ZEPPELIN ROCK: La filmografía de Pedro Almodóvar hasta La piel que habito (filmografía)

lunes, 26 de marzo de 2012

La filmografía de Pedro Almodóvar hasta La piel que habito (filmografía)


por Fabián Castillo Molina

Almodóvar es un sello español de garantía y de reconocido prestigio internacional para el público aficionado al cine, en dos de los cinco continentes: Europa y América. ¿Qué ha hecho Pedro Almodóvar para merecer esto?


Si echamos un vistazo a su filmografía y analizamos con atención sus películas más premiadas tendremos varias respuestas, y si a esto añadimos otros títulos propios de menos éxito, y otros, no dirigidos por él, pero sí producidos por El deseo, la productora de los hermanos Almodóvar, de autores tan conocidos ahora como Alex de la Iglesia, Isabel Coixet, Guillermo del Toro y Lucrecia Martel, tendremos nuevas y atractivas respuestas.



Iniciamos el recorrido remontándonos a Pepi, Luci, Bom y otras chichas del montón (1980), una producción de Pepón Corominas, Pastora Delgado y Ester Rambal para Fígaro Films, escrita y dirigida por Pedro A., guión de Matías Celiz. Rodada con escasos medios, con un presupuesto de 300.000 pts. (1.800€ aprox.), en precarias condiciones técnicas, con dificultades económicas hasta el final, pudieron finalizar el rodaje tras año y medio, recurriendo a amigos de Pedro como Tino Casal , y en el reparto con unas jóvenes Carmen Maura, Cecilia Roth y Olvido Gara (Alaska), y los veteranos Julieta Serrano y Felix Rotaeta, que supone la primera película del entonces Pedro Almodóvar, conocido en su círculo de amigos, y en la movida madrileña, familiares y por compañeros de trabajo en Telefónica, pero desconocido hasta por la gran mayoría de sus paisanos manchegos; una apuesta arriesgada y valiente que mostraba de manera provocadora un mundo informal y desenfadado sin censura. Desde el principio, si miramos la prensa, ya hubo detractores y defensores. Si acto seguido vemos La piel que habito, realizada 30 años después, observaremos las grandes distancias entre ellas y también algunas de las constantes que se mantienen a pesar del camino recorrido. Veremos cómo el desconocido Pedro Almodóvar de Pepi… entonces con 31 años recién cumplidos, se atrevía a contar lo que conocía bien y con el medio que más le apasionaba, el celuloide, las cámaras de cine, los proyectores, las actrices y actores a sus órdenes... todo ello después de haber vivido de cerca la aventura que supuso Arrebato de Iván Zulueta, película mítica del cine marginal español en la que había participado, y ahora el cine sofisticado hecho con los mejores medios, con grandes presupuestos y con objetivos claros y de largo alcance en todos los sentidos.



Cuatro años después, con ¿Qué hecho yo para merecer esto? (1984), Carmen Maura, Verónica Forqué, Chus Lampeave y el director Gonzalo Suarez convertido en actor, entre otros, ayudaban a colocar con éxito este título en los cines de entonces. Salieron críticos de cine reconocidos apostando abiertamente por Almodóvar y creando una polémica en prensa y radio con sus declarados detractores. Más tarde, con el éxito internacional de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), segunda película producida por El Deseo, Almodóvar era un valor seguro, y a pesar de seguir teniendo muchos enemigos, había inclinado la balanza claramente a su favor y tenía seguidores para poder seguir haciendo cine a su gusto y capricho, con la garantía que le daba tener ya su propia productora. Había conseguido lo más deseado por un autor, no depender de encargos, ni destinar tiempo y esfuerzos a buscar financiación para emprender nuevos proyectos, ni tener que someterse a los criterios de productores ajenos respecto al tipo de cine que el público esperaba de él. Por otro lado se acuñaban frases que definían la importancia de trabajar con este director, como llamar a sus actrices "Chicas Almodóvar". Reunía aquí de nuevo a Carmen Maura y Antonio Banderas, junto a Julieta Serrano, Rossy de Palma, María Baranco, Kiti Manver Loles León y Chus Lampeave y conseguía numerosos premios internacionales.


