
Y es que In fear no es una mala película, amiguitos. Además, se basa en algo que nos ha pasado a todos y más -si como yo- somos de los que nos negamos a instalar esa máquina del demonio llamada navegador –¿para qué coño están los mapas de toda la vida, es que nos hemos vuelto estupidos?- y tampoco soportamos preguntar a los lugareños. Así que, aun no siendo el thriller del año, creo que es una buena opción para pasar una tarde con el corazón en un puño. Lo malo es que en todas las sinopsis que podéis encontrar de esta cinta –excepto la mía, claro- se incluye un spoiler de –como dicen en mi lengua- la altura de un campanario. Es decir, que si nunca habéis oído hablar de In fear, os tendréis que fiar de mí o dejarla pasar, pero ni se os ocurra buscar de qué va... porque sabréis antes de tiempo algo que, de todas formas –y eso resta originalidad a la película- se intuye enseguida.
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