ZEPPELIN ROCK: Alice In Chains - The Devil Put Dinosaurs Here (2013): Crítica del disco (review)

martes, 4 de junio de 2013

Alice In Chains - The Devil Put Dinosaurs Here (2013): Crítica del disco (review)


He estado escuchando estos días este último disco de los nuevos Alice In Chains con William DuVall como cantante. Es el segundo disco con el grupo, después de que, reencontrados en 2005 tras la muerte de Staley por sobredosis (2002), diesen a luz Un nuevo disco en 2009 titulado Black Gives Way To Blue. También el bajista Starr muere en 2011, pero esto no ha supuesto un obstáculo para que Alice in Chains saquen este año este, ya lo digo, mastodóntico The Devil Put The Dinosaurs Here. Es su quinto álbum de estudio y desde hace unos días se encuentra a la venta. Un disco continuista de que quisiéramos dejar unas impresiones, cuatro pinceladas.


Decía que le he estado dando un repaso, más que nada porque adelantos como “Stone” me habían encantado (dije en su día que me pareció una maravilla y en ello que sigo terco y pertinaz). Pero así de pronto, se me ocurre que el disco se me hace un pelín largo, no sé. No falta calidad, no, dentro de la calidad que podamos considerar que, en general, tiene ese grunge noventero que los Alice in Chains se empeñan en prorrogar con meritoria solvencia. Es admisible. Pero creo que abundan en la reiteración en temas alargados en exceso; que digo yo que quizá podrían acortarse para evitar el cansancio. Y es que esa atmósfera continuada a veces se envenena de saturados gases que, en menores dosis, podrían tener un efecto más nocivo aún (sí, sé que es una paradoja, pero algo así percibo, entendedme). Y a veces cansa, agota, acaba por fosilizarnos. Quizá es lo que se busca, crear un clima agotador, cansino, no diría aburrido, pero sí algo angustioso, depre, letal, que nos empuja a un abismo por el que caemos solos. Uf, me encanta, jajaja.

A decir verdad, lo que más había provocado mi interés por este disco son los pesados riffs muy Sabbath en ocasiones, muy densos, oscuros, fantasmales, umbrosos, en los que en este disco se pone especial empeño, dentro de un estilo ya de por sí reconocible y propio. Hay quien piensa que ese ambiente de profunda melancolía que provoca el humo mal nacido de AIC, favorecido por estos riffs, es insalubre y malsano. No lo creo (a no ser que uno ya de por sí sea un melancólico de perturbadas e insensatas tendencias a la finitud del ego propio). Creo, en cambio, que es un mérito de la banda: crear con la música, con algo externo a nosotros (¿lo es?) un sentimiento –sea cual sea–, un cúmulo de sensaciones, sean estas de la naturaleza que sean, pero ahí dentro, enfrascadas, estarían cuando se las despierta y se les da ánimo. Lo catastrófico verdaderamente sería partir de esa intención y solo crear un ruido lleno de lamentos aburridos. El quid de la cuestión es, por tanto, si el grupo de Seattle esta vez lo consiguen con su último disco, que ya veréis (oiréis quise decir) que sí, un disco que yo reduciría en extensión para hacerlo más redondo, a modo de narcotizante agujero negro. El sonido de AIC para mí es toda una estética: no le plantemos apellidos inconvenientes ni bastardos.



Pero más allá de todas estas elucubraciones (y de riffs saturados, que es lo predominante) este disco contiene algunas cosas más, porque en ocasiones se imponen ritmos que intentan abrir caminos de luz entre esa bruma opaca, densa (léase “Voices” o ese psicodélico “The Devil Put Dinosaurs Here” que también tira a tristón y a demoníaco, o “Scalpel” con un ritmo que traiciona el patrón cansino (entiéndaseme) del disco), que nos dicen que existen destellos al final del túnel, una esperanza, y rompen, aunque sea mínimamente, con esa ralentización que se impone en el conjunto. Los guitarreos con sintonías bien conseguidas florecen acá y acullá a lo largo del disco. Temas como “Low Ceiling” me parecen realmente buenos, más allá de mis gustos personales, como también “Hollow”, “Stone” o “Choke”... Arte.

Diría, para terminar, que este disco es mortecinamente contundente. ¿Alguien esperaba otra cosa? Los seguidores de AIC y del grunge en general deben de estar de fiesta. Así que dicho esto, le planto un notable a este trrabajo, amigos, a este The Devil, acuñado con personalidad y sello de la casa por Alice In Chains. Lo escuché y aún no me he cortado las venas (no pienso hacerlo).

"Si el diablo escondió los huesos de los dinosaurios para hacernos dudar, Dios nos trajo a Alice In Chains para demostrarnos que lo digno es continuar y, para colmo, hacerlo mejor que nunca" (Jack Ermeister).

ÁCS

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