
Porque sí, hay un par de carreras, y salen Porsches, Ferraris o Audis..., pero el que se crea que estamos ante una especie de Fast and furious a la española -como algunos han pretendido presentarla- está muy pero que muy equivocado. De hecho, disfrazado de thriller, lo que tenemos aquí es la historia de un triángulo amoroso bastante poco original en el que quien sobresale interpretativamente es precisamente el incómodo "cuarto" ángulo, una María Castro como Julia que es la más natural y creíble de todo el reparto. Así que, si queréis pasar un rato agradable –la cinta se deja ver, no se hace larga y es amena- asistiendo a esta historia de amor a tres bandas con personajes planos, preparaos un gintónic y disfrutad de Combustión. Si lo que queréis es oler a goma quemada, gasolina y sentir la adrenalina de la velocidad, mirad una carrera de NASCAR.
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