Para redondear su consolidación definitiva como creador, vinieron los Oscar al mejor director y mejor guión, además de los innumerables premios alcanzados con Todo sobre mi madre (1999), Hable con ella (2001), La mala educación (2004) y Volver (2006); Los abrazos rotos (2009), Almodóvar había afianzado su sello en el mercado internacional, y la mayoría de sus detractores habían silenciado sus críticas o las habían desviado al terreno político o religioso. Al margen de los temas tratados en sus films, había acreditado su altura en varios campos, y su facilidad para conseguir galardones internacionales y extender sus productos a mercados antes nunca conseguidos por directores españoles. Otra constante valorada en sus películas era la calidad que conseguía siempre con el trabajo de los actores y actrices, desde los protagonistas a los secundarios, siguiendo el ejemplo de John Ford. Volvían Cecilia Roth, Marisa Paredes, Penélope Cruz, Chus Lampeave, Antonio Banderas y añadía a su nómina profesionales como Leonor Watling, Javier Cámara, Rosario Flores, Gerandine Chaplin; Lluis Homar, Gaél García Bernal, José Luis Gómez y Lola Dueñas, que daban un nuevo impulso a sus ya altos vuelos y velocidad de crucero.



Pero entre estos grandes éxitos fueron saliendo regularmente otros títulos atrevidos, provocadores, desinhibidos y originales en muchos casos muy cercanos al comic de la movida madrileña; Laberinto de Pasiones (1982), Entre tinieblas (1984), Matador con Asunta Serna, Antonio Banderas y Eusebio Poncela, (1986), La ley del deseo (1987), de nuevo con Banderas, Poncela y Maura como protagonsitas Átame (1989), donde volvían a ser protagonistas Antonio Banderas y Victoria Abril, e incorporaba por vez primera (y última si no me equivoco) a Paco Rabal; Tacones Lejanos (1991), con Marisa Paredes, Victoria Abril y Miguel Bosé; de éxito notable, y Kika (1993) que supuso el mayor revés sufrido hasta entonces por El Deseo y Almodóvar. Pero a pesar de todo, mantenía atento a un público deseoso de ver cada dos años la nueva película de la casa: La flor de mi secreto (1995), con Imanol Arias, Marisa Paredes y Juan Echanove, Carne trémula (1997) (donde Almodóvar fichaba por vez primera a Penélope Cruz y veíamos dar a luz en pleno transporte público, un autobús de la EMT, atendida por la que años después sería su suegra, Pilar Bardem, e incorporaba como protagonistas a Javier Bardem, Ángela Molina, Francesca Neri, Liberto Rabal y José Sancho. En esta nos mostraba una secuencia de Ensayo de un crimen, de su admirado Luis Buñuel, al que homenajeaba al mismo tiempo que reconocía ya su afición por tratar en su cine el tema de la muerte violenta, o las situaciones de vida al límite, las pistolas y el cine en blanco y negro.



Finalmente, con sus dos últimas películas Los abrazos rotos (2009) y La piel que habito (2011) Almodóvar se deja seducir por la sofisticación, los temas escabrosos y polémicos como el cambio de sexo (vaginoplastia por citar el término usado por el cirujano) y hasta cambio total de piel; pero llevando al espectador al quirófano. Vuelve a colocar la muerte en primer plano; el drama como constante, y mantiene la calidad técnica en el primer nivel, con una fotografía perfecta de José Luis Alcaine, a la altura de los mejores fotógrafos del cine español como Nestor Almendros, Teo Escamilla o el italiano Vittorio Storaro, que pusieron su arte al servicio de grandes directores. Música excelente de Alberto Iglesias, el compositor español de música para el cine con más premios y nominaciones, Goyas, Oscar, Globos de Oro... y las fiestas de casi todas sus películas, en las que siempre aparece algún tipo de erotismo y activadores artificiales del ánimo por llamar a las drogas de otra forma, y por supuesto, detalles de sus raíces manchegas y las canciones de artistas indiscutibles que a él y a tanta gente encantan, como Luz Casal, Estrella Morente, Miguel Poveda, Chavela Vargas, y ahora Concha Buika, por citar algunos.



Sigue abordando temas que le apetecen, cuenta historias con mezcla de imposibles y al mismo tiempo cotidianas que hace que el público siga con interés hasta el final las tramas y después piense y comente lo visto, oído y hasta lo sugerido o que ni ha pasado por la cabeza de los autores.

En La piel que habito, vemos de nuevo el gusto de Pedro por los ambientes de hospital, las agujas hipodérmicas, los preparativos para la intervención quirúrgica, las pistolas, la muerte, la belleza masculina, femenina y la intermedia, el colorido de los fondos y los espacios, las locuras que el ser humano puede llegar a cometer.

El cine de Almodóvar garantiza asistir a revisar algo conocido y descubrir algo nuevo, siempre hay sorpresa y alguna sonrisa o carcajada a pesar de los dramas que nos cuente. Cuando acaba la proyección, 120 minutos, se produce la última sorpresa, parte del público sonríe cuando en el ánimo de otros está que hubiera lágrimas. Es seguro que alguien no acostumbrado al cine de Almodóvar se desoriente, y seguro también que los seguidores de su cine esperen que continúe al menos cada dos años mostrando el resultado de su trabajo, eso sí, siempre que sea posible con guiones originales salidos de su imaginación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario