puso las pilas y –además de trabajar en el diseño de la portada de su debut, que por cierto no fue aceptado por Combat– pidió a Faye que les ayudase a producir este Killing is my business... and business is good! 

Así es cómo con una infame producción de Dave Mustaine y Karat Faye llevada a cabo entre los Indigo Ranch studios de Malibú y los Crystal sound, Megadeth grabaron su opera prima con Dave a las voces, guitarra y piano, Chris Poland a la guitarra, David Ellefson al bajo y coros y Gar Samuelson a la batería. La portada –una interpretación de los tres monos sabios de Nikko pasados por el cedazo de la mente de Mustaine– no fue, como ya os he dicho, la ilustración que Dave había ideado en un principio. Por contra, Combat prefirió escoger un diseño de Donald J. Munz que fotografió Dan Rizzi y salió mucho más barato. 




El track list fue: 

Last rites/Loved to death 
Killing is my business... and business is good! 
The skull beneath the skin 
These boots 
Rattlehead 
Chosen ones 
Looking down the cross 
Mechanix 

Pasemos ahora a analizar someramente los temas del disco. "Last Rites/Loved to death" es la toma de contacto con la primera canción editada por el Mustaine post-Metallica y, tras esa intro inspirada en Bach que encuentro muy original, llega "Loved to death", un tema que –pese a la infame producción del álbum– nos enseña que estamos ante un grupo estupendo. Mucho más speed que thrash como el resto del álbum, la batería y los atisbos de bajo aparecen imaginativos e incluso con tintes jazzísticos, los riffs son alucinantes y la voz de Mustaine... bueno, eso es lo único que chirría un poco en mi opinión. "Killing is my business... and business is good!" –el tema título y primera de las tres veces en las que Mustaine puso tres puntitos en el nombre de un álbum– es una canción cortita a la que en mi opinión se hubiese podido sacar mucho más jugo. Sin embargo, Dave no estaba por la labor de grabar temas largos. Aquí –excepto un par–, todos rondan los tres minutos y medio. Y uno, ni eso. "Skull beneath the skin" es un temazo con diversos cambios de ritmo, mi preferido del disco. La siguiente es "These boots", una fantástica versión de la canción que hizo famosa Nancy Sinatra, con melodía espídica y la letra algo cambiada que por motivos legales, en las reediciones del álbum de los años 90 no se incluyó. Es otro ejemplo de lo que a Mustaine le gustaban los cambios de ritmo. "Rattlehead", canción que sienta las bases de lo que un fan de Megadeth debe esperar de la banda y que a partir de entonces dio nombre a la mascota del grupo, Vic Ratthhead, es otro gran tema espídico con un buen trabajo musical totalmente echado a perder por la producción. 

Le sigue la canción más corta del disco, "Chosen ones", con una melodía muy NWOBHM –llamadme loco, pero me recuerda a los Maiden de Di’Anno–, otro de esos temas escondidos en la vasta discografía de Megadeth a los que pocos recordamos, y que sin embargo es más que recomendable. "Looking down the cross" es lo más épico que podemos encontrar en este cedé y es el preámbulo de míticas obras futuras de Mustaine, un tipo que, si no hubiese estado bebido o drogado la mayor parte del tiempo que no estaba lloriqueando por la manera en que le habían echado de Metallica, quién sabe si no hubiese superado en fama e importancia a sus excompañeros. No en vano, no son pocos los que opinan que Megadeth ha sido a lo largo de su carrera superior a Metallica. Enorme canción. El broche final llega con "Mechanix", que no es otra –como sabréis– que la versión del tema que Mustaine compuso con Hetfield para Metallica con el título de "The four horsemen". Aporta poco porque tampoco difiere demasiado de la original, pero tampoco desentona que digamos y tiene un regalo para sus antiguos colegas en modo de Fuck you! insertado en uno de los estribillos. 




Hay que decir que para su siguiente trabajo, ni Poland ni Samuelson siguieron en la banda. Sin embargo, Mustaine siempre ha alabado su trabajo como músicos y su valía como personas, siendo la razón de la no continuidad de ambos la falta de compromiso con la banda. Vosotros diréis lo que queráis, pero imagino aquellos años, el carácter del resentido Mustaine y el trasiego de sustancias que prosiguió tras su fichaje por Capitol records y entiendo perfectamente que ese par abandonase el barco a la carrera.












Y eso es todo. A modo ilustrativo, os he acompañado una breve selección de temas. Los fans de Megadeth, seguramente ya tendréis el vinilo o el cedé. Al resto, supongo que la producción os echará para atrás, aunque siempre podéis haceros con la reedición remezclada y remasterizada que en 2002 editó Loud records. 

¡Feliz fin de semana!
©King Piltrafilla

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