ZEPPELIN ROCK: Sospechosos habituales (Bryan Singer, 1995): Crítica de la película

jueves, 10 de marzo de 2016

Sospechosos habituales (Bryan Singer, 1995): Crítica de la película


por Möbius el Crononauta


Es así. A veces ocurre que uno sólo quiere que un director se dedique a dirigir y un productor a producir, pero, como dijo el filósofo, y uso la cita del doctor House, you can't always get what you want. Y cuando la mayoría de nosotros supimos de la existencia de un tal Bryan Singer gracias a un gran film como es Sospechosos habituales, pues uno esperaba que el neoyorquino le siguiera epatando a uno con cintas igual de excitantes, pero desde luego Singer no estaba por la labor de seguir los pasos de Woody Allen. Pero entre producciones, series de televisión, y su debilidad por el cine de superhéroes, parecía que el autor había sido asesinado por el codicioso mercader, pero... ahí está el rodaje de Valkyrie, que si cumple las expectativas puede ser uno de los grandes films del año o de la década, o You want me to kill him?, un proyecto aún en sus primeras fases pero que puede resultar interesante. ¡Bryan Singer, en ti confiamos!

¿Quién es Keyser Soze? ¿Existe realmente? Uno de los aspectos más sugerentes del guión para mí es la historia del archicriminal legendario, un mito entre los propios criminales, el hombre del saco de los bajos fondos. Es como si a la figura de The Phantom se le diera completamente la vuelta, pero sin trastocar su poder intimidatorio. A veces pienso que si a Singer le gustan tanto los superhéroes él sería tal vez el más indicado para hacer justicia con la maltratada figura de El hombre enmascarado. Por cierto, Keyser Soze fue inspirado por un asesino real, John List, que la verdad es que merece un film propio, si es que no lo han hecho ya.




Creo recordar que era el gendarme francés de Casablanca el que pedía que le trajeran a los "sospechosos habituales". Lo cierto es que esa frase sirvió de inspiración para el título del film, con lo que Singer y el guionista Christopher McQuarrie partieron de la imagen de cinco tipos en la línea de reconocimiento de sospechosos.

Lo cierto es que Sospechosos habituales es una película de detalles, pequeños detalles que vas descubriendo al revisionar el film una y otra vez. No sé cuántos me faltarán por descubrir, pero es uno de los motivos que siempre le animan a uno a ver de nuevo el film, algo que quizás no ocurra con El sexto sentido (aunque sobre este punto ya hablaré en otra ocasión, pero creo que me posiciono frente a la mayoría), o al menos no en tan gran medida. Desde pequeños detalles en la historia, hasta miradas o frases de los actores, u objetos o elementos del decorado... creo que el malvado Singer nos deja unas cuantas pistas a lo largo del film para que descubramos la identidad de Keyser Soze, pero, al menos para mí, resultan demasiado oscuras como para percibirlas.




Cuando repaso los nombres de los actores me pregunto, ¿es Christopher Baldwin el más talentoso de los hermanos? Desde luego William Baldwin ya demostró que tiene la misma capacidad para actuar que una ameba, y Alec Baldwin es cuando menos errático, y de Daniel Baldwin solo sé que es el único que no ha recibido un premio Razzie. ¿Será él el Kayser Soze de los Baldwin?




Evidentemente, en Sospechosos habituales destacan el reptiliano y sutil Kevin Spacey, un Gabriel Byrne en buena forma y el carismático Chazz Palmintieri (¿qué ha sido de este hombre? Capítulo aparte para un Benicio Del Toro que comenzaba a destacar y cuya interpretación merece la pena ver en versión original. En un principio el personaje de Fenster era el viejo ladrón sabio, y Del Toro había realizado el casting para interpretar a McManus, pero el actor le dijo a Singer que tenía una idea para el personaje de Fenster, y al director le debió de gustar puesto que le dio el papel de Fenster a Del Toro. La extraña jerga que se inventó el actor es digna de oírse en inglés, y en muchas ocasiones el resto del reparto no sabía qué diablos estaba diciendo. En algunas ocasiones las reacciones de sorpresa de los actores fueron incluidas en el film. Aunque para reacción la de Stephen Baldwin cuando el personaje de Redfoot le tira el cigarrillo al ojo. En realidad tenía que haber apuntado al pecho, pero el actor falló y le dio en el ojo a Baldwin, con lo que su reacción es totalmente real.




Singer también optó por conservar para el film las escenas más cómicas de la línea de reconocimiento ya que al parecer los actores se mostraban incapaces de interpretar esa escena con seriedad. La decisión fue bastante acertada, visto el resultado.




Y, en fin, Sospechosos habituales es uno de los grandes films que nos dejó aquella década de los 90, y me resulta difícil profundizar más en ella sin desvelar todo el pastel. Quizás delante de unas cervezas podamos hablar más al fondo del tema...

El truco más astuto del Diablo fue convencernos de que no existe (Baudelaire).

Möbius el Crononauta

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