En California, el que fuese baterista de Red Hot Chili Pippers, Jack Irons, entregaba a Eddie Vedder, su colega de basket, una demo con tres temas de una banda de Seattle. Aquello gustó a Vedder. Escribió letras, grabó las voces y envío el resultado. Gossard y Ament llamaron a Vedder para una audición y quedaron impresionados.
Gossard y Ament eran parte, al mismo tiempo, de Temple Of The Dog, el proyecto que había iniciado Chris Cornell, vocalista de Soundgarden, como tributo a Andrew Wood, el fallecido vocalista de Mother Love Bone. Matt Cameron, el baterista de Soundgarden, y Mike McCready, un guitarrista amigo de Gossard, completaban una formación que llegaría a contar con la presencia de Vedder para dar forma a un artefacto llamado Temple Of The Dog que A&M publicaría en abril de 1991.
Mientras el invento de Cornell cobraba vida, Gossard, Ament y McCready completaban el line up de su nueva banda con Eddie Vedder y el baterista Dave Krusen. Era otoño de 1990 y pronto firmarían por Epic Records con el nombre de Mookie Blaylock, sustituido rápidamente por el de Pearl Jam por temas de licencias.
En marzo de 1991 Pearl Jam entraba en los estudios London Bridge de Seattle para grabar su álbum de debut. Aquel aparato, publicado en Agosto de ese mismo año, se llamaría Ten, y se convertiría en uno de los mejores álbumes de la década, y en algo más.
Rick Parashar, el alma de los estudios London Bridge, produce Ten en compañía de la propia banda. Una excelente producción, algo más embaucadora seguramente que la de esfuerzos posteriores, que además otorga una textura en cierto modo diferente. Al menos hasta que llegó Brendan O'Brien y bordó su trabajo con las remezclas del Ten Redux de 2009, limpiando la voz de Vedder, fortaleciendo las guitarras y dotando al conjunto rítmico de mayor mordiente.
Armados con majestuosos himnos de rock duro y con la poderosa y dolorosa voz de Eddie Vedder, Pearl Jam comenzaba a escribir su historia con la combinación de dos elementos aparentemente tan simples como son buenos temas y accesibilidad, tan difíciles sin embargo de fusionar.
Guitarras agresivas casi al mismo tiempo que melódicas, líneas de bajo plenas de ritmo, batería casi descontrolada y voces guturales pero llenas de belleza, generan un sonido más cercano al hard rock de los 70 que Led Zeppelin, Black Sabbath o Deep Purple hicieron grande, que a cualquier otra cosa.
Aquello fue considerado único, catalogado y etiquetado bajo la tenue ambigüedad del grunge, algo, por supuesto, alejado de la realidad, sobre todo si tenemos en cuenta su proximidad al rock clásico y que Ten carece de los elementos sonoros que definieron a otras bandas de su generación y de su ciudad.
La banda al completo está ensamblada a la perfección en Ten, pero individualmente cada miembro de Pearl Jam tiene su dosis impagable de protagonismo.
Los musculosos riffs de ascendencia bluesy de Stone Gossard beben directamente de los de Jimmy Page o incluso de los de Joe Perry, al igual que el taimado virtuosismo de Mike McCready se cimentó escuchando a Jimi Hendrix y a Steve Ray Vaughan. Ambos ofrecen una impagable colección de riffs y solos en "Ten", y muestran su agresividad o capacidad melódica según lo exija el momento.
El bajo de Jeff Ament y la batería de Dave Krusen obtienen un rendimiento casi perfecto, no sólo como soporte a voces y guitarras, también como parte fundamental del disco, de la misma importancia que sus compañeros de banda.
Y por supuesto Eddie Vedder, una de las voces más impresionantes de la historia del rock, muestra en Ten todo su potencial, aderezado por la frescura de una carrera que no hacía más que comenzar. Poderoso y atormentado, agresivo y tímido, brutal en definitiva.
Ten es un trabajo melódico, extremadamente emocional y muy bien dirigido en el que las letras encajan a la perfección con la música y viceversa. unas letras desgarradoras en las que puede que ligeramente se atisbe un mínimo rayo de esperanza. Vedder escribe historias con fuerza y convicción. Su uso de la imaginería, las metáforas y el lenguaje otorga el balance ideológico que sirve para teñir la música, encajando a la perfección todas las piezas del rompecabezas.
Ten abre con "Once". Su demoledor riff de apertura era un claro aviso para navegantes e indicaba lo que estaba por llegar. La abrasiva voz de Vedder, sus intensos gruñidos, son la guía perfecta para un tema escrito desde el punto de vista de un asesino en serie. La demencial historia de un indigente es suficiente para mantener durante más de cinco minutos la intensidad de un temazo como "Even Flow". Riffs furiosos, espectacular estribillo, dulce interludio, gran solo y épico final para uno de los cortes más emblemáticos de Pearl Jam.
El inicio lento y espacial de "Alive" transporta a un trallazo final de acordes y baterías en el que la interacción de Vedder con las guitarras de Gossard y McCready es casi perfecta. Un poderoso estribillo y un solo final a lo Hendrix de McCready constituyen el envoltorio adecuado para una pieza de coleccionista. Letras poéticas y geniales centradas en la figura de quien llevado a la locura por su madre acaba convertido en asesino. La hipnótica guitarra de "Why Go" acompaña a Vedder en el tortuoso y conflictivo repaso a la vida de una chica. Fabuloso trabajo de la batería de Krusen para un tema feroz y energético.
"Black" son seis minutos de amor y pérdida. Un tema profundo y delicado de bellas guitarras y solemne Vedder. Un inicio esperanzador y luminoso se torna profundo y oscuro al tiempo que el corte crece prácticamente hasta el infinito, dejando paso a la absolutamente épica y emocionante "Jeremy", una pieza que refleja fielmente la manera de escribir de Vedder. Gancho brutal y poderosísimo final para el espantoso relato del suicidio de un chico delante de su clase.
"Oceans" es sereno y bonito, potente y energético. Estribillo adictivo que añade pasión a un tema de cierto aroma a Led Zeppelin. Después "Porch", el tema más cañero del álbum, lleno de intensidad, el único compuesto por completo por Vedder.
La muerte es la excusa para las inmensas armonías y el genial estribillo de "Garden". Tumultuosa al principio pero finalmente melódica y atmosférica por obra y gracia de Ament y Stone, artífices también de "Deep", una composición sobre la droga y el suicidio con un fabuloso slide guitar y un maravilloso solo que sin duda rompe la barrera entre la sutileza y el poder.
"Release" es el tributo personal de Eddie Vedder a su padre, el perfecto final para un álbum memorable. Lento, emocional e introspectivo, es probablemente la gran joya de "Ten".
Esto es Ten, un tremendo álbum, lleno de himnos, de riffs, de solos y ganchos remarcables que se convertiría en uno de los mejores debuts de la historia del rock.
A pesar de su éxito comercial Ten se movió siempre por terrenos pantanosos. El grunge más talibán detestaba su rock de estadio, al tiempo que la legión de hard rockers salidos de la gloriosa etapa final de los 80 les repudió por unas etiquetas que ni siquiera ellos mismos se habían colocado.
¿Grunge?, ¿hard rock?...es indiferente. Ten es un álbum glorioso, de lo mejor de su década y más allá.
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